5 de Agosto de 2024

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Histórico

Seguridad y funcionalidad de los ENC

Redacción THE FOOD TECH®

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Con la innovación y evolución tecnológica se ha permitido garantizar el abastecimiento de alimentos nutritivos. En este sentido, los alimentos y bebidas con ENC pueden suponer un aporte útil y funcional a la dieta.
Los Edulcorantes No Calóricos (ENC) se utilizan en una gran variedad de alimentos y bebidas por distintos motivos: el interés de los consumidores por controlar la ingesta calórica y de los elaboradores por ofrecer opciones de niveles calóricos. Otro motivo que ha llevado a incrementar el uso de ENC es el sabor más agradable de varios productos aparecidos en el mercado en las últimas tres décadas. Mientras que los primeros edulcorantes tenían un sabor cuestionable, sobre todo si se usaban como único edulcorante, los nuevos ENC y sus mezclas tienen un renovado y más auténtico perfil de dulzor. Las mezclas de edulcorantes se utilizan porque a menudo tienen un efecto sinérgico.

Los ENC están disponibles desde hace más de un siglo. En 1945 las bebidas se edulcoraban con combinaciones de sacarosa y sacarina, las bebidas dietéticas y light no se hicieron populares sino hasta principios de los 80, con la introducción del aspartamo. En las últimas tres décadas, las ventas de bebidas sin azúcar en Europa y en otras regiones del mundo han aumentado más de 15 veces (1).

Además de los ENC, se utilizan otros aditivos alimentarios como los polialcoholes en golosinas, chicles y postres. Los polialcoholes, como el maltitol, el isomaltitol, el sorbitol, el manitol y el xilitol, son “agentes de cuerpo” y aportan 2,4 kilocalorías por gramo (8,4 kJ/g), a diferencia de las 4 kilocalorías por gramo (16,8 kJ/g) de los azúcares y los carbohidratos. La excepción es el eritritol, un poliol de 0,2 calorías aprobado en Europa en 2006 (2).
 
Los humanos estamos predispuestos, desde el nacimiento, para reconocer y preferir el sabor dulce (3). Esto y el desagrado innato por el amargor se cree que son adaptaciones fisiológicas que ayudaron a los primeros humanos a distinguir entre plantas comestibles potencialmente dañinas y potencialmente nutritivas. La leche materna obtiene su sabor dulce, en gran medida, del 7,2 % de lactosa que contiene. Para verlo en su contexto, el jugo de manzana y el de naranja contienen casi un 10 % de azúcares. Diversos estudios demuestran que, durante la infancia, persiste una fuerte preferencia por el sabor dulce, que se va atenuando hacia el final de la adolescencia y en la edad adulta (4). Durante muchos siglos, las personas han edulcorado sus alimentos con miel y frutas.

Al generalizarse en el siglo XX la disponibilidad de alimentos asequibles y, sobre todo, de excelente calidad, los problemas asociados a la escasez de calorías en la dieta desaparecieron prácticamente de los países desarrollados. Al mismo tiempo, muchas actividades en la vida de las personas pasaron a ser mucho menos exigentes desde el punto de vista físico, aumentó el ocio y el esparcimiento pasivos, lo que derivó en que una proporción importante de la población consumiera más calorías de las que gasta. Este es el principal motivo del aumento de la incidencia del sobrepeso y la obesidad, que tienen sus consecuencias sobre la salud y siguen suponiendo un desafío hoy en día. En este contexto, y dado el deseo innato del ser humano por el sabor dulce, los alimentos y bebidas con ENC pueden suponer un aporte útil a la dieta.

ENC Y CONTROL DEL PESO
Para que la reducción de peso tenga éxito, hay que crear un déficit de energía dentro de una dieta saludable y equilibrada, combinando para ello una menor ingesta de energía con un mayor gasto de energía. Para que una dieta a largo plazo ofrezca los resultados deseados, es benéfico incluir alimentos y bebidas de sabor agradable; para muchas personas, los productos edulcorados forman una parte importante de ello. Así pues, los productos cuyo contenido calórico se ve reducido total o parcialmente por el uso de ENC pueden ofrecer una solución práctica a los consumidores preocupados por el peso, en función de la reducción de calorías lograda en el producto final.

Cada vez más estudios científicos sugieren que los alimentos y bebidas bajos en calorías contribuyen a los esfuerzos de las personas por perder peso (5-10). En un estudio reciente, se ha descubierto que la sustitución de azúcares añadidos por ENC en bebidas carbonatadas tiene efectos beneficiosos sobre el índice de masa corporal (IMC) (6). Además, en una revisión (que investigaba 16 estudios controlados aleatorizados) se descubrió que optar por alimentos y bebidas que contengan aspartamo en lugar de los azúcares habituales, provocó una reducción tanto de la ingesta de energía como de peso corporal (la tasa estimada de pérdida de peso en un adulto de 75 kg fue de 0,2 kg/semana) (7,8). La importancia de los estudios controlados aleatorizados se ha subrayado recientemente (11). Además, los ENC pueden ayudar a aumentar la adherencia a las dietas restringidas en calorías, ya que ofrecen más opciones y variedad.

Aunque los datos científicos sugieren que los alimentos y bebidas bajos en calorías contribuyen a controlar la ingesta calórica, es importante tener en cuenta que los ENC no son, por sí solos, una solución para la obesidad, ya que no eliminan el apetito (8). Por lo tanto, es importante que los alimentos y bebidas bajos en calorías formen parte de una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable que incluya ejercicio físico regular. Las publicaciones médicas apoyan este planteamiento (8,9).

ENC Y DIABETES

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS 2014), en el mundo hay más de 422 millones de personas con diabetes; la diabetes de tipo 2 es la más frecuente (12). El asesoramiento nutricional para diabéticos coincide con las recomendaciones de alimentación saludable para la población general.  

Algunos estudios han descubierto que el consumo de ENC puede ayudar a las personas con diabetes de tipo 2 a controlar su peso corporal (13, 14). Organizaciones como la American Diabetes Association y Diabetes UK señalan que los productos edulcorados con ENC pueden ayudar a controlar la apetencia por lo dulce sin elevar los niveles de glucosa en sangre. Por supuesto, se recomienda leer las etiquetas para estudiar la composición de los productos y comprobar la presencia o ausencia de otros carbohidratos y azúcares. Los ENC permiten a los diabéticos el placer de disfrutar de alimentos y bebidas de sabor dulce, que no afectan al control de su glucosa en sangre (14-17).

SALUD DENTAL Y ENC

Las caries dentales se producen por falta de higiene bucal en la que los carbohidratos presentes en la cavidad bucal fermentan por la acción de bacterias que se encuentran presentes de forma natural, lo que causa la producción de ácido. Los ENC, sin embargo, no pueden ser metabolizados por las bacterias bucales para formar ácidos. Por lo tanto, no contribuyen a la aparición de caries dentales (18). Después de una comida completa, sin embargo, otros componentes de los alimentos pueden contribuir a la formación de caries, por lo que la higiene bucal es importante.

Además de contribuir a la salud dental, los ENC se utilizan para mejorar el sabor de los dentífricos, los enjuagues bucales y los suplementos de flúor. De hecho, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés) ha confirmado que masticar chicle con edulcorantes bajos en calorías ayuda a mantener la mineralización de los dientes y neutralizar los ácidos (19).

EFECTOS ADVERSOS

Durante las últimas décadas, ha habido ciertas afirmaciones esporádicas de que los ENC están asociados a distintos efectos adversos sobre la salud. Sin embargo las revisiones periódicas de las entidades evaluadoras internacionales permiten afirmar que el uso de los ENC en alimentos y bebidas, consumidos dentro del nivel de ingesta diaria admisible, no supone ninguna amenaza para la salud humana.

Una de las acusaciones sobre los ENC se refiere a una posible relación con el cáncer en los seres humanos. Estas inquietudes, sin embargo, no están sustentadas mediante estudios bien controlados. Por ejemplo, un equipo de investigadores italianos evaluó las ingestas de ENC entre pacientes con distintos tipos de cáncer (21). Se recopilaron datos durante un periodo de 13 años sobre casi 9 000 casos y la información obtenida se recopiló con datos procedentes de controles. Tras tener en cuenta otros factores, como el tabaquismo, el riesgo de desarrollar cáncer no se asoció al consumo de los ENC. Además, cuando el uso de ENC se clasificó según el tipo de edulcorante (por ejemplo, sacarina, aspartamo, etcétera), no hubo ninguna asociación significativa con ningún lugar de aparición de cáncer.

Los ENC que se utilizan con más frecuencia son la sacarina y el aspartamo. La seguridad de la sacarina se puso en duda después de que ciertos estudios con animales realizados a principios de los 70 parecieran demostrar que aumentaba la incidencia de cáncer de vesícula. En posteriores estudios en laboratorio, se demostró que este efecto era exclusivo entre ratas macho y que no tenía pertinencia para el ser humano. En consecuencia, los estudios epidemiológicos no demostraron ninguna asociación significativa entre el consumo de sacarina y el cáncer de vejiga, incluso entre personas con ingestas elevadas. Las investigaciones llevadas a cabo durante los últimos 25 años no sostienen la hipótesis de que la sacarina provoque cáncer en el ser humano (22).

El aspartamo también ha sido cuestionado, sobre todo en Europa, después de que varios estudios con animales realizados en Italia afirmaran una cierta relación entre el aspartamo y el cáncer linfático en ratas. La EFSA llevó a cabo revisiones detalladas de los datos y concluyó que la investigación tenía importantes defectos y que los estudios no demostraban que el aspartamo provocara cáncer. La opinión de la EFSA sobre la seguridad del aspartamo para el consumo humano, por lo tanto, siguió siendo la misma, y la EFSA volvió a confirmar que la IDA de 40 mg/kg de masa corporal era apropiada (23). Esta conclusión se vio apoyada por otras revisiones (24, 25). Además, en mayo de 2010, la EFSA trabajó con un grupo de expertos nacionales de distintos países de la UE para revisar todas las publicaciones sobre el aspartamo desde 2002. El grupo concluyó que no se había detectado ninguna prueba que obligara a la EFSA a revisar su opinión anterior de que el uso del aspartamo en alimentos y bebidas, en ingestas inferiores a la IDA, es seguro (26).

(*) Susana Socolovsky, CFS – Doctora en Ciencias Químicas de la Universidad de Buenos Aires. Consultora Internacional en Regulaciones Alimentarias e Innovación Tecnológica.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

1.    Canadean (2009). Global Carbonates Report 2009. Canadean: United Kingdom
2.    Directive 2006/52/EC of the European Parliament and of the Council of 5 July 2006 amending Directive 95/2/EC on food additives other than colours and sweeteners and Directive 94/35/EC on sweeteners for use in foodstuffs. OJ L 204/10.
3.    Beauchamp GK & Cowart BJ (1985). Congenital and experiential factors in the development of human flavor preferences. Appetite6 (4):357-372.
4.    Mennella JA & Beauchamp GK (1998). Early flavour experiences: research update. Nutrition Reviews 56(7):205-211.
5.    Drewnowski A, Massien C, Louis-Sylvestre J, Fricker J, Chapelot D & Apfelbaum M (1994). Comparing the effects of aspartame and sucrose on motivational ratings, taste preferences, and energy intakes in humans. American Journal of Clinical Nutrition 59:338–345.
6.    Hendriksen MA, Tijhuis MJ, Fransen HP, Verhagen H & Hoekstra J (2011). Impact of substituting added sugar in carbonated soft drinks by intense sweeteners in young adults in the Netherlands: example of a benefit-risk approach. European Journal of Nutrition 50:41–51.
7.    De La Hunty A, Gibson S & Ashwell M (2006). A review of the effectiveness of aspartame in helping with weight control. Nutrition Bulletin 31:115-128.
8.    Bellisle F & Drewnowski A (2007). Intense sweeteners, energy intake and the control of body weight. European Journal of Clinical Nutrition 61:691–700.
9.    Rolls BJ (1991). Effects of intense sweeteners on hunger, food intake, and body weight: a review. American Journal of Clinical Nutrition53:872–878.
10.    de Ruyter JC, Olthof MR, Seidell JV and Katan MB. (2012). A trial of sugar-free or sugar-sweetened beverages and body weight in children.The New England Journal of Medicine 367:1397-1406.
11.    Anderson GH, Foreyt J, Sigman-Grant M & Allison DB (2012). The use of low-calorie sweeteners by adults: Impact on weight management. The Journal of Nutrition 142: 1163S-1169S.
12.    World Health Organization (2016). Global Report on Diabetes.
13.    Mann JI, De Leeuw I, Hermansen K, Karamanos B, Karlström B, Katsilambros N, Riccardi G, Rivellese AA, Rizkalla S, Slama G, Toeller M, Uusitupa M & Vessby B (2004). Evidence-based nutritional approaches to the treatment and prevention of diabetes mellitus.Nutrition Metabolism and Cardiovascular Disease 14:373-394.
14.    Wiebe N, Padwal R, Field C, Marks S, Jacobs R & Tonelli M (2011). A systematic review on the effect of sweeteners on glycemic response and clinically relevant outcomes. BMC Medicine 9:123.
15.    American Diabetes Association (2004). Nutrition principles and recommendations in diabetes. Diabetes Care 27:S36-46.
16.    Härtel B, Graubaum H-J, Schneider B, Europäische Gesellschaft August Bier fu?r Ökologie und Medizin e.V., Berlin, Medizinische Hochschule Hannover (1993). Einfluß von Su?ssstoff-Lösungen auf die Insulinsekretion und den Blutglucosespiegel.Ernährungsumschau Jahrgang 40: Heft 4, Seiten 152-155.
17.    European Food Safety Authority (2011). Scientific Opinion on the substantiation of health claims related to intense sweeteners and contribution to the maintenance or achievement of a normal body weight (ID 1136, 1444, 4299), reduction of post-prandial glycaemic responses (ID 4298), maintenance of normal blood glucose concentrations (ID 1221, 4298), and maintenance of tooth mineralisation by decreasing tooth demineralisation (ID 1134, 1167, 1283) pursuant to Article 13(1) of Regulation (EC) No 1924/2006.The EFSA Journal 9(6):2229.
18.    Grenby TH (1991). Update on low calorie sweeteners to benefit dental health. International Dental Journal 41(4):217-224.
19.    European Food Safety Authority (2009). Scientific Opinion on the substantiation of health claims related to sugar free chewing gum and dental and oral health, including gum and tooth protection and strength (ID 1149), plaque acid neutralisation (ID 1150), maintenance of tooth mineralisation (ID 1151), reduction of oral dryness (ID 1240), and maintenance of the normal body weight (ID 1152) pursuant to Article 13(1) of Regulation (EC) No 1924/2006. The EFSA Journal7(9):1271.
20.    Institut Scientifique de Santé Publique, Studie van de tafelzoetstoffen en de schatting van de totale inname van geselecteerde zoetstoffen door de volwassen Belgische bevolking. Available here (Accessed 1stAugust, 2012).
21.    Gallus S, Scotti L, Negri E, Talamini R, Franceschi S, Montella M, Giacosa A, Dal Maso L & La Vecchia C (2007). Artificial sweeteners and cancer risk in a network of case-control studies. Annals of Oncology 18:40-44.
22.    Bosetti C, Gallus S, Talamini R, Montella M, Franceschi S, Negri E & La Vecchia C (2009). Artificial sweeteners and the risk of gastric, pancreatic, and endometrial cancers in Italy. Cancer Epidemiology Biomarkers & Prevention 18:2235-2238.
23.    European Food Safety Authority (2009). Updated Scientific Opinion of the Panel on Food Additives and Nutrient Sources added to Food on a request from the European Commission related to the 2nd ERF carcinogenicity study on aspartame taking into consideration study data submitted by the Ramazzini Foundation in February 2009. The EFSA Journal 1015:1-18.
24.    Magnuson BA, Burdock GA, Doull J, Kroes RM, Marsh GM, Pariza MW, Spencer PS, Waddell WJ, Walker R & Williams GM (2007). Aspartame: A safety evaluation based on current use levels, regulations, and toxicological and epidemiological studies. Critical Reviews in Toxicology 37:629-727.
25.    Stanner S (2010). The science of low calorie sweeteners – separating fact from fiction. Nutrition Bulletin 35: 357-362.
26.    European Food Safety Authority (2010). Report of the meeting on aspartame with National Experts. Available here (Accessed 1st August, 2012).
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28.    Fitch C, Keim KS; Academy of Nutrition and Dietetics. Position of the Academy of Nutrition and Dietetics: use of nutritive and nonnutritive sweeteners. J Acad Nutr Diet. 2012 May;112 (5):739-58.

http://www.who.int/es/
http://www.paho.org/hq/?lang=es
http://www.fao.org/home/es/
http://www.codexalimentarius.org/
http://www.who.int/foodsafety/chem/jecfa/en/
http://www.mercosur.int/
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http://www.efsa.europa.eu/
http://www.anmat.gov.ar/principal.asp
http://www.alimentosargentinos.gov.ar/contenido/marco/marco2.php


Redacción THE FOOD TECH®

Equipo editorial de The Food Tech conformado por periodistas especializados en la industria de alimentos, tecnología, negocios, tendencias, nutrición y packaging.

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