Los probióticos son bacterias vivas y activas que pueden hacer posible el uso de alimentos fermentados lo que conllevaría a tener grandes beneficios para la salud. Incluso, existen pruebas que respaldan su uso para determinados trastornos intestinales.
Algunos de los beneficios comprobados son:
- Mejoran la digestión. Los probióticos eliminan toxinas y gérmenes, evitando que se acumulen y dañen los intestinos u otros órganos, según Betty Kovacs, del New York Obesity Nutrition Research Center.
- Podrían ayudar a prevenir el cáncer. Al eliminar toxinas y gérmenes, los probióticos protegen las células del intestino, reduciendo los daños y evitando la aparición de tumores, señaló Linda Brady, de la Universidad de Minnesota.
- Mejoran el sistema inmune. Las colonias de bacterias benéficas de los intestinos mejoran la respuesta inmune del cuerpo, al estimular la producción de glóbulos blancos, organismos destinados a combatir gérmenes e infecciones, explicó Honglin Dong, de la Universidad Reading, en Inglaterra.
- Combaten las alergias. Las reacciones alérgicas se deben a un desbalance en el sistema inmunológico. Ante ello, una cantidad adecuada de probióticos en el intestino es capaz de regular su funcionamiento y disminuir este tipo de episodios, aseveró Elizabet Furrie, del Hospital Ninewells, en Inglaterra.
SVZ impulsa el uso de los alimentos fermentados
Junto a los probióticos, los alimentos y bebidas fermentadas están ganando tracción gracias a su fuerte vínculo con los prebióticos, un tipo de fibra que estimula el crecimiento de bacterias intestinales.
Pieter Spanjers, el director general de la empresa SVZ, explica sobre las formulaciones del proveedor en tecnología alimentaria fermentada junto con otros desarrollos de ingredientes a base de frutas y verduras.
"Hemos estado explorando ingredientes fermentados para su uso en bebidas y aplicaciones lácteas: nuestro último invento es con remolacha roja", detalla Spanjers.
Bacterias de etiqueta limpia
Las bacterias del ácido láctico se añaden al puré de remolacha NFC de SVZ, que se alimenta de los azúcares naturales de la remolacha, creando ácido láctico.
Este proceso no sólo ayuda con la preservación, sino que también mejora el perfil nutricional del puré, al tiempo que reduce el contenido de azúcar.
Dado que el ácido láctico se origina naturalmente en el proceso de fermentación, no tiene que ser incluido en la etiqueta, dando como resultado un producto 100 por ciento natural, con un sabor más suave y un estado de etiqueta limpio.
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