Las modificaciones a la NOM 051 tienen como objetivo establecer un etiquetado frontal que advierta, de forma clara y veraz, sobre el contenido de nutrimentos críticos e ingredientes que representan riesgos para la salud en un consumo excesivo.
En entrevista para Énfasis Alimentación, la doctora Sara Valdés, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que “no era necesario modificar esta ley, pues de acuerdo con la Ley Federal sobre Metrología y Normalización las normas deben revisarse cada cinco años, pero esto no quiere decir, bajo ningún motivo, que la norma deba cambiarse”.
La especialista indica que está demostrado que al mexicano no le interesa lo que dice el etiquetado frontal, lo más que lee son las calorías. “Pero el etiquetado que tenemos actualmente es un tanto confuso porque habla de porciones, de gramos, entonces si no están empatados el consumidor se confunde, aunado a que hay términos que no maneja”, señala.
Aunque existe la NOM 043 sobre orientación alimentaria, el consumidor común no la conoce y, como consecuencia, no entiende todos los términos que están de alguna manera plasmados en el etiquetado de alimentos. “El problema es que el consumidor no está educado sobre lo qué es una dieta sana, sólo se le dice que coma sanamente, sin embargo, no se le explica en qué consiste una porción sana”, refiere.
En este contexto de la modificación del etiquetado de alimentos surge una interrogante: ¿cómo se le enseña al consumidor de qué tamaño es la porción? Sólo se dará información en cuanto al contenido de cada 100 gramos de un producto, lo que quiere decir que la misma información la tendrá una bolsa grande y una pequeña.
Punto clave en la modificación de la NOM-051
Se está utilizando como base una tabla de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que indica que cualquier dieta que el consumidor quiera llevar está basada en una tabla llamada Perfiles Nutrimentales para la Declaración Nutrimental Complementaria. Estas recomendaciones pretenden que se apliquen a productos individuales.
Para la doctora Valdés, esto significa que si se consume una manzana, que si bien es un producto que aporta vitaminas, minerales, azúcares, etcétera, no puede ser balanceada en lo referente al aporte de todos los ingredientes que requiere una dieta. Lo mismo sucede al beber un vaso de leche porque tampoco estará balanceado con una dieta de 2 mil kilocalorías.
“Lo importante es el balance y, en esta propuesta lo que se pide es que haya alimentos perfectamente balanceados, es decir, si se consumen 10 alimentos en el día con esos ya se cumple. Eso no es lógico porque hay alimentos que aportan vitaminas y minerales, otros aportarán azúcares, grasas y proteínas, entonces es diferente. Por lo cual, se está cometiendo un error".
En este caso, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) ha dado las pautas sobre las porciones para los mexicanos, sin embargo, los consumidores utilizan la porción que quieren y no la que necesitan. Por lo tanto, el hecho de que cualquier producto venga por 100 gramos y sea la misma información tanto en un paquete grande o pequeño, esto no va a educar al consumidor.
Esta nueva normativa podría impactar en los hábitos de compra del consumidor, quien castigará al que hace las cosas bajo las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y con controles industriales, y se va a inclinar por las opciones más fáciles como comprar productos a granel, no por quienes cumplan con la regulación.
“Hicimos una tesis al respecto y el consumidor no compraba el producto de una marca líder sino el más barato porque lo puede pagar. Entonces el problema real del etiquetado es que no hay educación, por ello es preciso educar al consumidor y enseñarle qué es lo que debe comer y qué es lo sano para él. Una situación que no es nueva, pero no se ha abordado en su totalidad", enfatiza la académica.
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¿La NOM 051 impulsará el consumo saludable?
“Las modificaciones a la NOM 051 no promoverán el consumo saludable porque la gente no va a leer la etiqueta, y si lo hace no la entenderá, se asustará y seguirá con sus mismos hábitos alimenticios. La razón es porque no se está educando y no hay campañas sobre el tema", apunta.
Valdés indica que para esta normativa no se está brindando información y el consumidor debe entender cuál es la relación entre las grasas saturadas, las grasas trans y el colesterol, lo que no se ha explicado en todo este proceso.
De acuerdo con la especialista, algunas compañías han realizado el ejercicio de disminuir el contenido de azúcar en cereales para el desayuno, el resultado es que al consumidor no le gusta y no lo compra, pues espera que tenga el mismo sabor. Al reducir su contenido de grasa, azúcar y otros ingredientes, el producto ya no es el original, por ende pierde identidad.
Uno de los desafíos que enfrentará la industria de alimentos a partir de la modificación a la norma es la satanización de los productos industrializados porque no se contará con información. Por ejemplo, una forma de bajar el contenido calórico es utilizar edulcorantes, los cuales no son dañinos para los niños, pero en México se debe poner una leyenda precautoria que diga que contiene edulcorantes no recomendables para los niños.
“Puedo estar o no de acuerdo con esta advertencia, pero como industrial no le puedo poner un edulcorante sintético o natural porque de todos modos se requiere una advertencia. Sin embargo, no hay una estrategia de educación dirigida a toda la población y mientras no exista el problema continuará", expresa la nutrióloga.
El etiquetado frontal en Latinoamérica
Este etiquetado ya se ha implementado en Chile, aunque todavía no se puede hablar de resultados, ya que aún no es muy claro el impacto. “Puedo garantizar que si se hiciera una encuesta en todos los segmentos de la industria alimentaria, se referirán pérdidas y disminución de consumidores. Sin duda, la industria brinda trabajo, y no es malo tomar refresco, el problema es vivir con el”, declara Valdés.
La clave es educar al paladar para poder hacer una transición, la cual está diseñada para realizarse en un tiempo aproximado de seis años, sin embargo, es un tiempo corto porque la mayoría de las recomendaciones se va a 10 años.
El modelo de Chile y el de México es el mismo porque están utilizando la misma tabla, pero ésta no contempla las recomendaciones con las que originalmente fue hecha: para el consumo durante el día. El problema es que dicha tabla se aplicará a cada producto, cuando en realidad debe ser para la dieta del día a día que definitivamente no debe rebasar las 2500 kilocalorías, y si se supera se debe hacer alguna actividad para gastar esa energía extra, por ejemplo con ejercicio.
“Lo más importante es que cualquier campaña de etiquetado no servirá de nada sino va acompañada de educación y eso es exactamente lo que yo no veo porque lo único que dicen los anuncios es “para que estés mejor informado”, pero no definen exactamente todos los términos", enfatiza.
Sara Valdés afirma que "las tendencias en México y Latinoamérica se están alineando a este etiquetado frontal. Ya lo están tratando de sacar en Uruguay y en varios países, pero preocupa que no se esté tratando una parte muy importante como lo es la educación del consumidor. Es necesario pensar en estrategias que nos hagan menos sedentarios, ya que es parte del gran problema".
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