Es la gran industria global argentina. El sector produce el 25% del PBI industrial y exportó US$29.000 millones en 2011.
Uno de cada tres dólares que la Argentina exporta es generado por el complejo alimenticio y bebidas. Con ventas al exterior que en 2011 superaron los US$29.000 millones e importaciones por apenas US$1.660 millones, este sector aparece como vital para entender por qué todavía nuestro país tiene superávit en su balanza comercial, compensando junto con los productos primarios los desbalances generados en el entramado industrial y los combustibles.
En 2011 la producción total de alimentos y bebidas trepó a los US$50.000 millones, siendo para muchos el sector productivo industrial por excelencia del país. Sólo basta pensar que el valor agregado de esta industria representa un 4,6% del PBI total y el 25% del PBI manufacturero. La Argentina es el séptimo productor mundial de alimentos y bebidas y el décimo mayor exportador.
Pero los empresarios del sector no desconocen la reciente escalada comercial con Brasil a partir de las restricciones al ingreso de ciertos alimentos argentinos a ese mercado, y eso genera preocupación. La medida es una reacción de Brasilia a las trabas aplicadas por Argentina a las importaciones, a través de licencias no automáticas y diversos trámites burocráticos.
El 23 de mayo, durante la Primera Jornada Nacional de Alimentos y Bebidas, que organizó la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), el fantasma de las trabas al comercio sobrevoló el encuentro, pensado para debatir las oportunidades que se abren a esta industria gracias a la fuerte la demanda mundial. Así, los problemas del día a día se mezclan con el potencial a largo plazo.
Made in Argentina Los empresarios destacan la capacidad de expansión de esta industria, en especial de las exportaciones, pero el mercado doméstico muestra otro perfil. Los precios minoristas crecieron a un ritmo del 30% promedio el último año, más que la inflación real, en un marco en el que el consumo pareciera tener poco margen para crecer.
Abel Viglione, economista de FIEL, cree que el consumo en el mercado interno no puede crecer por mayor oferta, porque el sector de alimentos y bebidas se expande a la tasa de crecimiento de la población y especialmente de la formación de nuevos hogares, así que por ahí no hay mucho margen para ganar. Y agrega: Siendo esto así, el sector debe buscar una mayor producción por el lado de las exportaciones. Para esto lo recomendable es incrementar la oferta y abrir nichos para llegar a nuevos mercados. Históricamente, éste fue un sector que traccionó la actividad económica, aunque en especial en lo que son bienes básicos. Para Viglione las condiciones macro son claves para exportar. Si un país quiere tener a la Argentina como proveedor y ve que no puede cumplir con la Cuota Hilton, y no le va a dar mucha seguridad, admite.
Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales, sostiene que alimentos y bebidas es la única industria global que tiene la Argentina y la principal cadena industrial, incluso por delante de la automotriz, que es más bien regional y, mucho más intra-Mercosur.
Las exportaciones argentinas de alimentos están creciendo y pueden desplazar a otros proveedores en mercados globales, aduce Elizondo. Pero para eso, nuestro país tiene que desarrollar una oferta más calificada de alimentos, incorporar mayor valor agregado y trabajar en el desarrollo de marcas y la certificación de la oferta (orgánicos, productos para celíacos, etcétera).
Aterrizaje suave Para este año el sector proyecta un crecimiento de entre el 3,5% y el 5%. Un informe de IES Consultores revela que la elaboración de alimentos y bebidas creció un 5% en 2011 respecto del año anterior, siendo la molienda de cereales y oleaginosas y la producción de lácteos los principales motores.
Alejandro Ovando, director de IES, estima que este año la producción crecerá entre 4,5% y 5%, pero hay nubes en el horizonte. El sector crecerá con valores moderados, pero mucho depende de cómo cierren las paritarias, que vienen un poco retrasadas, sostiene.
Daniel Funes de Rioja, titular de Copal, ve un panorama similar. Sin arriesgar una cifra, confiesa que sería deseable mantener el crecimiento del año pasado (3,8% en volumen) pero no hay nada garantizado, sobre todo con un impacto tan fuerte de las exportaciones y con interrogantes tan grandes desde el punto de vista del mercado internacional.
Las últimas noticias del sector advierten sobre una desaceleración. Según cifras de COPAL, mientras en 2010 la producción de alimentos y bebidas tuvo un crecimiento (en volumen) del 4,9%, en 2011 el alza fue del 3,8% y en el primer trimestre de 2012 creció un 2,2% en la comparación interanual.
Evidentemente hay una desaceleración, pero no hay índices negativos. En el caso de la industria de alimentos y bebidas, estamos muy atentos a la evolución de los indicadores. Yo diría que estamos ocupados, todavía no estamos preocupados, destaca Funes de Rioja.
Para el INDEC, la desaceleración fue aún más brusca. De acuerdo al Estimador Mensual Industrial, en el trimestre enero-marzo de 2012 el sector de alimentos y bebidas creció al 1,1%. Si bien no hay una relación directa, parte del bajo desempeño podría explicarse por la suba de precios. El nivel de precios del bloque alimenticio, en el promedio de lo que va de 2012, se ubicó un 30,6% por encima del de doce meses atrás, destaca el informe de IES Consultores.
Fuente: Clarin