Industria de A&B está muy bien posicionada

El sector agroalimentario es uno de los actores más dinámicos de la economía argentina, tanto en su mercado interno como externo. Por esta razón se creó la Subsecretaría de Alimentos y Bebidas para impulsar al sector.
Con la asunción del nuevo gobierno nacional, en diciembre de 2015, se le dio a la industria de alimentos y bebidas el reconocimiento esperado al crear la Subsecretaría de Alimentos y Bebidas, que depende de la Secretaría de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria. Su dirección está a cargo de la ingeniera agrónoma Mercedes Nimo, quien además de haber sido por cinco años la Directora Ejecutiva de Copal, formó parte durante 16 años y hasta el 2010 de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos.

Énfasis Alimentación: ¿Cuál es la importancia de tener una Subsecretaría de A&B?
Mercedes Nimo: Al ser una Subsecretaria le han dado a la industria de alimentos y bebidas el rol que desde el sector se venía pidiendo, el protagonismo que tiene que tener cuando es uno de los sectores que más promueve el desarrollo de la Argentina. En el año 2010, cuando se creó el Ministerio de Agricultura, desapareció el área de alimentos que era una Dirección Nacional. En diciembre de 2015 no solo se promueve que el Ministerio incluya a la industria de alimentos, y a la agroindustria en general, sino que se le da un rango superior como Subsecretaría.

É.A: ¿Cuáles son sus responsabilidades?
M.N: Tenemos dos áreas de trabajo: una vertical que tiene que ver con el análisis económico y seguimiento de la evolución de los sectores. Y otra horizontal o transversal, en la que trabajamos con herramientas de agregado de valor como la producción orgánica, los sellos de calidad, las denominaciones de origen, formación y capacitación principalmente para Pymes, trabajos en temas de calidad, implementación de los sistemas de gestión, marco regulatorio, normas Mercosur de alimentos, Codex Alimentarius, entre otros.

É.A: ¿En qué situación encontró al sector?
M.N: Creo que el tema más crítico es el de las economías regionales, que fue desatendido por lo menos desde hace dos o tres años. Ahora comienza un proceso de reconstrucción y recomposición que va a llevar tiempo. A los pequeños productores se les está ofreciendo una serie de medidas como el armado de fondos rotatorios; mientras que a las industrias más grandes se les otorga créditos blandos, y se están buscando nuevos mercados y trabajando en las exportaciones con productos de valor agregado.

É.A: ¿A qué se refiere con valor agregado?
M.N: Cuando se habla de valor agregado, una de las cosas más importantes a las que se hace referencia es a los intangibles. El producto puede tener un montón de atributos pero hay que saber venderlo. Muchas de las cosas que se mencionan tienen que ver con lo que significa la Argentina, con los productos que se desarrollan en cada región y cómo se realizan. Desde el punto de vista tecnológico, Argentina es muy competitiva en la producción de alimentos, está a la vanguardia de la innovación tecnológica en muchos sectores. Cuando los compradores empiezan a ver esto, valoran el tipo de producto que se les ofrece. Por supuesto también se les garantiza que los productos tienen trazabilidad desde la materia prima hasta el producto final.

É.A: ¿Qué herramientas tienen para el agregado de valor?
M.N: Tenemos distintas herramientas: la Denominación de Origen (DO) y la Indicación Geográfica (IG) que están asociadas al origen geográfico; y el Sello de Calidad Alimentos Argentinos que vincula a un producto con el país. Para su obtención se realizan protocolos de calidad que las empresas deben cumplir para que el Estado le ceda el uso del Sello por dos años, durante los cuales deben mantener un sistema de auditoría para garantizar que siguen cumpliendo con el mismo. Hasta el momento hay 76 productos que tienen este Sello entre los que se encuentran yerba, té, endivias, zapallo anco, pasas de uva, aceite, dulce de leche y miel.

É.A: ¿Cuáles son los nuevos mercados de interés?
M.N: Hoy en el Ministerio de Agroindustria hay una Secretaría de Mercados, con la que se está poniendo el foco en la importancia que tiene abrirnos al mundo. Sobre todo en los años 2014 y 2015, cayeron mucho las exportaciones de alimentos y lo que se espera es que este año esa situación se revierta. En cuanto a la búsqueda de nuevos mercados, estamos buscando aquellos en los que alguna vez tuvimos una participación importante como es el caso de Estados Unidos que es uno de los países que más productos con valor agregado compra a Argentina: orgánicos, vinos, aceites de oliva, pasas de uva, aceitunas y dulce de leche. También apuntamos a los mercados asiáticos. A la Unión Europea no la vemos como un gran mercado debido a la situación económica desfavorable por la que están pasando.

É.A: ¿Cómo se encuentran los programas de Reducción de Sodio y Argentina 2014 libre de grasas trans?
M.N: Con el programa de Reducción de Sodio, que lleva 5 años de implementación, somos líderes en América Latina. Fue un proceso muy exitoso porque se trabajó desde el diálogo entre el sector público y privado buscando metas posibles desde el punto de vista tecnológico y de la palatabilidad de los productos. En los primeros 4 años, según datos del Ministerio de Salud, hemos reducido 2 gramos de sodio el consumo. Lo que está pendiente es la reglamentación de la ley de reducción de sodio, con la cual se va a masificar la reducción en todos los productos.
Por su parte, el programa Argentina 2014 sin grasas trans celebró en diciembre de ese año la entrada en vigencia plena de la normativa que había sido publicada en 2010. Si bien hay algunas categorías de productos que están teniendo algún problema tecnológico para reemplazar las grasas trans, es un programa que funciona muy bien.

É.A: ¿Cuáles son los objetivos de la Subsecretaría?
M.N: Una de nuestras metas es tratar de ser más efectivos en la actualización del Código Alimentario y ser proactivos para estar acordes a los desarrollos tecnológicos que avanzan con rapidez. El foco está puesto en mejorar la competitividad de las Pymes, acercándoles los procesos de innovación tecnológica, para lo cual estamos trabajando con el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Por otro lado estamos trabajando, además de la búsqueda de nuevos mercados externos, en promover las inversiones en territorio. Queremos que se instalen las empresas en las regiones productivas del país con el desarrollo local que eso implica. Tenemos un concepto de valor agregado en origen, es decir vincular la instalación de las industrias con el desarrollo territorial.

É.A: ¿Qué preocupaciones le plantean desde la industria?
M.N: Es recurrente la preocupación por el comercio exterior, sobre todo por la situación económica de Europa y de Brasil. Otro tema estructural, y más complejo, tiene que ver con los costos logísticos, para el cual hay que desarrollar la infraestructura portuaria, rutas e implementar el Plan Belgrano para reactivar las economías regionales.

É.A: ¿Cómo ve el futuro de la industria alimentaria?
M.N: La industria no tiene problemas de competitividad estructural, por lo que una vez abierto el comercio exterior rápidamente puede salir a generar divisas. Desde el punto de vista de la calidad y la oferta, estamos muy bien posicionados.

(*) Editora General de Contenidos revista Énfasis Alimentación Latinoamérica.