Un estudio publicado el 25 de septiembre pasado por el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales y la Escuela de Leyes de Harvard halló que las fechas de las etiquetas, que ayudan a los minoristas en el almacenaje de productos y permiten a los fabricantes saber cuándo un producto está en su máxima frescura, son incongruentes. Confunden a los consumidores, llevando a que muchos tiren la comida antes de que ésta se estropee.
El estudio entre estadounidenses mostró que los ciudadanos tiran miles de millones de kilos de comida cada año porque creen equivocadamente que las fechas de “caducidad” y “consumo preferente” en las etiquetas de los productos indican seguridad alimentaria, según un grupo de investigadores.
“El sistema de etiquetado está destinado a ayudar a los consumidores a entender la frescura del producto, pero fracasa ya que los ciudadanos piensan en la seguridad. Y (los consumidores) están gastando dinero y tirando comida por este malentendido”, dijo la coautora del estudio Emily Broad Lieb, que dirigió el trabajo desde la Clínica de Política y Legislación Alimentaria de la Escuela de Derecho de Harvard.
Broad Lieb y la investigadora del NRDC Dana Gunders dijeron que, aunque las etiquetas “parecen ser un sistema racional”, esencialmente son absurdas para los consumidores. Los fabricantes a menudo deciden por su cuenta cómo calcula la vida en las estanterías y lo que las fechas significan.
Como resultado, gran cantidad de alimentos, por no mencionar recursos naturales considerables y trabajo, se desperdician en el basurero y en impuestos, además de dañar el medio ambiente.
Los autores recomendaron que las fechas de caducidad fueran invisibles para los consumidores, para que no puedan ser malinterpretadas y consideradas de seguridad; que se establezca un sistema de etiquetado uniforme y que las “etiquetas inteligentes” que dependen de la tecnología para proporcionar información sobre seguridad alimentaria se usen más frecuentemente.
Fuente: Reuters