Analistas indican que tratar de poner orden en el mercado de azúcar de maíz, es una tarea titánica, debido a estructuras distintas entre el país y EU.Cuando se habla del mercado de edulcorantes de Norteamérica indudablemente se debe atender a la influencia que en el mundo tienen México y Estados Unidos, binomio caracterizado tanto por una producción como por un consumo de la zona, ambos de 16 millones de toneladas de azúcar.
Tratar de ponerle orden al mercado común ha sido, sin duda alguna, una tarea titánica y más cuando en el asunto se discute por una parte, que la fructosa (azúcar de maíz) compite deslealmente contra el azúcar de caña. Para productores de caña en México, las importaciones de fructosa desde EU han debilitado la industria nacional, ya que el consumo de azúcar ha disminuido y su abundancia ha provocado una caída sustancial de los precios al consumidor que, además, son la base para valorar la materia prima que surten a los ingenios.
Por otro lado, la estructura de ambos mercados es muy distinta. De inicio, EU, mercado deficitario en azúcar, tiene un mecanismo de asignación de cuotas de importación para países fuera del TLCAN. En México la falta de información oportunamente cedida por los participantes no ha permitido que las autoridades decidan eficientemente en qué momentos se necesita importar o exportar azúcar.
Tan diferentes son los mercados, que en EU existe un mecanismo que define que si el azúcar llega a un mínimo, el gobierno es el responsable de absorber esos inventarios y buscar la forma de canalizarlos a otros mercados con el fin de defender a la industria, por ejemplo, de un exceso de abasto.
En México, hasta este año, después de casi dos décadas, se ha decidido exportar fuera del TLCAN para desahogar el sobre abasto del dulce que simplemente mantiene deprimidos los precios internos y sin elementos que permitan suponer una pronta recuperación. En estos momentos se discuten las formas en que el gobierno Federal podría apoyar a los cañeros del país aunque, como es de esperar, no siempre todos quedan conformes con las decisiones tomadas.
En definitiva, no es este el momento para confrontación entre las industrias de edulcorantes en ambos países porque el objetivo común es el desarrollo industrial y económico de la región.
Después de un año de récords de producción, muchos siguen preguntando cuánto estará la industria preparada para enfrentar los retos de los próximos años. Ante la posibilidad de reformas hacendarias que impactarían a todo el sector, la diversificación de la caña para producir etanol y energía eléctrica es toda una tarea por alcanzar.
Fuente: Zafranet.com