La creciente prevalencia de alergias alimentarias ha elevado la necesidad de una identificación precisa, estandarizada y científicamente validada de los alérgenos a nivel mundial.
Esta necesidad ha sido especialmente reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y su respaldo al sistema de nomenclatura sistemática liderado por la Subdivisión de Alérgenos de la Unión Internacional de Sociedades Inmunológicas (IUIS).
En regiones como América Latina y la Unión Europea, donde los sistemas regulatorios avanzan hacia la armonización internacional, esta nomenclatura adquiere un papel crítico en:
- el etiquetado de alimentos
- la prevención de reacciones alérgicas
- la trazabilidad
Marco general de la nomenclatura de alérgenos
El sistema de nomenclatura sistemática fue desarrollado para nombrar alérgenos biológicamente relevantes de forma estandarizada y universal, evitando confusión entre términos comerciales, científicos y clínicos. Esta labor está liderada por el Subcomité de Nomenclatura de Alérgenos de la IUIS, con respaldo técnico de la OMS.
Cada alérgeno es nombrado siguiendo una convención estructurada basada en:
- El género y especie del organismo fuente,
- Una abreviatura estándar de tres letras (las dos primeras del género y la primera de la especie),
- Un número asignado cronológicamente.
Por ejemplo:
- Der p 1 = alérgeno 1 del ácaro Dermatophagoides pteronyssinus
- Bos d 8 = beta-lactoglobulina de leche bovina (Bos domesticus)
- Ara h 2 = proteína del maní (Arachis hypogaea)

Estructura y reglas de asignación de nombres
El proceso de inclusión de un nuevo alérgeno a la base de datos de la IUIS implica:
- La caracterización molecular de la proteína candidata
- Evidencia de reconocimiento inmunológico (IgE) en humanos
- Revisión por un comité científico internacional
Una vez aprobado, el alérgeno es incluido en la base de datos oficial de la IUIS, donde se detalla su secuencia, familia de proteínas, relevancia clínica y estudios de referencia.
Esta rigurosidad garantiza la confiabilidad del sistema en todo el mundo. En comparación, nomenclaturas no estandarizadas pueden generar ambigüedad, especialmente en el etiquetado de productos alimentarios y suplementos.

Importancia para la industria alimentaria
En la industria alimentaria, el uso correcto de la nomenclatura sistemática permite:
- Trazabilidad precisa de ingredientes potencialmente alergénicos
- Cumplimiento regulatorio en etiquetado obligatorio y voluntario
- Homologación de estándares en exportaciones hacia mercados regulados como la UE
En América Latina, la armonización con el Codex Alimentarius (FAO/OMS) y la adopción de reglamentos similares a los europeos en países como México, Chile o Argentina, han incrementado la necesidad de una correcta identificación de alérgenos en el etiquetado. Sin embargo, aún persiste una fragmentación normativa que dificulta el control efectivo.
En contraste, la Unión Europea posee un marco robusto (Reglamento (UE) N.º 1169/2011) que obliga a declarar claramente los 14 alérgenos más comunes, con base en nombres científicos y en concordancia con la nomenclatura reconocida internacionalmente.
Por ejemplo, el uso de términos como “proteína de huevo (Gal d 1–Gal d 5)” o “caseína bovina (Bos d 8)” permite una identificación unívoca entre operadores de la cadena alimentaria, laboratorios y autoridades sanitarias.
Aplicación en el diagnóstico y gestión clínica
La nomenclatura sistemática también es crucial en el diagnóstico molecular de alergias, conocido como “component-resolved diagnostics” (CRD), donde se identifican las proteínas específicas que causan sensibilización.
Esta aproximación permite:
- Diferenciar entre alergias reales y sensibilizaciones cruzadas
- Diseñar tratamientos personalizados
- Evaluar riesgos según proteínas termoestables o lábiles
La IUIS clasifica los alérgenos en familias funcionales: tropomiosinas, cupinas, albuminas séricas, entre otras.
Esta información es vital en regiones con gran diversidad alimentaria como América Latina, donde se consumen alimentos autóctonos que aún no han sido completamente caracterizados como alérgenos.
En Europa, el uso de paneles diagnósticos estandarizados con base en nomenclatura IUIS está consolidado en laboratorios clínicos, mientras que en LATAM su adopción avanza, aunque de forma dispar según el país y la infraestructura de salud.
Actualizaciones recientes y base de datos IUIS
La base de datos de la IUIS es una herramienta gratuita, de acceso abierto, que contiene más de 900 alérgenos validados de origen alimentario, ambiental y ocupacional.
Actualizaciones clave recientes:
- Inclusión de nuevos alérgenos del kiwi (Act c 5), lentejas (Len c 1) y sésamo (Ses i 1)
- Clasificación funcional ampliada con base en propiedades bioquímicas
- Mejora en descripciones estructurales para uso en modelado inmunológico
Para la industria de alimentos, mantenerse actualizado con esta base de datos permite:
- Desarrollo de nuevos productos con alérgenos mitigados o alternativos
- Diseño de procesos de manufactura segura
- Cumplimiento con protocolos de exportación hacia países que exigen pruebas de alergenicidad (como miembros del EFTA o socios de la UE)

Retos y perspectivas futuras
Entre los principales retos que enfrenta este sistema en Latinoamérica, se encuentran:
- Desconocimiento del sistema IUIS por parte de operadores alimentarios,
- Falta de capacidad técnica para caracterizar nuevos alérgenos locales (ej. insectos comestibles, frutas tropicales),
- Desfase entre legislación nacional y normativas internacionales.
En la Unión Europea, aunque el sistema está más consolidado, el desafío radica en:
- La gestión de alérgenos emergentes, como proteínas de origen vegetal en productos plant-based
- La armonización de bases de datos nacionales con la IUIS
- Evaluar cómo la inteligencia artificial y la bioinformática pueden integrarse en la predicción de alergenicidad
A futuro, se prevé una mayor convergencia entre la base de datos de la IUIS y los marcos regulatorios del Codex Alimentarius, lo que facilitaría una etiqueta común para productos globales.
Además, se discute la inclusión de biomarcadores inmunológicos junto con la nomenclatura, para afinar aún más la gestión del riesgo.
En regiones como América Latina, avanzar hacia una mayor adopción del sistema fortalecería el comercio internacional, la confianza del consumidor y la gestión del riesgo.
En la Unión Europea, continuar alineando la innovación alimentaria con esta nomenclatura contribuirá a mantener la excelencia en seguridad y trazabilidad.
Por último, la colaboración entre reguladores, industria, laboratorios y organismos científicos será esencial para lograr un ecosistema alimentario global más seguro y transparente para los millones de personas que viven con alergias alimentarias.
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