La empresa Bountica desarrolla un conservante a base de proteínas para evitar la descomposición, el deterioro y el desperdicio de alimentos y bebidas perecederos.
De acuerdo con el tecnólogo Maayan Gal y Fabian Trumper, director ejecutivo de la compañía, este conservante de alimentos se basa en la ciencia de la interacción proteína a proteína (PPI), que se aprovecha para evitar el deterioro.
Estas proteínas se pueden integrar en una amplia variedad de aplicaciones alimentarias, como recubrimientos, aunque su calidad inhibidora del deterioro tiene un gran potencial más allá de eso.
El proceso de conservación interfiere con las bacterias que causan el deterioro de los alimentos, lo que inhibe su capacidad de crecimiento. Tomamos algunos principios farmacéuticos y estamos tratando por primera vez de implementar dichas técnicas en la tecnología alimentaria”, explica Gal.
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Conservante seguro para el consumo
Los especialistas declaran que los conservantes son imprescindibles, el problema es que muchos de los conservantes químicos no son tan eficientes como se requiere. Por ejemplo, algunos conservantes solo son activos en un rango de pH muy estrecho.
Deben estar en un ambiente ácido, lo que afecta la comida y el sabor de los consumidores. Otros productos químicos, como los conservantes de ácido benzoico, pueden contribuir a procesos nocivos para la salud, como la fibrilación de proteínas.
Esto significa un par de cosas. En primer lugar, interfiere con vías celulares específicas del organismo. Entonces, para identificar los mecanismos celulares e interferir con esos mecanismos, dificultamos el crecimiento de las bacterias para que no puedan proliferar como lo hacen normalmente”, señala Maayan Gal.
Según la compañía, sus conservantes dependen menos del rango de pH y son seguros para el consumo. Cuentan con péptidos y proteínas que conservan su actividad en condiciones amplias.
Además, agregan técnicas de química de proteínas, como herramientas de ingeniería de proteínas, que pueden aplicar perfiles de actividad específicos a las proteínas para hacerlas más activas a un pH alto o bajo.
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Hacia una producción escalable
La empresa israelí señala que, en términos de ciencia, es muy escalable porque están utilizando procesos clásicos de biofermentación.
Pues dependen de bacterias seguras para producir estas proteínas y moduladores a través de protocolos de biofermentación rentables.
Trumper reconoce que hay obstáculos de los procesos regulatorios para este sistema. Sin embargo, aunque llevará algún tiempo, se podrá enfrentar este reto.
La razón principal es que los reguladores están tratando de descubrir cómo manejar los tipos de proteínas que la compañía ya está desarrollando.
Estamos abriendo nuevos caminos, pero existe una práctica común sobre cómo regular, por lo que confiamos en que pasaremos las pruebas regulatorias”, asevera.
El directivo concluye que están en una posición ideal para tener éxito con este conservante, porque algunas empresas ya están considerando los recubrimientos como una forma de conservar los alimentos.
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