En entrevista, Javier Pérez, Director de Desarrollo de Negocios para Latinoamérica en los Sectores de Aves, Carnes Procesadas y Ahumadas de Sealed Air, habló sobre la seguridad alimentaria y la higiene en la cadena y plantas de procesamiento de alimentos y bebidas.
Si hablamos de seguridad alimentaria, ésta tiene que ver con toda la protección del producto, manejar su inocuidad, así como hacer todas las intervenciones tanto de higiene como de empaque en una planta de proceso, por ejemplo, señaló Javier Pérez.
Destacó que en el actual escenario de seguridad alimentaria (en plantas que procesan alimentos y bebidas) existe una conciencia mucho mayor del impacto que tiene justamente la seguridad, incluso en las partes de las plantas que manejan proteínas.
Cada vez hay un mayor número de procesadores de carne que se integran al registro Tipo Inspección Federal (TIF), lo cual es una garantía de que esa planta tiene todas las condiciones para operar, indicó.
Explicó que en el caso de las plantas de bebidas (alcohólicas, no alcohólicas o lácteas), se trata de una industria con altos estándares de protección y con mayores y mejores certificaciones.
Por otro lado, en contraste México todavía tiene un rezago en otros aspectos, por ejemplo: en carnes de aves que todavía tenemos mucho manejo de ese producto que no está empacado y que llega a los mercados públicos. Ése puede ser un tema de consideración al no tener productos que estén protegidos o que no están completamente seguros porque no vienen de una cadena de suministro requerida para tener una protección del producto, refirió.
Extensión de vida útil en el anaquel
En cada proyecto o cada posibilidad de empaque hay promotores de valor. Uno de ellos es la extensión de vida en anaquel. Por ejemplo, una charola de carne que se empaca en los supermercados es una operación normal, y eso se hace en cada tienda. Cada supermercado cuida las condiciones de higiene, pero no es exactamente lo mismo como pudiera ser en una planta procesadora, indicó el especialista.
Añadió que ese producto en el anaquel dura entre dos y tres días, después se tiene que eliminar porque ya hay una intervención del oxígeno en el ambiente, hay decoloración e incluso puede haber un cierto deterioro en el producto.
Ese producto se va a otro destino que puede ser el desperdicio, eso ya es una merma. Si nosotros tomamos en cuenta ese ejemplo, sabemos que hoy existen sistemas que pueden alargar la vida de ese producto hasta 10 o 12 días, y que se va a mantener en las mismas condiciones de cuando fue envasado, explicó.
Comentó que esto se logra con la ayuda de sistemas como empaque en vacío o empaque en atmósferas modificadas, controladas.
Tenemos que mostrar un beneficio y la vida en anaquel no es nada más la extensión, sino el impacto económico que podría tener en una ciudad como México, donde es conveniente tener productos listos para el anaquel, puntualizó.