Salud y economía: ¿Cómo el autocuidado con suplementos puede marcar la diferencia?

La ingesta de suplementos enriquecidos con nutrientes como los ácidos grasos omega-3, la fibra soluble, los probióticos, el cromo y las vitaminas del grupo B (B6, B9 y B12) tiene el potencial de reducir factores de riesgo asociados con diversas condiciones crónicas, tales como enfermedades cardiovasculares, diabetes y trastornos metabólicos.

Estos suplementos no solo mejoran la salud personal, sino que también pueden contribuir a una mayor productividad en el trabajo y reducir la carga económica en los sistemas de salud pública.

Así lo señalaron expertos durante el webinar “El valor económico y social del autocuidado a través del uso de suplementos alimenticios en América Latina”, organizado por Asociación Latinoamericana de Autocuidado Responsable (ILAR).

Sin embargo, en América Latina, aproximadamente el 25% de la población no tiene acceso constante a una alimentación saludable, destacaron los especialistas durante la conferencia virtual.

Como resultado, las carencias nutricionales y la falta de otros elementos esenciales en la alimentación no solo impactan la salud de las personas, sino que también repercuten negativamente en los sistemas de salud y en las economías de los países de la región.

Por lo que subrayaron que los resultados del estudio revelan que el uso de suplementos alimenticios podría tener un efecto positivo tanto en la salud general de las personas como en la sustentabilidad económica de los sistemas de salud en la región.

Aunque su consumo depende del autocuidado responsable, pues es la vía para promover la salud y prevenir enfermedades, no solo a nivel individual, sino también a nivel familiar y comunitario.

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Lanzan estudio

El webinar fue el escenario para el lanzamiento de los resultados regionales de un estudio encomendado por ILAR sobre el impacto de los suplementos alimenticios en la salud y economía de América Latina.

Juan Thomson, presidente de la institución, resaltó que el estudio presentado sobre los beneficios de los suplementos alimenticios y el autocuidado han dejado patente que estos pueden reducir ciertos factores de riesgo y mejorar las condiciones de salud.

Un aspecto que llamó especialmente la atención en el estudio fue el bajo consumo de frutas y vegetales entre los participantes.

Aunque las recomendaciones internacionales sugieren un consumo de entre 200 y 400 gramos de frutas y vegetales al día, solo el 11% de la población en la región cumple con estas pautas.

Esta falta de diversidad en la dieta también afecta el consumo de otros alimentos cruciales como legumbres, granos enteros, pescado, yogur, nueces y semillas, cuyos porcentajes de consumo no superan el 5% en muchos casos.

La deficiencia en estos grupos alimenticios se traduce en un bajo aporte de micronutrientes esenciales, como las vitaminas A, C, D y minerales como el hierro, calcio y zinc, que son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo y para prevenir enfermedades.

Importancia de los suplementos

El evento, contó con la participación de tres expertas: Ana Lucía Croker, magíster en nutrición, quien abordó el rol de los suplementos alimenticios en el autocuidado.

Georgina Gómez, nutricionista con un master en ciencias biomédicas y bioquímicas, habló sobre la relación entre alimentación, nutrición y salud.

Pilar Uisa, magíster en economía de la salud, quien presentó los resultados del estudio y su conexión con la salud pública y la economía.

Crocker explicó la importancia del autocuidado como una herramienta fundamental para mantener un estado óptimo de salud y bienestar.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), refirió, el autocuidado se define como la capacidad de las personas, familias y comunidades para promover y proteger la salud, prevenir enfermedades y enfrentarse a condiciones de salud, con o sin el apoyo de profesionales de la salud.

La experta presentó los resultados de una encuesta realizada por ILAR en 2019 en Argentina, Brasil, Colombia y México, en la que se preguntó a los participantes sobre las acciones que realizaron para cuidar su salud en el último año.

Los resultados mostraron que el 57% de las personas se enfocaron en alimentación saludables y control de peso, el 46% practicaron ejercicio regularmente, y el 42% se centraron en aprender a prevenir y tratar condiciones comunes.

Deficiencia de nutrientes

En tanto, el 75% de los encuestados seleccionó la opción que afirmaba que todas las opciones anteriores eran válidas para promover el autocuidado, lo que incluye tanto a personas con deficiencias nutricionales como a aquellas en etapas específicas de la vida, como niños, mujeres embarazadas, adultos mayores, y todas las personas que deseen mantener su salud y mitigar factores de riesgo a lo largo de su vida.

Otro resultado mostró que el 80% de las personas consideran que el autocuidado es muy relevante, mientras que un 90% declaró querer más información y herramientas para poner en práctica estas estrategias de autocuidado.

Estos datos demuestran que el autocuidado en América Latina se percibe principalmente como un esfuerzo en alimentación saludable y nutrición, lo cual es un indicador positivo para promover hábitos saludables en la región.

Uno de los puntos clave de la presentación fue la importancia de los suplementos alimenticios como una intervención clave en el autocuidado.

Explicó que los suplementos alimenticios son esenciales para reducir brechas nutricionales y factores de riesgo relacionados con ciertas condiciones de salud.

Estos suplementos incluyen productos como probióticos, multivitamínicos, alimentos funcionales y nutracéuticos, que contribuyen a mantener un estado nutricional óptimo y apoyar la salud general de las personas, especialmente en situaciones de deficiencias nutricionales o en etapas específicas de la vida como el embarazo o la tercera edad.

Consideró que a través del autocuidado responsable, es posible empoderar a las personas para tomar decisiones más saludables, contribuyendo a la sostenibilidad de los sistemas de salud en la región.

El binomio alimentación y salud

Georgina Gómez, nutricionista, habló de la estrecha relación entre la alimentación y la salud, resaltando la importancia de incorporar hábitos alimenticios saludables para prevenir enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.

Al tomar la palabra refirió que un estudio publicado en 2018 advertía sobre cómo la alimentación es uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades crónicas no transmisibles, representando el 22% de las causas de mortalidad a nivel global.

Sin embargo, señaló que esta cifra varía significativamente según la región del mundo, con Egipto mostrando las tasas más altas y Japón las más bajas. En América Latina, la mortalidad relacionada con dietas deficientes en nutrientes esenciales, como frutas, vegetales y granos enteros, alcanza un 18 por ciento.

¿Cómo estamos comiendo en América Latina?

Gómez destacó que las principales deficiencias nutricionales en la región están asociadas con alimentación bajas en frutas y vegetales, bajas en granos enteros, bajas en ácidos grasos omega-3, y pobres en fibra.

A su vez, la región enfrenta un alto consumo de sodio, azúcares añadidos, grasas trans, y carnes procesadas, que son factores directamente vinculados a un aumento en las tasas de mortalidad.

La experta subrayó que en muchas naciones latinoamericanas persiste una tendencia preocupante hacia patrones alimenticios no balanceados, lo que contribuye al aumento de enfermedades crónicas. Estos hábitos alimenticios no solo afectan la salud individual, sino que también suponen una carga significativa para los sistemas de salud pública.

Señaló que los suplementos pueden ser una herramienta para completar la ingesta de nutrientes esenciales y promover una nutrición equilibrada.

También mencionó que productos como los suplementos multivitamínicos o los suplementos con ácidos grasos omega-3 juegan ayudan para mantener una mejor salud cardiovascular, así como en la reducción del riesgo de enfermedades metabólicas.

No obstante, el verdadero reto sigue siendo cambiar los hábitos alimenticios a nivel global y regional. Las intervenciones deben ser multifacéticas, involucrando no solo el uso de suplementos, sino también educación nutricional y políticas públicas orientadas a promover dietas más saludables.

“El autocuidado, a través de una alimentación adecuada y el uso responsable de suplementos alimenticios, es fundamental para mejorar la calidad de vida de los individuos y reducir la carga de enfermedades crónicas en la región”, dijo la experta en nutrición.

Durante la conferencia virtual, Pilar Uisa, quien cursa su PhD en Epidemiología y Salud Pública en la Universidad de Utrecht, en los Países Bajos, ofreció una visión de cómo la nutrición y las políticas públicas pueden jugar un papel crucial en la mejora de la salud en la región.

Uisa, con experiencia en el sector público y privado y habiendo trabajado con organismos como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), compartió los resultados de su investigación, destacando los beneficios que América Latina podría lograr al integrar estos factores.

En algunos de estos países, el 18% de la población tiene más de 55 años, lo que representa un reto importante para los sistemas de salud, que deben adaptarse a las necesidades de una población envejecida.

Una población que envejece

Uisa también mencionó que, según encuestas globales como las realizadas por Ipsos, el envejecimiento de la población y la falta de inversión en salud preventiva son las principales preocupaciones de los ciudadanos.

Este panorama refleja una gran carga sobre los sistemas de salud pública, que deben enfrentar no solo enfermedades transmisibles, sino también enfermedades crónicas no transmisibles (ENT), que ya son responsables de la mayoría de las muertes en la región.

Los estudios demuestran que las deficiencias nutricionales que ocurren durante la niñez, por ejemplo, tienen efectos duraderos en la salud futura, afectando el desarrollo físico, cognitivo y metabólico.

Por lo tanto, promover una alimentación saludable y unos hábitos de vida activos desde la infancia es fundamental para reducir las enfermedades crónicas a medida que las personas envejecen.

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