Reciclaje: detrás de la palabra

Resineros, transformadores y distribuidores asumen en la cadena productiva plástica de envases y embalajes un manejo sustentable de los residuos. Pero en el trayecto se identifican retos: fiscales, tecnológicos y culturales. Reusar, reducir y reciclar ¿por qué?

La cadena de la industria plástica en México ha encontrado oportunidades para mejorar sus procesos y expectativas en lo que respecta al envase y embalaje. Su versatilidad para reducir costos, disminuir el peso del producto y usar un bajo consumo de energía durante la producción, son sólo tres de ejemplos de ello. No obstante, la gestión correcta de los plásticos es un tema en debate, sobre todo cuando se habla de reciclaje.

¿Cómo lograr la gestión correcta? Resineros, transformadores y distribuidores se apegan a un modelo de consumo denominado 3Rs –reusar, reducir, reciclar–, concepto que tuvo origen en Japón y que busca priorizar la reducción del volumen de los residuos, esto a fin de lograr un manejo sustentable y así hacer frente a los problemas de conservación ambiental, además de promover el desarrollo económico.

En México, el valor de la industria plástica asciende a 22 millones de dólares, esto es cinco millones de toneladas de plástico, de los cuales aproximadamente 50% está dirigido al sector de envase y embalaje. En lo que respecta a envase, son 98 las empresas que fabrican pet (envases pequeños y garrafones de agua, entre otros); mientras que en soplado de botella de otros materiales que no son pet están involucradas alrededor de 350 empresas. En general, la industria del plástico da trabajo a 120 mil empleados, y son tres mil las compañías dirigidas a este sector. En porcentaje de tamaño, 60% son empresas micro, 30% son industrias pequeñas, 15% son medianas, y el resto son grandes firmas, informó Rafael Blanco, Presidente del Instituto Mexicano del Plástico (IMPI).

México en materia de reciclaje

La industria a nivel nacional busca impulsar el reciclaje de materia plástica. Aunque de acuerdo con las cifras, los índices de reaprovechamiento aún resultan poco favorables. “México recicla aproximadamente 15% de los plásticos, porcentaje que comparado con otros países más industrializados es bajo”, afirmó Eduardo Martínez, Presidente de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC). En este sentido, la agrupación trabaja en impulsar el reciclaje mecánico, es decir, transformar los desperdicios del plástico en una nueva pieza de plástico. Mientras que en lo que respecta al reciclaje energético, explicó Martínez, “apenas estamos entrando en ese tipo tecnología”. La utilización del plástico junto con otros residuos como combustible para generar energía eléctrica en plantas de reciclaje energético es ya una realidad en países como Suiza y Alemania, donde incluso es el principal uso que tienen los residuos plásticos, dada su capacidad energética que es superior a la de la gasolina o el petróleo, por lo que son utilizados como combustible.

De acuerdo con Martínez, de los 6.2 millones de toneladas de plástico que se usa en México se recicla aproximadamente 15% (dentro de esta cifra se incluye también el plástico que México importa). “Exportamos alrededor de 100 mil toneladas de botellas de pet que se acopian aquí y se mandan a China, y China lo recicla”, indicó. El Presidente de la ANIPAC añadió que México importa alrededor de 50 mil toneladas de residuos reciclables, “que no es un una cifra muy grande, pero que se puede evitar si aquí tuviéramos basura más limpia”.

El pet, agregó Martínez, es de los plásticos más reciclados porque es un foco fácil para el recolector, de tal manera que es el producto que más se acopia en proporción a la cantidad que se consume. Posteriormente, los envases de polietileno de alta densidad (shampú, detergente, entre otros), son fáciles de identificar y reciclar, pues si están limpios solo se muelen y se pueden volver a transformar.

La ANIPAC se plantea como meta lograr un 30% de reciclaje, buscando equipararse a países desarrollados como Alemania que cuenta un 35% de reciclaje mecánico. Mientras que haciendo la comparativa con países del norte, Estados Unidos recicla poco menos del 30% y Canadá aproximadamente 17%.

Para el Presidente del IMPI, el desarrollo que está teniendo la industria del pet “es impresionante”. Explicó que actualmente se están consumiendo unas 900 mil toneladas de pet, las cuales están atendiendo a todos los sectores de bebidas, aguas y carbonatadas. De esa cantidad, 200 mil toneladas se están acopiando, 50 mil se están reciclando botella a botella, otras 10 a 15mil toneladas se utilizan y reutilizan para fabricar fibras, y 200 mil más se exportan a China. “Así que hay una gran oportunidad todavía para quien se dedique a reciclar, reutilizar botella a botella de pet o para quien se dedique a fabricar grado fibra o para otras aplicaciones como filamentos, flejes y láminas”, exhortó Blanco.

En los otros sectores hay un problema mayor, ya que todas las toneladas que existen, específicamente del envase, se encuentran en los basureros. “Si acaso un 5% se está reciclando, porque es muy costoso, es más costoso introducir un material reciclado que virgen: si está en basurero, va sucio, hay que lavarlo y triturarlo, y aditivarlo porque ha perdido propiedades mecánicas y físicas, posteriormente hay que eliminar aromas y olores”, explicó el directivo del IMPI.

A pesar de estas complicaciones operativas y de costos, no es imposible hacer este tipo de reciclaje, reflexionó Blanco, “se está haciendo”. Sin embargo, no se da en un grado mayor a 50 mil toneladas de los más de dos millones de basura de plástico, sobre todo de bolsas de polietileno, con las cuales se están fabricando partes para construcción como maderas plásticas.

El reto de la industria mexicana

Funcionar como una cadena completa sin responsabilizar de esta problemática a algún eslabón en particular es un punto de cohesión al que apuestan resirenos, transformadores y distribuidores. Para ellos, dar cumplimiento cabal al esquema de las 3Rs no es congruente sin incluir además a la sociedad y al gobierno. Entonces, al trabajar en conjunto, otros factores ásperos como los costos, la falta de tecnología y la carencia de una cultura sólida del reciclaje podrán verse reducidos para dar lugar a un impulso del desarrollo económico en materia del reciclaje de los residuos plásticos nacionales.

La ANIPAC canaliza esfuerzos en el desarrollo de una interrelación con la gente que maneja la basura para incrementar el proceso de reciclaje. La asociación reconoció el acierto del Gobierno del Distrito Federal (GDF) al implementar la recolección diferenciada de residuos por día (inorgánica y orgánica). Una petición que el gremio ya había realizado previamente, argumentando que la basura se debía separar desde las fuentes, es decir, las casas, para evitar la mezcla de los residuos, recolección primaria que disminuiría costos a la hora de reciclar. “Esperamos que se haga de esta manera también en otros estados, nos permite tener accesos a residuos plásticos más limpios, nos ahorra detergente, energía, agua, y eso comienza a fomentar la inversión, porque en las empresas hay demanda por el material reciclado pero no hay la oferta”, manifestó Martínez.

A la hora de reciclar el factor costo es imprescindible, aunado a ello pesa la realidad de que en México no se cuenta con suficientes instalaciones para lavar la basura, resultando en ocasiones más sencillo importar basura limpia de Estados Unidos. Aunque ahora que existe más basura limpia se comienza a fomentar la inversión en plantas para lavar residuos porque se comienza a generar material y se da un mayor impulso al reciclaje.  “Esto es algo que tiene que permear a todos: al consumidor y ciudadano”, señaló el Presidente de la ANIPAC.

Para el Instituto Mexicano del Plástico el panorama es un poco más alentador. “Tecnológicamente estamos bien en el mercado de envase y empaque; el reuso es incipiente, pero es algo que se está dando: reducir es un éxito”, dijo Blanco al tiempo que celebró que las empresas mexicanas han bajado el calibre de los envases de pet convirtiéndolo en una película muy leve de alta tenacidad y propiedades de resistencia mecánica. Además, dijo, se está reduciendo el calibre en las bolsas del super mercado; “incluso ya se ha atacado el problema ambiental con los oxodegradables, prácticamente todas las tiendas de autoservicio los están utilizando y llegan nuevas tecnologías más amables como los plásticos biodegradables, que se destruyen y son absorbidos por los microorganismos”. En lo que respecta a otros productos plásticos, se están reutilizando en cierta medida los garrafones de pet, de PVC y policarbonato.

El instituto identificó que el reto está en el abasto, y aclaró que a nivel nacional en pet somos 100% autosuficientes mientras que en poliolefinas y polipropileno estamos teniendo que importar hasta un 40% de materias primas del mundo. Asimismo, “en maquinaria y equipos, en pet estamos totalmente modernos y actualizados, ya que las inversiones las han hecho las grandes firmas enbotelladoras; pero en el otro sector (los envases de agentes limpiadores e incluso cosméticos tenemos un atraso tecnológico en maquinaria de aproximadamente 10 años”. Esto último debido a que el segmento involucra productos que están dentro de la canasta básica (como el aceite, el shampoo y algunos alimentos) y no permiten incrementos.

Legislación e incentivos fiscales

En materia de legislación, la cadena productiva del sector de plásticos no sólo se involucra en los reglamentos para la gestión de nuevas alternativas, también demanda incentivos fiscales que impulsen el desarrollo de otras industrias, por ejemplo la textil, puesto que así se evitaría enviar material al exterior que regresa a México ya transformado.

Rubén Muñoz, Director de la Comisión de la Industria del Plástico, Responsabilidad y Desarrollo Sustentable (CIPRES), perteneciente a la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ), afirmó que si bien hay algunos incentivos fiscales, éstos no han sido suficientes. Contextualizó que en el caso del pet y de las bolsas de plástico –los materiales más atacados– el primero es el que tiene un mercado con mayor reciclaje de entre todos los plásticos, pero sucede que la mayoría de las veces, “de la mayor cantidad de residuos que se alcanza a acopiar, una buena cantidad se va a otros países donde es transformado y nos lo regresan con otro valor (como alfombras y textiles), esta parte es la que hace falta en México”.

El especialista describió que ya tenemos la infraestructura para trabajar de botella en botella pero no hay el incentivo fiscal que ayude a generar ese mercado para el manejo de textiles, por ejemplo. “En México nadie le entra porque no hay ningún valor en ese sentido, entonces lo que estamos solicitando es que se genere ese mercado dentro del país, que tú como empresario, si te quieres dedicar a la parte del reciclaje, exista un incentivo que realmente te motive”.

Y lamentó que “hoy difícilmente ese mercado va a poder prosperar si no hay un beneficio fiscal. Pues pareciera que por generar muchos residuos hasta te pueden penalizar, cuando mucho se puede reciclar y mover de otra manera, pero no se tiene el incentivo y la manera de poder realizarlo”.

En lo que concierne a legislaciones, la comisión ha trabajado desde la Ley General de la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, así como en su reglamento, además de otras leyes locales, y en reglamentaciones que establecen una serie de principios para inducir a las empresas a modificar su forma de trabajar. Un ejemplo, citó el directivo de la ANIQ, es el caso de las bolsas de plástico que finalmente no se prohibieron porque se da evidencia de que por sí mismas no dan un impacto sino debido a la mala disposición que se hace de ellas.

Rubén Muñoz precisó que aunque ya se contaba con legislaciones, no se tenía realmente definido el enfoque, por lo que a partir de 2003 se generó esta ley general y posteriormente su reglamento. Por otro lado, cada estado del país ha venido manejando su propia regulación, en el entendido de que los residuos sólidos urbanos son de jurisdicción local, es decir, a cada entidad le corresponde administrarlos. De tal manera que cada entidad ha ido mejorando su marco normativo y sumando nuevos conceptos en los que ahora se está apostando a un mejor manejo de los residuos.

“Lo más reciente que se hizo con el GDF fue el establecimiento de unos criterios de sustentabilidad en la parte de producción y consumo, entonces a todos los involucrados en la cadena se les han establecido una serie de indicadores que se obligan a cumplir para garantizar un manejo más adecuado de todos los residuos, tanto del producto como de los residuos que se puedan generar”, resaltó Muñoz.

Por su parte, la ANIPAC comentó que al modificarse en noviembre del año pasado la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal se habla ahora de todos los plásticos y de un concepto integral, que incluye la producción pero también a la sociedad en lo que respecta al consumo que hace de esos productos, y por tanto al usuario y al gobierno.

La tendencia en las 3Rs

El Director de CIPRES reconoció que mucha de la problemática ambiental le atañe al factor cultura, porque “podremos tener las mejores leyes, y la parte empresarial puede desarrollar la tecnología más sofisticada, pero si la sociedad no está consciente y comprometida con lo que debe de hacer difícilmente lo demás puede funcionar”. Por lo que alentó a los diferentes actores a sumarse –gobiernos, empresarios y sociedad– para generar mecanismos de beneficio común.

En este punto, un acierto de la ANIQ fue contactar a las autoridades educativas y lograr la inclusión del tema de las 3Rs dentro del temario del libro de texto gratuito de ciencias naturales de tercer año de primaria. Pero falta más, reconoció Muñoz, como información sobre qué es un material biobasado y biodegradable, además de enseñarle a la sociedad cómo manejar estos materiales. “Estamos apostando a que a través de la cultura y la educación podemos tener una sociedad más educada e informada”, dijo.

El Presidente de la ANIPAC, Eduardo Martínez, consideró dos factores en la tendencia de la gestión correcta de los envases plásticos: la parte mercadológica y la percepción de la gente. Explicó que desde el punto de vista ambiental, una gran parte de los plásticos son sencillamente reciclables, sin mucha demanda de energía y agua sobre todo si vienen limpios; pero los que vienen muy sucios por requieren más agua y detergente, de tal manera que el impacto ambiental puede ser más grande que si no se reciclara. “Entonces aquí lo fundamental es separar la basura”, exhortó.

En lo que respecta a la mentalidad de la gente, la mayoría cree que es mejor aquello que se biodegrada contra lo que no, lo cual es incorrecto, afirmó. “Hay productos que están hechos para no biodegradarse, como es el caso de los plásticos, hechos en su mayoría para durar: ésa es la meta de un plástico, el reciclaje es una opción económicamente mejor”. Sin embargo, destacó que la mercadotecnia ambiental utiliza el concepto biodegradable, frente a lo cual, reiteró, es mejor reciclar. “Entonces hay dos enfoques, la corriente mercadológica y la realmente ambiental: un ambientalista bien informado va a preferir el reciclaje sobre la biodegradación”, señaló.

Martínez rescató el dato de que en Europa el 53% de los productos que se empacan son embalados en plástico, pero ese 53% solo representa el 20% en peso, es decir, que de 100 kilos de empaque, 20 son kilos de plástico, y esos sirven para empacar 53% de los productos.

Por lo que previó que los plásticos van a seguir tomando una participación importante dentro de los empaques: “El plástico fue el mejor invento del siglo XX y todavía no alcanzamos a ver todos los potenciales que tiene, por lo menos en México todavía nos falta mucho”.

Producción y consumo sustentable

• En la Gaceta Oficial del Distrito Federal fueron publicados los Criterios y Normas de Producción y Consumo Sustentable de los Productos Plásticos, de acuerdo con la reforma a la Ley de Residuos Sólidos efectuada en noviembre de 2010.

• Los criterios anunciados se dividen en cuatro apartados que consideran la reducción, el reciclaje y la reutilización en el manejo de las bolsas de plástico, al tiempo que garantizan que el ciclo de vida no sea mayor a 10 años, según la Secretaría del Medio Ambiente (SMA). La reforma aprobada atiende lineamientos técnicos y científicos basados en un proceso de análisis de las tecnologías vigentes.

• Los criterios entrarán en vigor un año después de publicados (julio de 2011); mientras tanto se convocará a un nuevo grupo de trabajo en el Comité de Normalización para estudiar, discutir, elaborar y publicar las normas ambientales locales sobre sustentabilidad y materiales de reciclaje.