La biociencia en la alimentación está experimentando un crecimiento impresionante. Para ponerlo en números, el mercado global de biociencia y biotecnología se valora en 1.3 billones de dólares y tiene un crecimiento anual del 15.5%.
En el caso de IFF, compañía con una amplia cartera de productos en áreas como sabor, textura, aroma, nutrición, enzimas, cultivos, proteínas de soja y probióticos, el crecimiento de esta unidad de negocio dedicada a la biotecnología ha crecido por encima del 35% en América Latina, lo que demuestra la rápida adopción de estas tecnologías.
Evolución y aplicaciones clave de la biociencia
La evolución de la biociencia en alimentos se centra en dos frentes principales:
- Mayor disponibilidad y preservación de alimentos: La biotecnología permite extender la vida útil de productos como el pan, reduciendo significativamente el desperdicio alimentario. Esto facilita el transporte a regiones más lejanas y alarga el tiempo de consumo en los hogares.
- Eficiencia en la producción: La tecnología permite optimizar procesos y mejorar la calidad de los alimentos, desde la granja hasta el consumidor final.
Aunque en el pasado la adopción de tecnologías tomaba más tiempo en llegar a América Latina, la conectividad mundial actual impulsa a empresas como IFF, que trabajan de cerca con las necesidades específicas de cada mercado, desarrollando soluciones a medida.
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Desafíos y colaboración gubernamental
Uno de los mayores desafíos en América Latina es la regulación en torno a la adopción de nuevas tecnologías.
La industria trabaja en colaboración con los gobiernos para desmitificar a la biociencia y comunicar sus beneficios a la población, buscando reducir el tiempo entre el lanzamiento de una tecnología y su adopción.
El objetivo es, que tanto los consumidores como la industria se beneficien de estos avances, promoviendo así, la creación de productos que cuidan la salud de las personas y del planeta.
La biotecnología tiene cabida en cualquier cadena de suministro, trabajando directamente con los productores de alimentos para animales.
Por ejemplo, la incorporación de enzimas en la alimentación de aves y otros animales mejora la absorción de nutrientes, reduce el tiempo de crecimiento y hace que la producción sea más eficiente y asequible.
En este sentido, Latinoamérica, como gran productor de cereales y granos, tiene un rol fundamental en el aprovechamiento de estos recursos a nivel local, fomentando cadenas de suministro más cercanas y reduciendo las emisiones de CO2 asociadas al transporte de materias primas.
La importancia de la etiqueta limpia y el consumidor informado
Los consumidores actuales buscan etiquetas limpias, alimentos más naturales, saludables, funcionales y sostenibles. La biociencia, una vez más, ofrece una solución a esta demanda a través de ingredientes.
Esto es crucial en un contexto donde el consumidor, especialmente después de la pandemia de COVID-19, se ha vuelto más consciente e informado sobre lo que come y del impacto que causa en su salud.
Este cambio permite a los consumidores seleccionar productos que se alineen con sus preferencias y necesidades, desmintiendo mitos sobre los alimentos procesados.
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El auge de la biociencia aplicada
El negocio de los probióticos, en particular en el área de " Health & Biosciences", está creciendo a doble dígito. Mercados como Brasil y México son líderes en su adopción, y otros como Argentina y Colombia están siguiendo el mismo camino.
Se prevé que los suplementos probióticos se integren cada vez más en la canasta básica de los consumidores, siguiendo el modelo de mercados más desarrollados como Estados Unidos, Asia y Europa.
Biociencia para la vida
Hoy en día, la biociencia es clave en la creación de ingredientes funcionales. Su implementación permite crear alimentos con más fibra, proteínas o alternativas veganas, transformando el alimento en una herramienta para cuidar el cuerpo más allá de la mera nutrición.
Las enzimas y cultivos son esenciales para formular productos sin aditivos artificiales, manteniendo la funcionalidad.
Como caso de éxito, IFF ofrece tecnologías como TEXSTAR™ que, a través de una enzima capaz de hidrolizar azúcares, genera un biopolímero que aporta viscosidad a productos como el yogur. De esta forma, reemplaza eficazmente a almidones o texturizantes mientras apoya el objetivo de mantener una etiqueta limpia.
Es así como la biociencia está marcando la pauta en la transformación de la industria alimentaria, con desarrollos que van desde la mejora de la salud y el bienestar del consumidor, hasta la creación de sistemas de producción más sostenibles y eficientes.
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