Las propiedades de reciclado que debe tener el embalaje de un producto deben pensarse desde el diseño, ya que es el momento en el cual se pueden pensar acciones que minimicen su impacto ambiental al momento de desecharse.
El plástico es una realidad en el mundo de la alimentación y su uso está siendo cada vez más frecuente, incluso en el envasado de productos antes vetados como por ejemplo es el caso del vino.
Cuando se habla de un envase plástico hay que pensar en el Diseño como factor clave del mismo y entenderlo como diferentes elementos interrelacionados, entre los que caben destacar:
• Diseño Técnico y Funcional, encaminado a la protección del producto, relacionado entre otros factores con la duración del mismo, el uso (por ejemplo el envase se puede usar también en la cocción o elaboración de la comida) o el etiquetado.
• Diseño Económico, encaminado a la reducción del coste, muy importante en el envasado de un producto poco elaborado, donde el precio final del producto va a marcar una decisión de compra. Este diseño va a tener en cuenta aspectos como por ejemplo la reducción de espesores.
• Diseño Ecológico o Ecodiseño, relacionado con la mejora ambiental. Es la integración de los aspectos medioambientales en el diseño del producto con el fin de mejorar su comportamiento medioambiental a lo largo de todo su ciclo de vida. Éste está relacionado con diferentes factores como es la reducción de sustancias peligrosas, la disminución de materiales o el denominado Diseño encaminado al reciclaje o Reciclabilidad.
Lógicamente todos estos elementos cuando se conjugan, deben dar un envase más atractivo al consumidor.
Reciclar envases domésticos
Uno de los aspectos mencionados antes, la Reciclabilidad del envase, es muy importante, sobretodo cuando se habla de envases domésticos.
En España, la legislación de envase y residuos de envase establece la responsabilidad del envasador ante los residuos generados y su gestión. Esta responsabilidad, en el caso de los envases domésticos, se ha traducido en el modelo de gestión denominado SIG (Sistema Integrado de Gestión) que gestiona ECOEMBES.
Esta gestión en la realidad consta de un pago por envase puesto en el mercado (que depende del peso de éste y materiales empleados). La recaudación de este dinero permite que el esquema normal que se tiene en el territorio sea depositar el envase usado o residuo de envase en el denominado contenedor de envases ligeros, que luego es separado en las distintas fracciones recuperables en una planta de selección. Dichas fracciones son luego recicladas en una planta de reciclado.
Las fracciones de plástico que se obtienen de una planta de selección son:
• Polietileno de alta densidad (HDPE).
• Plástico film.
• Plásticos mezcla.
• Poli (tereftalato de etileno) (PET).
La eficiencia de las plantas, sobretodo la de reciclado, depende de factores que varían desde la buena separación hecha por el propio consumidor, hasta las características del propio envase (como la cantidad y el tipo de material empleado).
Estas características van relacionadas con la propia reciclabilidad del envase. Se define reciclable como “característica de un producto, envase o componente asociado que puede ser desviado de la corriente de los residuos a través de procesos y programas disponibles y que pueden ser recogidos, procesados y devueltos para el uso en forma de materias primas o productos”. Este término es complicado puesto que en cada caso va a depender de la tecnología existente en el mercado.
Reciclado multimaterial
Hace unos años se hablaba de que un envase plástico era reciclable cuando se trataba de un monomaterial (un solo material), no-impreso y sin metalizar. Sin embargo, conforme han ido pasando los años esta situación ha cambiado, se reciclan productos con varios materiales plásticos, como por ejemplo los films y lámina multicapas, impresos y metalizados, dando lugar a materiales plásticos reciclados de mayor o menor calidad.
Esta situación ha evolucionado impulsada por el propio mercado y debido a dos circunstancias claras: equipamiento más adecuado y compatibilización. Se ha desarrollado maquinaria más potente que permiten una mayor desgasificación, con sistemas de filtrado mejores y en continuo, que dan lugar a productos con baja presencia de otros materiales (baja contaminación). Este equipamiento está en continua evolución y permite la obtención de mejores productos con mayores rendimientos.
El uso de compatibilizantes, cada vez cobra una mayor importancia, se basa en la compatibilidad/incompatibilidad de los materiales plásticos.
Compatibilización
La compatibilización: es el proceso por el cual se modifican las propiedades de la interfase de un blend (mezcla de dos plásticos inmiscibles) de forma que esta se vuelve estable y la mezcla actúa como una sola fase.
Así, en este proceso se adiciona un aditivo denominado compatibilizante, que actúa de puente entre los dos plásticos que a priori son no-compatibles. El estudio y desarrollo de nuevos compatibilizantes, ha hecho posible, que un residuo de dos plásticos que en principio se consideran incompatibles, se puedan procesar conjuntamente y den un material reciclado con una calidad aceptable.
El punto más crítico es determinar en cada caso qué compatibilizante es el más adecuado y en qué proporción se debe añadir. Lógicamente la adición de dicho compatibilizante supondrá un coste adicional, lo que se reflejará en el precio del material reciclado final. Además en la gran mayoría de ocasiones los recicladores no detectan la aparición de mezclas y multicapas en los residuos de envases hasta un tiempo después de que estos envases aparezcan en el mercado, con lo que el tiempo de respuesta es mayor y se complica muchas veces por la falta de información sobre los mismos.
Así, aunque la compatibilización permite hablar de envases que aumentan su reciclabilidad, no hay que perder de vista que se necesita más información sobre los envases para tratar correctamente los residuos y que en general el esfuerzo se debería hacer en el diseño y no solamente al final del proceso.
Esta situación a veces parece imposible puesto que la tendencia en envase alimentario es hacia envases menos reciclables, ya que cada vez son más habituales los envases multicapas que permiten alargar la vida útil del producto, conservando mejor sus propiedades alimenticias y organolépticas. No hay que olvidar que en el fondo un residuo no es más que un recurso.