Productores de naranjas verdes de Sinaloa, en conjunto con investigadores y la Fundación Produce del Estado, han desarrollado un proceso para "desverdizar" la naranja Marrs (una subvariedad de naranja Valencia), con el fin de facilitar su comercialización y obtener un mejor precio por ella.
La "desverdización" es un tratamiento poscosecha que tiene como fin modificar el color externo del fruto, incidiendo lo menos posible en los parámetros de calidad.
"Para la 'desverdización' de frutos cítricos se utiliza etileno en concentraciones de 10 a 20 partes por millón, en una cámara o cuarto donde se controle la temperatura del aire y la humedad en niveles específicos; la fruta se somete a periodos de este tratamiento de entre 48 y 72 horas", explica la Fundación.
¿Por qué el rechazo a las naranjas verdes?
Joel Aguilar, productor de naranja que colaboró con el proyecto, señala que sin este proceso obtuvo un ingreso de 40 mil pesos por 20 toneladas de naranja; con el "desverdizado" su ganancia fue de 120 mil pesos.
De acuerdo con la Fundación, con el "desverdizado" la fruta puede incrementar su precio en 100 por ciento o más, ya que los cítricos que no tienen un color adecuado no son atractivos para los consumidores.
"Esta variedad de naranja tiene esta característica que, debido al clima de Sinaloa, aunque ya esté madura, mantiene un color verde, eso hace que a la hora de comercializarla su precio no sea tan bueno aunque su calidad sí lo sea, de ahí la inquietud de los productores de buscar una solución a este problema. Esto ayudaría a mejorar el precio y reducir las pérdidas de fruto; experiencias en el mercado local muestran que frutos sin "desverdizar" tienen un precio en el medio rural de alrededor de 2 pesos por kilogramo, mientras que frutos "desverdizados" se pagan entre 4 y 6 pesos por kilogramo", asegura Ramsés Meza, director general de Fundación Produce Sinaloa.
De acuerdo con Meza, este proceso no sólo es amigable con la fruta, sino que además es accesible para la mayoría de los productores, pues no requiere de gran inversión.
"El sabor y la calidad de la fruta no se modifica de ninguna manera y no existe ningún riesgo para los consumidores, y aunque existen quizás otras maneras de lograr este resultado, ésta ha resultado ser la más viable económica y técnicamente hablando", indica.