En el mundo se desperdician cerca de mil 300 millones de toneladas de alimentos al año. Algo que podría cambiar con el apoyo de la industria del packaging.
En el mundo se desperdician cerca de mil 300 millones de toneladas de alimentos al año. Algo que podría cambiar con el apoyo de la industria del packaging.
De acuerdo a recientes estudios, la fuente principal de desperdicio de alimentos no son los restaurantes o supermercados, sino los hogares, responsables de un 42% del total. Esto ocurre en gran medida a causa del etiquetado de fecha de caducidad o consumo preferente de los alimentos: una información que a veces induce a error a los consumidores y provoca que muchos alimentos sean desechados en perfectas condiciones.
Otra causa del desperdicio en los hogares está relacionada con los formatos. Teniendo en cuenta la evolución de la sociedad, encontramos un mayor número de hogares unipersonales o de menor tamaño que no encuentran envases adecuados a sus necesidades.
Este es un aspecto en que el sector del packaging es fundamental: el hecho de que los envases sean de mayor tamaño del necesario provoca que, en ocasiones, los alimentos caduquen, terminen en mal estado, o sean enviados directamente a la basura. Algo tan sencillo como adecuar los tamaños de los envases puede minimizar este problema.
El packaging puede ser realmente el gran aliado para reducir el despilfarro que hoy afecta a un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo. Como hemos visto, un correcto etiquetado y formatos adecuados a las necesidades sociales son esenciales para frenar este problema.
Además, envases adecuados permiten almacenar y transportar los alimentos de forma segura y cómoda para los consumidores, conservando las cualidades de los productos y prolongando su vida útil.
Frente a la venta sin envasado o a sistemas caseros, un correcto packaging permite mantener los alimentos en mejores condiciones durante más tiempo, alargando su fecha de expiración y reduciendo por tanto su desperdicio.
Los envases permiten compartir información con el consumidor sobre su contenido, procedencia, componentes, valores nutricionales o fecha de caducidad/consumo preferente, que no sólo son obligatorias, según normas internacionales, sino extremadamente útiles para cada uno de nosotros. Datos como la vida útil ayudan a prever un consumo en fecha y modo de conservar un alimento.
Otras tendencias como la reducción de tamaño y peso, light weighing in packaging o packaging ligero, también suponen un claro avance. Este tipo de envasado reduce costos, formatos (más apropiados para hogares pequeños) y costos en la cadena de producción.
Una solución en la misma línea que impulsa la solución de este problema, sería beneficioso para el medio ambiente ya que los restos de packaging a reciclar podrían ser menores. El desperdicio de alimentos es un problema urgente por su magnitud y complejo por sus vínculos económicos, medioambientales y sociales.
La industria del packaging tiene mucho que decir y es importante que se tenga en cuenta la opinión de este sector. Se tiene la capacidad de fabricar envases más adaptados a los nuevos modos de vida, a las normativas oficiales y que sean sostenibles.
Las instituciones pueden apoyar con sus iniciativas y los consumidores, actuando con conciencia para evitar comprar excesivas y deshacerse del producto que se pueden consumir.