Años atrás se enfatizaba en la importancia de la calidad del producto, en la actualidad no solo debe ser bueno, sino además debe tener una presentación atractiva y práctica para el consumidor, quien es más exigente y tiene varios canales para demostrar su desaprobación ante cualquier situación. Esta nueva tendencia es la que comprendieron las grandes empresas y apuestan a novedosos diseños para presentar al público sus producciones, de tal manera a posicionar sus marcas.
“El envase no es un simple detalle, es muy importante para que el producto se mantenga en el estado correcto, así como para lograr un espacio en la percepción mental del cliente, diferenciarse de la competencia. La buena presentación de un artículo tiene alta influencia para su posicionamiento y la decisión de compra de la persona”, afirmó Juan Ignacio Genovese, experto en marketing.
Genovese destaca como el principal error de las empresas, en cuanto al optar por un envasado, es no investigar el mercado y desconocer cuál es la preferencia del consumidor en cuanto a colores, tamaño y practicidad. Además, no tener en cuenta el punto de venta o no conocer al segmento al cual se dirigen y hacer un envase poco atractivo, práctico.
Añade que para lograr que el envase cumpla con las exigencias de los consumidores finales se deben cuidar varios aspectos, más aún cuando se trata de un producto de consumo masivo. La presentación puede definir la decisión final del comprador.
“La presentación es parte de un todo, la marca, las características, el producto del interior en cuanto a componentes, no es algo que se decide por separado. De ahí a que suceda que a veces “la forma” es más importante que “el contenido”; es decir hay casos donde compramos productos donde el envase nos parece muy interesante, pero el producto no lo vale tanto; más aún en casos donde el envase es reutilizable”, enfatizó.
Fuente: La Nación / Antonia Escurra.