Con la siembra de maíz genéticamente modificado en programa piloto, se podrá evaluar el costo-beneficio económico y ambiental de esta tecnología en las condiciones agrícolas reales que siembra el agricultor.
Las empresas integrantes de AgroBIO México reconocen el trabajo del Gobierno Federal al evaluar las solicitudes y expedir los dos primeros permisos para la siembra en Sinaloa de maíz genéticamente modificado en programa piloto.
Se espera que un total de cuatro solicitudes aún pendientes para Sinaloa y otras siete para el norte de Tamaulipas, sean resueltas favorablemente en los siguientes días. Al igual que las solicitudes ya aprobadas, éstas cumplen con todos los requisitos exigidos por la Ley y contienen toda la información necesaria para la autoridad, generada por más de dos años de siembras experimentales de maíz genéticamente modificado en México, y por más de quince años de siembras exitosas en varios países como Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Estados Unidos y España.
La tecnología ahora aprobada para su siembra en programa piloto, ya fue satisfactoriamente sembrada en México de manera experimental, en los términos dispuestos por la Ley y conforme a las medidas de bioseguridad y condicionantes impuestos por la autoridad competente. De este modo, se confirmó que el maíz genéticamente modificado es equivalente agronómicamente al maíz convencional, así como su eficacia biológica, puesto que controla las plagas objetivo y no tiene efecto nocivo alguno en las poblaciones de insectos benéficos o inocuos para el cultivo.
Con los permisos para siembra de maíz genéticamente modificado en programa piloto en Sinaloa, la autoridad y los productores mexicanos podrán evaluar en condiciones reales de cultivo, los costos y los beneficios, no sólo productivos y económicos, sino también los ambientales, puesto que esta tecnología permite un uso más racional de los agroquímicos, con su consecuente impacto positivo en el ambiente, entre otros beneficios asociados.
Al igual que los permisos de siembra experimental, estos permisos incluyen medidas de bioseguridad y condicionantes determinadas tanto por la SAGARPA, como por la SEMARNAT. Éstas son de cumplimiento obligatorio para las empresas y están dirigidas a asegurar que la siembra de maíz genéticamente modificado en programa piloto se realice conforme a la ley, y bajo la supervisión de la autoridad federal en el ejercicio de sus facultades de inspección y vigilancia.
Cabe señalar, que diversas organizaciones de productores del norte de México han manifestado su convicción respecto a que el acceso a esta tecnología contribuirá favorablemente a mitigar el impacto de la actual crisis alimentaria.
Durante la fase de siembra experimental de maíz genéticamente modificado, se pudo constatar el incremento en los rendimientos al disminuir el daño por plagas de insectos y de malezas. Esto también se traduce en ahorros por un uso más racional de plaguicidas y combustibles. Todo esto se podrá reconfirmar con las siembras en programa piloto a mayor escala.
Con la aprobación de las solicitudes de programa piloto y el avance a esta segunda fase, México podrá dar un paso firme para que sus productores tengan acceso a esta tecnología. Una tecnología que de acuerdo a los últimos datos reportados, ya ha sido adoptada por más de 16.7 millones de productores alrededor del mundo, y para la cual destinaron, solamente en el año 2011, casi 160 millones de hectáreas. De igual modo, sólo en el 2010, estos cultivos evitaron la emisión de 19 millones de toneladas de CO2, lo que equivale a retirar a 9 millones de vehículos de la circulación.
Adicionalmente, la siembra de maíz genéticamente modificado permitirá reducir la dependencia de México de las importaciones de este grano, las cuales fueron de alrededor de 10 millones de toneladas en 2010, con un valor superior a los 2 mil 500 millones de dólares, mismos que ahora podrían ser para los productores mexicanos.
La adopción de tecnología moderna en el campo, como la que representa la siembra de maíz genéticamente modificado, constituye una oportunidad para que el sector agroalimentario desempeñe un papel prominente en el desarrollo socioeconómico del país, y es parte de la Nueva Visión para la Agricultura impulsada por el Gobierno de México. Es así, que se busca incrementar la productividad, la competitividad y sustentabilidad del campo, mejorando la calidad de vida de la población rural mexicana.