El 15,7% de los adultos que viven a lo largo de la frontera tienen diabetes, según un estudio publicado en la Revista Panamericana de Salud Pública.
De cada tres personas diagnosticadas con diabetes en la frontera entre México y los Estados Unidos, una cuarta persona padece la enfermedad pero no lo sabe, por lo que tiene un mayor riesgo de sufrir cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, ceguera, insuficiencia renal y amputaciones, según estudios publicados la Revista Panamericana de Salud Pública.
La prevalencia de diabetes tipo 2 es entre dos y tres veces mayor en la zona fronteriza que en el resto de los Estados Unidos y México. Se calcula que 15,7% de los adultos que viven a lo largo de la frontera es decir, cerca de 1,2 millones de personas tienen diabetes; esta cifra es considerablemente superior a las tasas de prevalencia a escala nacional en los dos países, que se ubican en 8,2% en México y 5,2% en los Estados Unidos.
Además, 14% de los adultos que viven en la frontera es decir, cerca de un millón de personas están en fase prediabética y unas 300 mil personas de la zona desconocen que sufren la enfermedad.
Estos resultados se dieron a conocer en un número especial de la Revista Panamericana de Salud Pública, publicación científica arbitrada de la OPS. En este número especial se presentan los resultados del Proyecto de Prevención y Control de la Diabetes en la Frontera México-Estados Unidos, una iniciativa binacional de investigación coordinada por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS). La iniciativa cuenta con la colaboración de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), la Secretaría de Salud de México y las fundaciones Paso del Norte y California Endowment.
La diabetes tipo 2 es uno de los problemas de salud pública más importantes y difíciles que enfrentan México y los Estados Unidos, señala la doctora María Teresa Cerqueira, jefa de la Oficina de la OPS para la Frontera México-Estados Unidos. Cerqueira, que formó parte del grupo de investigadores que dirigió el proyecto, agrega: Considerando las tendencias de las enfermedades crónicas a lo largo de la frontera entre México y los Estados Unidos, ello puede considerarse apenas la punta del iceberg.
Los resultados se basan en datos recopilados entre los años 2001 y 2002 en 16 condados de los Estados Unidos y 28 municipios de México. Los datos muestran que 70% de la población fronteriza que padece diabetes tiene exceso de peso o es obesa y solo 30% realiza actividad física con regularidad. Aparentemente, el proceso de asimilación trae como consecuencia una reducción en el consumo de frutas y verduras, pero también genera una mayor conciencia sobre la importancia de incorporar hábitos saludables y actividad física, en particular en el modo de vida.
Los estudios también revelan que las personas de ascendencia mexicana en ambos lados de la frontera tienen mayores probabilidades de padecer diabetes sin saberlo. Igual ocurre con las personas que no disponen de un seguro de salud o no tienen acceso a servicios de salud.
De nuestro estudio se infiere que los responsables de las políticas de salud pública deben hacer todo lo posible para aumentar el acceso a la atención preventiva relacionada con la diabetes, dijo el doctor Xuanping Zhang, experto en diabetes de los CDC y autor principal de uno de los estudios. También debemos mejorar los servicios de atención preventiva
Las personas, las comunidades, los proveedores del sector de salud pública y los sistemas de atención sanitaria deben colaborar para encontrar una manera de prevenir la diabetes, por ejemplo, haciendo que la atención preventiva sea más accesible, asequible, sostenible y atractiva.
Resultados adicionales
Entre otros resultados importantes del proyecto se encuentran los siguientes:
Existe una relación inversamente proporcional entre la diabetes y los niveles socioeconómicos y de escolaridad.
Casi 48% de los diabéticos sufren de hipertensión, pero solo uno de cada cuatro recibe tratamiento para controlarla.
Cerca de 61% de las personas que viven en la frontera a las que se les ha diagnosticado diabetes tienen cuando menos un pariente consanguíneo que también padece la enfermedad. Esto confirma que los antecedentes familiares constituyen un importante factor de riesgo.
La obesidad parece ser un factor clave en las altas tasas de diabetes en la frontera: más de un tercio de los habitantes de la zona son obesos. En términos generales, las personas obesas tienen 2.5 veces más probabilidades de padecer diabetes que las personas de peso normal.
De acuerdo con los resultados del proyecto, la prevalencia de diabetes no diagnosticada en los habitantes estadounidenses de la frontera es inferior a la prevalencia registrada en la población estadounidense diabética general (15% frente a 30%, respectivamente). Para los investigadores, esto puede deberse a que los proveedores de atención sanitaria de los Estados Unidos están más conscientes de que los hispanos de ese país tienen un mayor riesgo de padecer diabetes que la población blanca no hispana.
El proyecto de diabetes en la frontera es la primera iniciativa de investigación en la cual se considera la frontera como una unidad epidemiológica única. Los investigadores señalan que los condados y los municipios de ambos lados de la frontera comparten más semejanzas ambientales, culturales y de conducta entre sí que con otros condados y municipios de sus respectivos países.
"En la población fronteriza hay mitos culturales profundamente arraigados. Con frecuencia se oyen expresiones como la diabetes es inevitable; mis padres o mis abuelos tuvieron diabetes tipo 2 y ahora la tengo yo , indica la doctora Cerqueira. Esta actitud es consecuencia de falta de conocimiento acerca de qué causa la diabetes tipo 2, cómo puede prevenirse y cuáles son los factores de riesgo.
En el proyecto de diabetes en la frontera entre México y los Estados Unidos participaron más de 130 instituciones de ambos países. El proyecto brinda un ejemplo perfecto de una asociación binacional exitosa, cuyas actividades condujeron a la determinación de la prevalencia de diabetes, la identificación de los factores de riesgo y el establecimiento de un programa viable de prevención y control de la diabetes, capaz de responder a las necesidades específicas de la población de la frontera, señala la directora de la OPS, la doctora Mirta Roses, en un editorial del número especial de la Revista Panamericana de Salud Pública.
Los resultados del estudio confirman que se necesita reforzar las actividades binacionales y transfronterizas para controlar las enfermedades crónicas no transmisibles y, en especial, sus factores de riesgo, concretamente la inactividad física, los regímenes alimentarios poco saludables, el sobrepeso y la obesidad, indica la doctora Cerqueira.