El hexano está autorizado para su uso como disolvente de extracción en la producción de alimentos e ingredientes alimentarios en virtud de la Directiva 2009/32/CE.
A raíz de una solicitud de la Comisión Europea, la EFSA evaluó la necesidad de una reevaluación de su seguridad, que fue abordada por el Comité Científico de la Alimentación Humana (SCF) en 1996.
Con este fin, la EFSA se centró en la composición del hexano, sus efectos adversos toxicológicos comprobados y potenciales, y la posible exposición de los consumidores.
El hexano técnico se define en la Directiva como “un producto comercial que consiste esencialmente en hidrocarburos saturados acíclicos que contienen seis átomos de carbono y que destilan entre 64 °C y 70 °C”.
No se han definido las especificaciones, incluyendo la identidad y la fracción de los constituyentes. Se informa que el n-hexano es el constituyente principal.
Las impurezas pueden ser motivo de preocupación, ya que podrían transferirse al alimento extraído, dependiendo de sus propiedades fisicoquímicas y del procedimiento de extracción.
Una evaluación de la exposición basada en los límites reglamentarios mostró que la exposición de lactantes, niños pequeños y otros niños podría ser superior a la considerada por el SCF. En cuanto a la genotoxicidad, la EFSA reiteró la ausencia de preocupación.

¿Por qué el hexano se utiliza en los alimentos?
El hexano es un disolvente derivado del petróleo ampliamente utilizado en la industria alimentaria, en particular para extraer aceites de semillas como la soja, la colza y el girasol.
Tras triturar las semillas, se mezclan con hexano, lo que extrae el aceite de forma muy eficiente. Posteriormente, el aceite pasa por una serie de etapas de refinación que eliminan casi por completo el hexano antes de llegar a los supermercados.
Según la legislación de la UE, el límite máximo de residuos de hexano es de 1 mg/kg de aceite. Por eso no se encuentra hexano como ingrediente en la lista de ingredientes de los alimentos: no es un aditivo alimentario, sino una ayuda técnica en la producción de alimentos.
Las preocupaciones sobre el hexano incluyen posibles riesgos para la salud y su impacto ambiental. Los residuos de hexano en los alimentos suelen ser muy bajos, pero estudios de seguridad obsoletos podrían no abordar completamente los efectos de la exposición a largo plazo.
Se ha demostrado que el hexano daña los sistemas nervioso, reproductivo y endocrino en estudios con animales y casos de exposición en el lugar de trabajo.
Ambientalmente, el hexano contribuye a la contaminación atmosférica y a la formación de smog debido a su volatilidad, lo que provoca problemas respiratorios e irritación ocular.
El hexano también se deriva de combustibles fósiles no renovables, lo que aumenta su impacto ambiental.
Sin embargo, el hexano sigue siendo popular debido a su eficiencia, rentabilidad y mayor rendimiento de aceite en comparación con la extracción mecánica, lo que podría conducir a un aumento de la producción agrícola y la deforestación.

Cómo puede ocurrir la exposición de este ingrediente
Por lo general, el hexano no se encuentra en la mayoría de los alimentos ni en el agua para beber, por lo que no es probable que ocurra una exposición al comer o beber.
Debido a que los aceites para cocinar se procesan con solventes que contienen esta sustancia, puede que se encuentren cantidades muy pequeñas de esta sustancia química en esos productos.
Sin embargo, los niveles presentes en el aceite para cocinar son muy bajos como para causar efectos en el consumidor.
Quienes viven cerca de sitios de desechos peligrosos que contienen la sustancia o cerca de las instalaciones que fabrican, procesan o la almacenan podrían estar potencialmente expuestas.
Debido a las propiedades químicas del hexano, la forma más probable de que alguien quede expuesto es al respirar aire contaminado con el químico. Es menos probable la exposición por la ingestión de agua contaminada de pozos privados.

Alternativas al hexano en alimentos
Aunque la industria de alimentos señala que prácticamente todo el químico se elimina antes de que la proteína de soya llegue al mercado, para algunos el uso de hexano fue un factor decisivo para no consumirla.
En ese sentido, una alternativa atractiva al hexano es la proteína de arvejas, que no requiere productos químicos durante el proceso de producción. También el cultivo de origen, los guisantes amarillos, son abundantes y valorados por los agricultores.
De acuerdo con un productor de guisantes, las arvejas son un grano noble y bastante fáciles de cosechar. El clima relativamente seco es bueno para la producción de campos de legumbres: guisantes, frijoles y lentejas son comunes en Norteamérica.
¿Qué dice la legislación?
El hexano está autorizado por la legislación vigente de la UE para su uso como disolvente de extracción en la producción de alimentos, sujeto a estrictos límites de residuos (1 mg/kg para aceites).
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria publicó un informe técnico en 2024, en el que se señala la necesidad de datos actualizados sobre exposición y residuos, pero aún no se recomienda su prohibición.
Al organismo se le otorgó un mandato completo para reevaluar exhaustivamente el hexano, cuyos resultados se esperan próximamente. Hasta entonces, las evaluaciones de seguridad actuales siguen siendo válidas y los productos que utilizan hexano siguen considerándose seguros según la normativa vigente.
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