En Mendoza, esta estrategia de marcas se muestra con fuerza. Se denomina downsizing. Se presenta mucho en alimentos.
El congelamiento de precios entre el Gobierno y los supermercadistas sigue dando sorpresas. Ahora se profundizó y generalizó la práctica del downsizing, término en inglés que significa reducir el tamaño del envase de un producto, ofrecer menor cantidad al cliente, pero sin bajar el precio.
Esta estrategia de encubrir aumentos de productos sin que el consumidor lo perciba de forma directa fue alertada por la Asociación de Defensa del Consumidor Protectora y fue posible comprobarla en un sondeo que realizó Diario UNO por diferentes sucursales de supermercados en Mendoza.
Si bien esta maniobra de marketing no es nueva, en los últimos meses, por el efecto de la inflación o para incrementar las ventas, las marcas volvieron a insistir en esta modalidad.
En el relevamiento salió a la luz que no sólo el fenómeno se repite una vez más con marcas alimenticias líderes de galletas, aceites o enlatados, sino también con la leche en polvo, productos de limpieza como el jabón de tocador y de lavar la ropa, desodorantes y en algunos lácteos.
El titular de Protectora, Mario Vadillo, manifestó que han recibido denuncias de esta modalidad de marketing, por la que se disminuye la cantidad de producto manteniendo el mismo envase y el precio, lo que se traduce en un aumento encubierto.
Por ejemplo, citó Vadillo, una consumidora denunció un caso de downsizing en una caja de té de canela, que traía 25 saquitos y se redujo a 20 por igual precio.
Otro dato que mencionaron varias amas de casa consultadas por UNO es el tema de las legumbres, que ya desde el invierno pasado cambiaron los paquetes de 500 gramos por los de 400 sin que bajara el precio.
También es muy difundido el caso de paquetes de galletas dulces, que usan el mismo engaño.
Con esto, logran una dispersión de los precios, se pierde la referencialidad y el cliente termina comprando cualquier marca, aseguró el abogado y especialista en derechos de los consumidores.
La mayoría no se da cuenta
Aclaró también que el problema es que la mayoría de los consumidores no se da cuenta porque las marcas mantienen el mismo envase y precio, sólo que disminuye la cantidad. Y el objetivo final de las empresas con esta operación es que el consumidor realice mayor cantidad de reposiciones de mercadería en un menor tiempo.
Esta estrategia se registra tanto en híper y supermercados como en empresas productoras.
Si bien no es ilegal esta práctica, que mantiene un precio unitario pero cambia el peso del producto, es cuestionable desde el punto de vista ético.
Existe un deber por parte de las empresas de obrar de buena fe, los supermercados tendrían que informar los cambios de modalidad de venta para evitar aprovecharse de que el consumidor no está atento a todos los cambios que sufren los productos; de lo contrario, es una conducta ilícita, desleal y podría ser sancionada, remarcó Vadillo.
Fuente: Diario Uno