El maíz es considerado la base de la alimentación por ser un cultivo consumido desde las culturas prehispánicas. Protegerlo es un desafío que enfrentan productores, investigadores y autoridades del sector.
- De acuerdo con un informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), la cosecha mundial para el nuevo ciclo es de mil 185.9 millones de toneladas. En América Latina, se producen poco más de 190 millones de toneladas de maíz.
Es por ello que la producción mundial del maíz es muy importante. Se estima que para el año 2050 llegará 9 mil 700 millones de personas en la Tierra, por lo que la demanda global de granos se duplicará debido a un incremento poblacional y también a una mayor demanda de proteína animal, donde la alimentación de ganado requerirá de más granos.
Sin embargo, la pandemia, el cambio climático, la guerra entre Ucrania y Rusia, así como la falta de capacitación afectaron la demanda de granos, incluidos el maíz, lo que posicionó a esta industria a buscar soluciones para estar más cerca de los agricultores impulsados por la tecnología.
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El uso de la tecnología y la ciencia para mejorar la producción de maíz
La actual demanda de alimentos supone una mejora en la tecnología para su producción, comercialización e industrialización. Los productores de maíz necesitan opciones de semillas que les permitan maximizar la productividad de su campo hoy, mientras construyen un futuro sostenible para su tierra, negocio y comunidad.
Durante la Semana Pioneer: “Hechos de Maíz”, en el panel: “Industrias que mueven otras Industrias”, los expertos en el sector estuvieron de acuerdo en que uno de sus principales desafíos es ayudar a los agricultores y ganaderos a obtener beneficios económicos, sociales y sustentables, con ayuda de la tecnología.
La presidenta de Corteva Agriscience de la Región Mesoandina y participante de la Semana Pioneer, Ana Claudia Cerasoli, indicó que ganar productividad para tener una mejor competitividad con una producción más sustentable solo se logrará con innovación.
No hay manera de que sin ciencia y tecnología podamos ayudar a los productores en la tarea de producir alimentos seguros, nutritivos y de calidad”, concluyó Cerasoli.
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