El 22 abril de 2025, el Secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EE. UU., Robert F. Kennedy Jr., y el Comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), Marty Makary, anunciaron un plan ambicioso para eliminar gradualmente todos los colorantes sintéticos a base de petróleo del suministro de alimentos de la nación para finales de 2026.
La intención declarada es revisar y potencialmente revocar la autorización de aditivos que, aunque previamente aprobados, ahora son objeto de un escrutinio renovado bajo una nueva administración.
El plan se centra en eliminar para finales de 2026 los seis colorantes sintéticos más utilizados:
- FD&C Blue No. 1 (Azul Brillante)
- FD&C Blue No. 2 (Indigotina)
- FD&C Green No. 3 (Verde Rápido)
- FD&C Red No. 40 (Rojo Allura)
- FD&C Yellow No. 5 (Tartrazina)
- FD&C Yellow No. 6 (Amarillo Ocaso)
"En los próximos meses" se iniciará el proceso regulatorio formal para revocar la autorización de dos colorantes con usos muy limitados:
- Citrus Red No. 2 (utilizado solo para colorear cáscaras de naranja)
- Orange B (aprobado únicamente para tripas de salchichas)
Contexto e impulsores
Esta iniciativa se enmarca en la campaña más amplia "Make America Healthy Again" (MAHA). El anuncio surge en un contexto de creciente activismo. Varios estados, notablemente California y Virginia Occidental, ya habían promulgado o estaban considerando legislación para prohibir o restringir ciertos colorantes sintéticos.
Además, grupos de defensa de la salud pública y del consumidor, como el Center for Science in the Public Interest (CSPI), han ejercido una presión considerable para la eliminación de estos aditivos, citando preocupaciones sobre la salud infantil.
Justificación declarada
La administración fundamenta su decisión principalmente en la protección de la salud infantil. El Secretario Kennedy describió los colorantes sintéticos como "compuestos venenosos" y "químicos a base de petróleo" que "no ofrecen ningún beneficio nutricional" y plantean "peligros reales y medibles" para la salud y el desarrollo de los niños.
El Comisionado Makary se hizo eco de estas preocupaciones, vinculando los colorantes a "epidemias" infantiles de diabetes, obesidad, depresión y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), y subrayando la necesidad de "salvaguardar la salud de nuestros niños".
Se citan estudios que indican una posible relación con problemas neuroconductuales como hiperactividad y déficits de atención.
La justificación científica para la eliminación de los colorantes sintéticos es un área de intenso debate, centrada principalmente en los posibles efectos neuroconductuales en niños.

Evidencia que vincula los colorantes con efectos neuroconductuales
La preocupación central que impulsa la política es la posible asociación entre la ingesta de colorantes sintéticos, especialmente Rojo 40, Amarillo 5 y Amarillo 6, y problemas neuroconductuales en niños, que incluyen hiperactividad, falta de atención, inquietud y exacerbación de los síntomas del TDAH.
El Estudio de Southampton (McCann et al., 2007) examinó los efectos de dos mezclas diferentes de colorantes artificiales (incluyendo Amarillo 5, Amarillo 6, Rojo 40. Junto con otros no aprobados en EE. UU. como Carmoisina y Ponceau 4R) y el conservante benzoato de sodio en niños de 3 y 8-9 años de la población general.
Los resultados sugirieron una asociación entre el consumo de estas mezclas y un aumento de la hiperactividad, evaluada por padres y maestros.
Este estudio fue un catalizador clave para la regulación en la Unión Europea, que exige una etiqueta de advertencia en los alimentos que contienen seis colorantes específicos (Rojo 40, Amarillo 5 y Amarillo 6), indicando que "pueden tener un efecto adverso sobre la actividad y la atención en los niños".
Sin embargo, el estudio también recibió críticas y sus limitaciones fueron reconocidas. La EFSA, en su evaluación inicial, concluyó que el estudio proporcionaba "evidencia limitada" y presentaba "incertidumbres considerables".
La Oficina de Evaluación de Riesgos para la Salud Ambiental de California (OEHHA) llevó a cabo una revisión sistemática exhaustiva de la literatura científica.
Su informe concluyó que los siete principales colorantes sintéticos FD&C (los seis principales más el Rojo 3) "pueden causar o exacerbar problemas neuroconductuales en algunos niños". OEHHA recomendó tomar medidas para reducir la exposición de los niños a estos colorantes.
Varios metaanálisis, incluyendo algunos patrocinados por la industria alimentaria, han examinado la evidencia acumulada.
En general, estos análisis sugieren un efecto pequeño, pero estadísticamente significativo de los colorantes artificiales sobre la hiperactividad o los síntomas del TDAH en niños sensibles.

Postura histórica de la FDA
A pesar de la evidencia acumulada que sugiere un vínculo, la postura histórica de la FDA, mantenida hasta poco antes de este anuncio, era que "la totalidad de la evidencia científica muestra que la mayoría de los niños no tienen efectos adversos" y que no se podía establecer una relación causal definitiva entre los colorantes y los problemas de comportamiento.
Un comité asesor de la FDA en 2011 concluyó que la evidencia científica era inadecuada para respaldar tal vínculo.
La industria de colorantes y alimentos se alinea con esta visión histórica, argumentando que los colorantes han sido rigurosamente estudiados, demostrados como seguros y aprobados por autoridades sanitarias globales.
La Asociación Internacional de Fabricantes de Colorantes (IACM) declaró que el plan de HHS/FDA "ignora la evidencia científica". Las críticas a los estudios que vinculan los colorantes con efectos adversos a menudo señalan debilidades metodológicas, inconsistencia en los resultados, tamaños de efecto pequeños y falta de relevancia clínica clara de los cambios conductuales observados.
El debate científico subyacente parece reflejar un conflicto entre diferentes enfoques regulatorios y la interpretación del peso de la evidencia.
El cambio de política de HHS/FDA parece inclinarse hacia un enfoque precautorio, dando prioridad a los riesgos potenciales destacados por estudios específicos como el de OEHHA y por grupos de defensa, incluso si la evidencia no es universalmente aceptada como concluyente por todos los organismos reguladores.
La postura histórica de la FDA y los argumentos de la industria se basan en un enfoque tradicional de "peso de la evidencia", que requiere pruebas más concluyentes de daño, a menudo derivadas de estudios toxicológicos a largo plazo que establecen IDAs seguras.
Otras preocupaciones de salud
Aunque el debate principal se centra en los efectos neuroconductuales, se han mencionado brevemente otras preocupaciones de salud en relación con algunos colorantes sintéticos:
- Carcinogenicidad: Las revisiones de la FDA y/o EFSA a menudo han concluido que la evidencia no era concluyente o el riesgo no era significativo para los humanos.
- Reacciones alérgicas/Hipersensibilidad: Se ha informado que el Rojo 40, Amarillo 5 y Amarillo 6 pueden causar reacciones de tipo alérgico o hipersensibilidad.
Es importante señalar que las agencias reguladoras como la FDA y la EFSA han revisado estas preocupaciones y, en general han determinado que los colorantes aprobados son seguros en los niveles de uso permitidos.
Enfoque de la Unión Europea (UE)
La UE, a través de la EFSA, ha adoptado un enfoque matizado. Si bien permite el uso de muchos de los mismos colorantes sintéticos que EE. UU. pretende eliminar existen diferencias clave.
La diferencia más significativa es el requisito de etiquetado obligatorio introducido tras la publicación del estudio de Southampton. Esta medida, aunque no es una prohibición, ha incentivado a muchos fabricantes europeos a reformular sus productos utilizando alternativas naturales para evitar la etiqueta de advertencia.
Enfoque canadiense
Canadá, similar a la UE en algunos aspectos pero diferente en otros, también permite el uso de la mayoría de los colorantes sintéticos que EE. UU. busca eliminar, aunque con usos y límites máximos especificados en sus regulaciones.
Health Canada ha declarado que sus evaluaciones de seguridad están alineadas con las de otros reguladores internacionales y con las normas del Codex. En Canadá, es obligatorio declarar los colorantes alimentarios en la etiqueta del producto.
A diferencia de la UE, Canadá no exige una etiqueta de advertencia específica relacionada con la hiperactividad.
La propuesta de eliminar los colorantes sintéticos para finales de 2026 presenta desafíos monumentales para la industria alimentaria estadounidense, generando reacciones encontradas y preocupaciones significativas sobre la viabilidad, los costos y el impacto operativo.

Respuesta y resistencia de la industria
La reacción de los grupos industriales ha sido mayoritariamente crítica, aunque con algunos matices.
- Seguridad y base científica: Insisten en que los colorantes sintéticos aprobados son seguros, han sido rigurosamente estudiados y evaluados por la FDA y autoridades globales como EFSA y JECFA, y que el plan ignora esta evidencia científica acumulada.
- Plazo irrealista y complejidad: Argumentan que el plazo de finales de 2026 es inviable, subestimando enormemente la complejidad técnica y logística de la reformulación de miles de productos.
- Disrupciones y costos: Advierten sobre probables interrupciones en la cadena de suministro y una menor disponibilidad de productos familiares y asequibles para los consumidores.
- Necesidad de reformulación extensiva: Enfatizan que reemplazar los colorantes sintéticos "no es un simple intercambio" y requiere una inversión significativa en investigación y desarrollo para encontrar alternativas viables que mantengan las características del producto.
Impactos económicos
La transición forzada de colorantes sintéticos a naturales conlleva implicaciones económicas sustanciales:
- Costos de reformulación: Los colorantes naturales son a menudo significativamente más caros que los sintéticos; las estimaciones varían, pero se mencionan primas de costo de 3 a 20 veces o incluso un 300% más.
- Precios al consumidor: Es muy probable que los mayores costos de producción se trasladen a los consumidores en forma de precios más altos para los productos reformulados.
- Disrupciones en la cadena de suministro: Existe una preocupación real sobre la capacidad de la cadena de suministro de alternativas naturales para escalar y satisfacer la demanda masiva que generaría una prohibición de facto de los sintéticos. Además, la menor estabilidad de algunos colorantes naturales podría requerir inversiones en infraestructura logística.
Más allá de los costos, la transición plantea importantes desafíos técnicos y operativos
Dificultades técnicas: Replicar la intensidad, el brillo, la gama de colores y, fundamentalmente, la estabilidad (al calor, la luz, el pH, el oxígeno) de los colorantes sintéticos con alternativas naturales es un desafío considerable. La consistencia del color de lote a lote también es más difícil de lograr con fuentes naturales.
Impacto sensorial y vida útil: Los colorantes naturales pueden, en algunos casos, impartir sabores u olores no deseados al producto final, o afectar su textura. La menor estabilidad también puede reducir la vida útil del producto o requerir envases protectores especiales.
Ajustes de fabricación: La integración de colorantes naturales puede requerir modificaciones en los flujos de fabricación, como condiciones de almacenamiento específicas (temperatura, protección contra la luz). La menor vida útil o el inventario limitado de algunos colorantes naturales podrían afectar la programación de la producción.
Si las alternativas naturales no logran igualar el rendimiento (color, estabilidad) o afectan negativamente el sabor o la textura, los productos reformulados podrían enfrentar el rechazo de los consumidores, dañando la lealtad a la marca.
Ventajas de los colorantes sintéticos
Desde la perspectiva de la fabricación de alimentos, los colorantes sintéticos han sido favorecidos durante décadas debido a una combinación de atributos técnicos y económicos:
- Rentabilidad: Son considerablemente más baratos de producir.
- Gama de colores: Ofrecen colores brillantes, intensos y consistentes en una amplia gama de tonalidades.
- Estabilidad superior: Generalmente son mucho más estables a factores ambientales como el calor del procesamiento, la exposición a la luz, las variaciones de pH y el oxígeno durante el almacenamiento.
Desafíos de los colorantes naturales
La transición a colorantes naturales presenta obstáculos técnicos y económicos significativos:
Problemas de estabilidad: Muchos colorantes naturales son inherentemente menos estables que los sintéticos.
Costo elevado: La extracción y purificación de pigmentos de fuentes naturales (plantas, insectos, minerales) suele ser más compleja, intensiva en recursos y, por lo tanto, más costosa que la síntesis química.
Variabilidad: La intensidad y el tono del color de los extractos naturales pueden variar según la fuente, las condiciones de cultivo, la cosecha y el procesamiento. Algunos pueden impartir sabores u olores residuales no deseados. La fuerza tintórea (poder colorante) es a menudo más débil que la de los sintéticos. La gama de colores disponibles de forma natural también puede ser más limitada.
Existe una controversia entre la percepción positiva de lo "natural" por parte de los consumidores y la realidad técnica y económica de la fabricación de alimentos. Mientras que la demanda de etiquetas limpias y ingredientes naturales impulsa la política, los desafíos técnicos asociados con la estabilidad, el costo y el rendimiento de las alternativas naturales son sustanciales.

¿Una decisión errónea?
Evaluar si la decisión de HHS/FDA de eliminar los colorantes sintéticos para 2026 es "errónea" requiere sopesar los argumentos a favor y en contra, considerando la evidencia científica, las implicaciones regulatorias, los desafíos industriales y el contexto político.
El plan de HHS/FDA para eliminar los colorantes sintéticos del suministro alimentario estadounidense para finales de 2026 representa un cambio de política audaz, impulsado por preocupaciones sobre la salud infantil (especialmente efectos neuroconductuales), la creciente demanda de los consumidores por productos "naturales" y la presión de las regulaciones estatales.
Sin embargo, esta iniciativa se enfrenta a controversias significativas: la base científica invocada, aunque respaldada por algunos estudios y revisiones, diverge del consenso científico y regulatorio internacional (JECFA, EFSA) que considera seguros a la mayoría de estos aditivos dentro de las IDAs establecidas.
En resumen, la decisión es científicamente controvertida y regulatoriamente divergente a nivel internacional. Su éxito práctico está amenazado por desafíos de implementación significativos y un mecanismo de ejecución ambiguo.
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