La región se acercó un 92% hacia la meta de reducir a la mitad el número total de personas que sufre hambre, mientras que a nivel global se avanzó 41%.América Latina y el Caribe ha logrado un 92% de avance hacia la meta de la Cumbre Mundial de la Alimentación reducir a la mitad el número total de personas hambrientas desde 1990-92 y requiere un último gran esfuerzo para alcanzarla, señaló la principal publicación regional de la FAO, el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2014.
Para lograr esta meta, 2.75 millones de personas deben superar el hambre durante 2015 en la región, lo que requiere que los gobiernos dupliquen sus esfuerzos, considerando que el promedio de reducción durante los últimos veinte años ha sido de 1,4 millones de personas por año.
Complementariamente, la pobreza y la pobreza extrema también se han ido reduciendo a la par del hambre en la región, aunque en los últimos años el ritmo de disminución ha sido menor, sobre todo en el caso de la pobreza extrema. Esto representa una amenaza para los avances de América Latina y el Caribe en la reducción del hambre, por lo que los países deben redoblar sus esfuerzos en la implementación de políticas laborales, sociales y redistributivas que permitan retomar el ritmo de reducción de la pobreza.
En el marco de un compromiso político transversal para erradicar el hambre en la región, los países han implementado innovadoras estrategias que articulan políticas públicas de distintas áreas, con fuerte participación social, y respaldadas por sólidos marcos legales. Sin embargo, en algunos países el límite fiscal se presenta como condicionante para la implementación de políticas de carácter universal y gratuito.
América Latina y el Caribe cuenta con alimentos suficientes para alimentar a toda su población, aun si hay países exportadores netos y otros que dependen mayormente de la importación de alimentos. Por ello, el comercio intrarregional es una herramienta que puede garantizar la estabilidad del abasto de alimentos a mediano y largo plazo.
La malnutrición por déficit o exceso en el consumo de alimentos siguen presentes, aunque con matices, en la región. La erradicación tanto de la desnutrición como del sobrepeso y la obesidad son asuntos que trascienden lo sanitario, considerando la fuerte vinculación entre malnutrición, pobreza y los sistemas alimentarios en los cuales se desenvuelven los países.
La estabilidad de la seguridad alimentaria y nutricional en la región se ve afectada por la volatilidad de los precios de los alimentos, los desastres naturales, y las pérdidas y desperdicios de alimentos. Estos fenómenos deben ser abordados por políticas públicas que integren a todos los actores involucrados, de modo de reducir la incertidumbre que generan en productores y consumidores.
Los pueblos indígenas y las mujeres rurales realizan aportes trascendentales para la seguridad alimentaria y nutricional de cada uno de los países de la región; sin embargo, no han recibido aún toda la atención requerida respecto de políticas y programas que los beneficien de forma amplia e inclusiva. Reforzar la seguridad alimentaria y nutricional de estos grupos será un punto clave en la futura agenda de desarrollo regional.
Fuente: www.fao.org/americas