Sustentabilidad y Economía Circular en el universo de los envases

Frecuentemente se escuchan estos comentarios por parte de los convertidores: “Tengo una solución sustentable, pero el consumidor no está dispuesto a pagar; un producto sustentable sólo puede ser más caro; un producto barato no puede ser sustentable”, entre otros tantos más. Esto genera la impresión de que la sustentabilidad y la competitividad son conceptos paradójicos.

Tal percepción se ha construido, en parte, por múltiples proyectos e iniciativas “sustentables” que han fracasado por su inviabilidad económica. O a través de productos y envases “verdes” que han alcanzado el punto de venta para percatarse de que solamente un pequeño nicho estaría dispuesto a pagar por un futuro mejor.

Pues bien, ha llegado la hora de retar ese concepto. Muchos de los fracasos se fundamentaban en el antiguo entendimiento de envase y sustentabilidad, aquél que caracterizaba el envase como un impacto ambiental grande e innecesario y que debía ser urgentemente reducido o eliminado. Sin mencionar los cambios basados únicamente en mitos que trazaban una línea sólida, emocional y hasta hoy muchas veces incuestionable entre lo deseable y lo inaceptable.

Hoy sabemos que no es así. El nuevo entendimiento aclara que el envase es una herramienta para el desarrollo sustentable. Sí, la producción y el desecho de los envases conllevan a impactos en el medio ambiente, pero la novedad es que el envase más sustentable debe evitar otros impactos más relevantes que el suyo propio.

Utilizar el envase como herramienta para el desarrollo sustentable significa explotar su potencial para mitigar procesos e impactos, por ejemplo, la eliminación de la cadena de frío o la reducción del desperdicio de alimentos. Y la buena noticia es que, con la eliminación de procesos o la reducción del desperdicio de alimentos, ahorramos dinero. El mantenimiento de la cadena de frío cuesta dinero, tirar alimentos a la basura también. La propuesta es justamente viabilizar productos más económicos basándose en el valor sustentable entregado por el envase.

Envase y la cadena productiva y de consumo

Para iniciar dicho recorrido, es necesario comprender claramente cómo se distribuyen los impactos a lo largo de la cadena productiva y de consumo, una misión normalmente confiada a un método llamado análisis del ciclo de vida. Una vez identificadas las áreas de oportunidad —científicamente reconocidas como hotspots— se debe preguntar “¿cómo es que el envase puede ayudar en este proceso?”

Muy a menudo se obtendrá una respuesta simple, por ejemplo, adaptar el tamaño de la porción o recomendar el modo de preparación más adecuado. En otros casos puede resultar necesario cambiar toda una cadena.

Independientemente de la situación, es muy probable que nuevos y mejores envases puedan brindar un servicio relevante para el desarrollo sustentable.

La utilización de la sustentabilidad como inspiración para la competitividad nos lleva hacia un concepto discutido con frecuencia actualmente: la economía circular.

Desde 1987 se ha entendido el desarrollo sustentable como: “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro para atender sus propias necesidades”¹. Esto quiere decir que podemos utilizar el planeta, pero sin dañarlo.

Promotores de la economía circular, tales como la destacada Fundación Ellen MacArthur, hacen un análisis en retrospectiva de esa definición bajo la óptica de la oferta y la demanda: presagian que la insistencia en el modelo linear (extracción-producción-consumo-desecho) provoca la escasez de recursos naturales con resultante elevación del coste real de su obtención, llegando a niveles que afectan el orden socioeconómico.

Se sugiere como solución el remplazo gradual de los sistemas lineares por circulares. La extracción de recursos naturales daría lugar a ciclos de intensa reutilización, reacondicionamiento y reciclado de los nutrientes técnicos —término utilizado para la definición de los materiales de difícil reabsorción por la naturaleza producidos por el hombre— así como el manejo de los nutrientes biológicos en armonía con la biosfera. Pese a ser incipiente, ya existen trabajos para el establecimiento de parámetros que indican, por ejemplo, que la economía del Reino Unido tendría un 19% de circularidad².

Envases y economía circular

Los envases pueden contribuir enormemente para que se alcance la economía circular. Es cierto que todavía faltan referencias para una definición precisa, pero ya disponemos de elementos suficientes para señalar algunas posibilidades.

Para comenzar, podemos utilizar el envase para minimizar los desperdicios de la cadena en la cual participa atenuando el ciclo de los nutrientes biológicos así como reducir el consumo de energía a lo largo del proceso. Esa línea de acción es particularmente relevante para bienes de consumo no durables y puede ser ilustrada en los siguientes puntos:

1.            Reducción del desperdicio de alimentos actualmente estimado en 1/3 del total que se produce en el mundo.

2.            Eliminación de la necesidad de refrigeración.

3.            Reducción del consumo de agua en actividades de preparación y limpieza.

En esta búsqueda por menos desperdicio es importante recordar la relevancia de priorizar oportunidades basadas en el pensamiento del ciclo de vida, así como aportar soluciones que ofrezcan una mejor relación costo-beneficio pues, a fin de cuentas, la economía circular debe resultar en soluciones más competitivas a largo plazo.

Si llevamos en consideración la circularidad del envase por sí solo, parece que hay un enorme espacio para nuevas tecnologías y modelos de negocio que aumentan el atractivo económico de los procesos de reutilización y reciclado. Las nuevas tecnologías tienen los siguientes potenciales:

1.            Garantizar la seguridad para aumentar el grado de reincorporación de envases en las cadenas de donde salen, tales como la alimenticia, médica y de cuidados personales.

2.            Reducir los costos de reciclado con más eficacia y robustez operativa.

3.            Viabilizar la producción de productos de mayor calidad y valor añadido a partir de materias primas recicladas, creando condiciones para que más materiales compitan técnicamente y económicamente con sus contrapartes vírgenes.

Ya sea por opción o necesidad, podemos imaginar que las próximas generaciones van a sufrir una transición acelerada hacia la economía circular. Y pese a que las mudanzas siempre son acompañadas por incertidumbres y preocupaciones, es reconfortante saber que la fuerza motriz es la buena y vieja dinámica económica competitiva en la cual fuimos creados.

Aprovechemos este momento de discusión para que, juntamente con la sociedad, trabajemos en la definición de envase circular.

Bibliografía
1.                   World Commission on Environment and Development (1987). Our Common Future. Oxford: Oxford University Press. ISBN 019282080X.
2.                   Green Alliance Blog. http://greenallianceblog.org.uk/2012/05/24/making-the-circular-economy-a-reality/. Revisado el 13 de abril de 2015.