En los países árabes, cuya población es mayoritariamente musulmana, el ramadán es una tradición que viene acompañada de una explosión de tartas, pastelitos y muchodulce. Las tiendas de alimentación se abarrotan de bandejas llenas de chebakias, basbusas, dedos de Zaynab, baklawas.
Estos platillos son ricos en azúcares, grasas vegetales y frutos secos, ingredientes ideales para subir el ánimo después de toda una jornada sin comer ni beber.
El último día de ramadán se celebra el Eid al-Fitr, la fiesta del fin del ayuno. Durante esta ocasión las familias se reúnen, se intercambian dulces, especialmente a los niños, quienes ajenos al ayuno viven este mes como algo especial.
Continúa leyendo: Este es el innovador agente de recubrimiento para dulces de chocolate
El papel de los dulces en esta tradición
La dulcería tiene especial protagonismo en este día en el que la celebración se realiza en torno al desayuno y las masas a base de sémola y miel mantequilla se disfrutan junto a los frutos secos en hermandad, vestidos con sus mejores prendas y bien perfumados.
La selección de los dulces de ramadán de Egipto para cada año muestra que la creatividad en los postres se está volviendo más atrevida.
Los restaurantes, cafés, panaderías y pastelerías de Egipto ofrecen sus propias versiones únicas de los dulces tradicionales, esta batalla anual de postres del ramadán se ha convertido en un aspecto integral del mes sagrado.
Tradición vs salud ¿qué dicen los especialistas sobre el alto consumo de azúcar?
El azúcar puede amargar el mes de ayuno de ramadán. Este tiempo de reflexión y perfecto para la desintoxicación se ve cada vez más saturado por anuncios de dulces y comida basura que minan el trabajo de los profesionales que ven cómo las tasas de sobrepeso y obesidad en Oriente Medio no paran de crecer.
En ese sentido, los especialistas señalan que si después de la ruptura del ayuno se toman tres comidas que no sean excesivas en calorías se podría hasta perder peso, el problema es la ruptura de forma equivocada.
Hacen referencia a la práctica generalizada en ramadán de que tras una jornada de ayuno de unas 14 horas, la gente consume grandes cantidades de azúcar en poco tiempo, ansiosos por recuperar la energía perdida.
Y eso genera picos de azúcar en sangre, lo que a su vez eleva la insulina y, en consecuencia, se genera la necesidad de consumir azúcar nuevamente cada hora.
Los expertos destacan que, si se ingiere una gran dosis de azúcar en la sangre, perjudica el equilibrio hormonal que hubo durante el ayuno. Lo mejor para romper el ayuno son los dátiles, que suministran potasio, magnesio, además del azúcar que el cuerpo necesita.
No dejes de ver: Confitería en México: creatividad y tradición en un mercado en expansión