La ganadería argentina enfrenta el desafío de expandir la actividad global. Por ello, informaron que el aumento de producción es necesario para satisfacer la demanda doméstica y mejorar la oferta internacional.El INTA, junto con la Secretaría de Ganadería del Ministerio de Agroindustria de la Nación, presentó una propuesta de modificación del sistema para tipificar las reses y la carne, durante la 9ª Jornada de Actualización en Genética Bovina en la Exposición Rural de Palermo.
El negocio cárnico se dirigió hacia reses más chicas como consecuencia de un sistema que califica a los bovinos según el grado de engrasamiento, la categoría animal vinculada con la edad y el peso y la conformación. Aníbal Pordomingo, coordinador del Programa Nacional de Producción Animal del INTA, dijo: estamos faenando animales muy pequeños en edad pero, a su vez, de muy bajo peso y pretendiendo vender la calidad a través de una categoría muy joven.
Según el especialista, esos parámetros están contextualizados en un sistema pastoril, donde la energía está condicionada por la calidad del pasto. En cambio, en los planteos que actualmente se encuentran en expansión, con mayor uso de grano y mayor intensificación, no necesariamente estas correlaciones son reales, expresó.
Como la tipificación actual no premia al ganadero por producir más por animal, éste se destina a la faena con menor peso y, así, se pierde la oportunidad de vender más kilos. Podemos producir posiblemente 30% o 40% más de carne en el país con un sistema que no castigue a animales 100 kilos más pesados en todas las categorías, indicó.
La alimentación cambió los paradigmas que le dan estructura al sistema de tipificación de reses y carne vigente en Argentina. En este sentido, Pordomingo consideró que no ha sido de utilidad para valorar objetivamente por calidad, ni para educar al consumidor sobre las características de la carne emergente de los sistemas de producción actuales, ya que "se basa en mirar al animal desde su conformación.
Además de lo que se pierde de generar con el mismo stock, para poder abastecer la demanda interna en los próximos cuatro a siete años, la Argentina debería aumentar su producción sustancialmente. Si uno quiere tener algo de mercado externo y abastecer los 50 a 55 kilos de carne por habitante por año, necesita producir más carne por animal nacido, estimó.
A este cuadro se suma que la demanda internacional de carne de calidad se orienta, en general, hacia cortes de mayor tamaño, peso y grado de terminación y homogeneidad, que los producidos en los últimos años, dirigidos hacia un mercado doméstico, acostumbrado a medias reses pequeñas y heterogéneas, expresó Pordomingo.
Prácticamente en el mundo el único que quedó utilizando este tipo de estrategia es Argentina porque eso hace que seamos bastante ineficientes en la producción global de carne, precisó. Asimismo, observó que los sistemas pastoriles, frecuentemente exceden los dos años de edad a la faena, pero los de suplementación y los de terminación a corral son modelos muy estables porque raramente superan los tres años de edad a faena y son centrales en los negocios de exportación.
Fuente: CarneTec.com