En 2017 se realizó un estudio que cuantificó la pérdida y desperdicio de alimentos en México. Financiado por el Banco Mundial y liderado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), reveló el impacto del desperdicio en las dimensiones económica, medioambiental y social.
“El estudio arrojó que cada año la pérdida y desperdicio de alimentos asciende a más de 20 millones de toneladas de alimentos aptos para consumo humano a lo largo de toda la cadena de valor”, apunta Mariana Jiménez, Directora de Alianzas Estratégicas en Innovación de la Red de Bancos de Alimentos de México (BAMX).
“Esa cifra equivale a 34% de los alimentos que se producen México. Hubo una actualización reciente a finales del 2020, en el que ya se habla de cerca de 24 millones de toneladas de alimentos”, agrega.
Si se habla a nivel global, dice la experta, un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) señala que:
- Aproximadamente 37% de los alimentos que se producen a nivel global.
- Eso equivale a más de 2,500 millones de toneladas de alimentos aprovechables.
En México, 34% de los alimentos que se producen no llegan hasta el consumo final por diferentes razones. Algunas de ellas son:
- Poca tecnología en el campo.
- Falta de intención de compra justa.
- Caminos intransitables.
- Transportes inadecuados.
Impacto de la pérdida y desperdicio de alimentos
De acuerdo con la experta:
- En términos económicos, la pérdida y desperdicio de alimentos en México asciende a 491 mil millones de pesos, es decir, aproximadamente el 2.5% del Producto Interno Bruto, lo que representa producir alimentos que no llegarán al consumidor final.
- La pérdida y desperdicio de alimentos genera aproximadamente 36 millones de toneladas de CO2, equivalente a lo que generan 15.7 millones de automóviles (flota vehicular de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara), durante un año.
- En cuanto a la huella hídrica que deja la pérdida y desperdicio de alimentos, se habla de que en México la cantidad de agua que se destina para producir alimentos que no van a ser consumidos, equivale a abastecer al 100% de la población mexicana de agua durante 2.4 años.
- Todo esto sucede mientras más de 28 millones de mexicanos viven en inseguridad alimentaria. Por lo tanto, la pérdida y desperdicio de alimentos en México es un tema que merece mayor atención e intervenciones urgentes, agresivas, disciplinarias e intersectoriales.
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Alimentos que más se desperdician en el mundo
“El estudio de la WWF indica que a nivel global el 50% del desperdicio se encuentra en la producción del campo. El reporte del Banco Mundial analizó 34 alimentos de la canasta básica, incluidos abarrotes, verduras, frutas y granos básicos”, destaca Jiménez.
Lo que mostró dicho reporte, señala la directiva, es que en el campo hay una mayor pérdida de frutas y verduras. Por ejemplo:
- El aguacate y la papa son los alimentos que más se pierden en el campo.
- Les siguen el chile, jitomate y pepino.
- En el caso de las frutas, el plátano, la guayaba, el mango, la manzana, la uva y la piña, son de los que más se pierden en el campo.
Hablando de la pérdida de alimentos procesados, de acuerdo con Jiménez, los que más se desperdician en México son:
- El pan y los derivados del trigo.
- Seguidos de la leche, tortillas, pescado, carne de res, de puerco y de pollo.
“En total lo que se desperdicia son 42 mil kilos por minuto de alimentos perfectamente aprovechables. El estudio no contempla las mermas (cáscaras o cascarones de huevo, de plátano, etcétera) sino toda la masa aprovechable que terminan en la basura”, subraya.
En este contexto, ¿cuál es el efecto que tiene el desperdicio de alimentos en la alimentación? Jiménez señala que:
- El resultado son cadenas agroalimentarias no sostenibles o no resilientes.
- El hecho de que se pierdan y desperdicien alimentos hace que haya menos alimentos disponibles.
- Al haber menos alimentos disponibles para la venta, el precio de estos alimentos se incrementa y se vuelven poco accesibles para personas que tienen menos recursos económicos.

¿Cómo combatir el hambre y reducir la pérdida y desperdicio de alimentos?
“El objetivo misional de la Red de Bancos de Alimentos en México (BAMX), es operar un modelo logístico de rescate de alimentos sostenible y sustentable, que actualmente permite la recuperación de más de 174 millones de kilos de alimentos aprovechables que son redistribuidos a cerca de 2 millones de personas”, señala.
“A través de los 55 bancos de alimentos, se rescatan, recuperan y redistribuyen alimentos dignos y se entregan en forma de paquetes alimentarios o nutricionales a personas que viven en inseguridad alimentaria, que previamente fueron identificadas a través de un estudio socioeconómico”, añade.
Además de ese modelo, el cual tiene por objetivo reducir el la pérdida y desperdicio de alimentos y con ello contribuir a reducir el hambre, el BAMX también tiene programas estratégicos para mover estos indicadores de inseguridad alimentaria y desperdicio de alimentos alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Uno de esos programas estratégicos es “Pacto por la comida”:
- Una iniciativa basada en una metodología de acuerdos voluntarios que actualmente se implementa en países como Reino Unido, Indonesia, Filipinas, Australia, Sudáfrica y Estados Unidos.
- México es el primer país de América Latina en implementar esta metodología de acuerdos voluntarios que busca para 2030 reducir al 50% el desperdicio alimentos proveniente de los productores y distribuidores de alimentos.
- Este programa arrancó operaciones en México en marzo de 2021. Actualmente ya cuenta con 16 firmantes que incluyen a la industria alimentaria, retail o tiendas de autoservicio con la intención de identificar en dónde se encuentran esos puntos críticos de control que originan el desperdicio de alimentos.
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Retos y estrategias para disminuir la inseguridad alimentaria en México
La inseguridad alimentaria tras la pandemia ha incrementado. “En 2018 se hablaba que había 25.5 millones de personas en inseguridad alimentaria. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en 2020 ya se hablaba de que había más de 28 millones de personas en inseguridad alimentaria”, advierte.
¿Cuál es la estrategia? Jiménez señala tres aspectos fundamentales:
- Tratar de llegar a más personas con más y mejores alimentos, que además sean dignos y se puedan aprovechar al máximo.
- Realizar alianzas con diferentes empresas y aliados de la industria alimentaria, pero también con cámaras, consejos y asociaciones que permitan extender la cobertura de rescate y recuperación de alimentos.
- Concientizar a las personas sobre esta problemática y hacerla visible. Tanto el hambre como el desperdicio de alimentos están totalmente normalizados a los ojos de la sociedad, pero como consumidores se debe ser consciente del impacto que generan.
“Por otro lado, existe el gran reto de fortalecer al campo mexicano, de asegurar que haya más subsidios, apoyo económico, tecnología, capacitación, precios justos para las cosechas, sobre todo, teniendo en cuenta la cantidad de recursos materiales, económicos y humanos que se destinan para producir los alimentos que no se aprovechan y terminan en la basura”, asevera.
“Otro desafío es generar políticas públicas que permitan operar y reconozcan a organismos como el BAMX que se dedican de manera eficiente, transparente y profesionalizada a recuperar alimentos y atender a la población que más lo necesita”, recalca.
En todo el mundo se han tejido múltiples iniciativas enfocadas en acabar con esta situación. Los bancos de alimentos son una de ellas. Su labor es rescatar comida y entregarla a la población vulnerable.
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