En este nuevo E-book descargable sin costo para profesionales de la industria, nos adentramos en la detección precisa de contaminantes alimenticios y su rol crucial. Aunque los métodos convencionales han sido pilares, su limitada rapidez y sensibilidad han generado la necesidad de nuevas soluciones. Las tecnologías emergentes ofrecen respuestas más rápidas y precisas, aunque su implementación enfrenta desafíos. Sin embargo, se vislumbra un futuro donde estas innovaciones transformen radicalmente la seguridad alimentaria global.
Las enfermedades por alimentos sobrecargan los sistemas de salud y perjudican economías, turismo y comercio. Los controles microbiológicos son esenciales para detectar la presencia de patógenos contaminantes y existen políticas y estrategias de seguridad que velan por la salud del consumidor. Actualmente, uno de los principales retos de las empresas es implementar sistemas de inocuidad y control de calidad que integren monitoreo continuo de contaminantes e identificación de factores de riesgo a lo largo de la cadena.
Entre un 30 y 40% de los alimentos que se producen se pierden o desperdician cada año. Estas cifras representan uno de los principales obstáculos en la meta por alcanzar la seguridad alimentaria y un mundo con Hambre Cero, y también implican pérdidas económicas para productores, minoristas y consumidores. En el escenario global actual, las empresas pueden convertirse en grandes agentes de cambio hacia un modelo de producción sostenible. Para lograrlo, deben conocer estrategias y acciones a emprender.
La inocuidad de los alimentos, la nutrición y la seguridad alimentaria están intrínsicamente relacionadas, por lo que para el 2023 los desafíos sobre la inocuidad seguirán tomando relevancia. Pero ¿en qué deben estar preparadas las empresas de alimentos para enfrentarlos? Una de las herramientas son los programas de aseguramiento de la calidad que ayudan a garantizar la seguridad del producto y la satisfacción de los consumidores.
Debido a la importancia que está adquiriendo el cálculo de la huella de carbono en el agro y en el sector alimentos, es preciso entender por qué se considera un indicador de contribución al calentamiento global desde los procesos de producción de alimentos hasta la problemática alrededor del traslado de alimentos (transporte y logística), así como las estrategias para su reducción.
El control de calidad es un factor clave para garantizar que los consumidores adquieran alimentos seguros. Su fin es proteger al consumidor y garantizar los requisitos mínimos de calidad e inocuidad. Tras el Covid-19, se pone mayor atención en cómo se administran y obtienen los alimentos. Un pequeño incidente puede comprometer la calidad y la imagen de la marca, y el rechazo o retiro del mercado de un producto puede tener un efecto devastador, por lo que el control de calidad es indispensable.
El Covid-19 cambió la forma en que millones de personas compran y preparan sus alimentos. En la medida que el mundo retoma actividades y se extiende la aplicación de vacunas, la mayoría de los expertos concuerdan en que la salud y la sostenibilidad serán las principales exigencias de los consumidores en la era post pandemia.