Señalan perspectivas del mercado alimentario en México

México es uno de los principales países americanos por su gran población y su elevado nivel económico. Estos factores lo convierten en uno de los compradores mundiales de alimentos más importantes, sobre todo de productos cárnicos.
En la pasada edición de Meat Attraction, la feria del sector cárnico que se celebró en Madrid, México fue el país invitado al salón, por lo que una delegación de autoridades del Servicio Nacional de Salud, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) protagonizó una mesa redonda sobre las perspectivas del mercado alimentario en el país azteca.

La mesa redonda fue moderada por Rafael Bolívar, consejero de Agricultura de España en México, quien indicó que “México es un país objetivo para España por su economía estable, fiable y sostenible”. Para el consejero, el país debe dirigirse hacia la Unión Europea, y en especial hacia España, por su posición de liderazgo mundial: “España debe enfocarse hacia México por su gran potencial y por ser la puerta de entrada a Estados Unidos”.

De 2009 a 2017, las exportaciones españolas a México aumentaron un 86%. En el caso contrario, las importaciones de productos mexicanos representan un crecimiento del 97,5%. Así, México es el país que recibe más exportaciones de España en América Latina, justo por detrás de Brasil. Aunque los productos industriales y tecnológicos son los más exportados, México es uno de los países más dinámicos para el sector agroalimentario.

En su intervención, Enrique Sánchez Cruz, director jefe de Senasica, señaló que los productores y la industria mexicana puede ofertar al mercado español productos de gran calidad como carne de res y porcino con cortes específicos, además de frutas como el aguacate, el limón o el mango. Sánchez Cruz destacó la importancia de que México y España establezcan acuerdos claros y con respaldo técnico y científico para garantizar la condición sanitaria de ambos países y facilitar el intercambio comercial seguro de productos agroalimentarios.

Por ello, resaltó la necesidad de lograr “solidez en las instituciones para mantener buenas relaciones comerciales, así como la seguridad e inocuidad agroalimentaria y construir un ejercicio de confianza y transparencia”. El funcionario mexicano subrayó que, tradicionalmente, la relación comercial entre las dos naciones ha sido “espléndida” y en el ámbito de la producción de la carne, por ejemplo, “ha avanzado con paso firme”.

Existen tres organizaciones internacionales que rigen los estándares de exportación: FAO/WHO Codex Alimentarius Commission, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Convención Internacional de Protección Vegetal. La Administración General del Estado, con los veterinarios especialista del MAPA, son los encargados de otorgar las certificaciones sanitarias de exportación.

Tal y como indicó el subdirector general de Acuerdos Sanitarios y Control en Frontera del MAPA, Miguel Ángel Martín, las herramientas más importantes para negociar una exportación son “el buen estatus sanitario de la empresa y el país, abalados por veterinarios oficiales que generen confianza en sus homólogos del tercer país, un prestigio sostenido en el mercado, un sistema transparente y fiable de certificación oficial y contar con laboratorios acreditados”.

Aunque lograr acuerdos bilaterales entre países puede tardar meses, incluso años, “es imprescindible cumplir con las reglas para el comercio exterior, cometiendo con las normas MSF, respetando lo pactado y generando confianza mutua, demostrando lo certificado, cumpliendo con los compromisos y mostrando transparencia”.

La certificación Tipo Inspección Federal, TIF por sus siglas, es un reconocimiento que otorga la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), a través del Senasica, mediante un procedimiento meticuloso de inspección y supervisión de los establecimientos industriales que se dediquen a producir, almacenar, sacrificar, procesar y distribuir todo tipo de carnes y sus derivados. Esta certificación beneficia a la industria cárnica, pues permite la movilización dentro del país de una manera más fácil. Del mismo modo, abre la posibilidad del comercio internacional, ya que los establecimientos TIF son los únicos que pueden exportar.

El sello TIF es reconocido a nivel mundial, algo de gran importancia para México ya que produce más dos millones de toneladas de carne de ave, casi dos millones toneladas de carne de bovino y más de un millón de carne de porcino, así como de considerables producciones en carne de ovino, caprino y guajolote.

México cuenta con sistemas de equivalencia con Canadá, Japón y Estados Unidos. España fue el primer país de Europa que consiguió permiso para exportar carne refrigerada hace 3 años, y el pasado 21 de abril, México y la UE firmaron un preacuerdo de libre comercio (ALC UE-MÉX) que permitirá que el 99% de los productos agrícolas de España no estén sujetos ni penalizados por aranceles mexicanos. A esto se le suma la subida de aranceles sobre las importaciones estadounidenses.

En estos momentos, España exporta a México productos como el aceite de oliva, cítricos, hortalizas, vino y carne, especialmente embutidos: “EE UU exporta carne fresca, por lo que la estrategia más inteligente es apostar por la carne congelada y los despojos, sobre todo jamones y paletas de porcino. EE UU está perdiendo el 30% del mercado, por lo que México necesita abastecerse de carne y es una gran oportunidad comercial para España”, explicó la investigadora Sara Peña Serrano.

En este sentido, la delegación mexicana aprovechó su visita a Madrid para acudir al Ministerio de Agricultura, donde se reunió con sus homólogos españoles, con la finalidad de analizar la situación y la actualización del Memorándum de Entendimiento (MOU) entre España y México. Ante el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luís Planas, Enrique Sánchez Cruz propuso poner en marcha la certificación electrónica, modelo a través del cual las autoridades de los dos países intercambian certificaciones sanitarias con la finalidad de agilizar el comercio bilateral de productos agroalimentarios, disminuir el uso de papel y evitar el riesgo de que los cargamentos lleguen con documentos apócrifos, lo cual sube el nivel de seguridad en las operaciones comerciales.

Fuente: Industria Alimentaria