Concepto de "lost pleasure", tribus alimentarias, enormes avances científicos, epidemia de escepticismo científico, demonización y entronización. La Dra. Mónica Katz, Médica Especialista en Nutrición y Directora de la Carrera de Médico Especialista en Obesidad de la Universidad Favaloro, adelanta los temas sobre los que tratará su conferencia el 14 de octubre, en el Food Technology Summit Argentina de este año.
El comportamiento alimentario humano está al servicio de muchas funciones. No se trata solo de obtener energía y nutrientes. Las personas comemos para sociabilizar, para regular las emociones, para moderar el estrés o lo hacemos como recurso identitario. Pero por sobre todas las cosas los humanos somos seres deseantes y, coherentemente con ello, comer es uno de los principales comportamientos relacionados con la supervivencia. Se trata de obtener placer y desde allí anclar la búsqueda de alimento.
Lamentablemente continúa la búsqueda del santo grial de la nutrición para diferentes condiciones o patologías como la obesidad. Pero en esa búsqueda se desconoce el rol central del placer para la generación de adherencia a un patrón alimentario en el largo plazo. Placer y deber son la cara y ceca de la vida. Pero el placer es el motor más potente. No es un extra, es el eje de las decisiones alimentarias.
Siempre habrá una tensión entre el acto de comer, inexorable, y el malestar corporal disparado por la búsqueda de salud o simplemente por ansia estética. El punto es en qué polo se sitúa, no solo el consumidor sino la industria o los profesionales de la nutrición que son los intermediarios de esas prácticas que muchas veces generan mayor malestar.
Apenas se está comenzando a introducir el concepto de lost pleasure en el cálculo costo-beneficio de una alimentación saludable. Este nuevo factor nos reconoce como seres deseantes. Acaso, ¿no lo somos? Como sostenemos desde la filosofía No dieta: no hay alimentos prohibidos, lo importante es el patrón alimentario global, dieta total y el equilibrio entre necesidad y placer.
Claro que hay un placer utilitario, controlado, racional, que permite disfrutar manteniendo el control. Pero existe otro: el placer impulsivo, irracional, instintivo, emocional. Es un placer que se nos impone y cuando se trata de comida genera hiperfagia o descontrol.
INMERSOS EN LA CONFUSIÓN
Mas allá de lo multifacético del acto de comer, el problema es que se lo ha complejizado excesivamente. Por un lado existen enormes avances científicos reconocidos y disfrutados por la gente. Por el otro, una epidemia de escepticismo científico que alimenta no solo la demonización y entronización de grupos enteros de alimentos o ingredientes sino que ha convertido el comer en un mero ejercicio intelectual. Y se está pagando por ello, un alto costo: enfermedades crónicas relacionadas con el estilo de vida como la obesidad y sus comorbilidades o sus opuestos, es decir, la ortorexia, la bulimia, la anorexia nerviosa y los TANE. Vivimos inmersos en una confusión reinante en la comunicación nutricional.
Simultáneamente asistimos al surgimiento de tribus alimentarias. Muchas de ellas fundadas, pero otras sin evidencia científica que, más allá de las razones personales, representan más que nada una búsqueda identitaria.
Lo cierto es que existe un contexto inédito en el mundo de los alimentos. Multiplicidad de grupos recomiendan prácticas que impactan en la gestión de lo público y configuran un nuevo escenario para la nutrición. Quizás éste sea uno de los rasgos sobresalientes de nuestra cultura tecnológica.
De todas maneras, un patrón de alimentación podrá poseer determinado valor calórico total, un porcentaje determinado de grasas, de sodio, de azúcar, de proteína o de hidratos pero, para poder ser adoptado en el largo plazo, deberá carecer de efectos nocivos para la salud psicofísica, generar efectos positivos a largo plazo sobre las enfermedades presentes, ser placentero y sostenible en el tiempo. Por eso hasta tanto contemos con otras evidencias, las siempre videntes Leyes de Escudero continúan siendo la mejor guía de práctica clínica nutricional.
IMPORTANCIA DEL MEDIO AMBIENTE
Nuestra vida no es más que las suma de las decisiones que tomamos sobre aquello sobre lo que tenemos cierto grado de control. Por eso, el principal determinante de la salud, más allá de la genética, es el medio ambiente. El ambiente posee gran impacto a la hora de elegir o preferir. Es imprescindible diseñar entornos en los que las decisiones saludables puedan expresarse sin demasiada demanda de control. Por eso es fundamental rediseñar el entorno construido, el mercado de alimentos, para que los consumidores puedan adoptar sencillamente y sostener hábitos alimentarios saludables.
El particular escenario actual representa simultáneamente un riesgo y una oportunidad para la industria. Sin embargo, como todo en la vida, todo dependerá del rol que cada uno desea jugar.
Esta conferencia tendrá lugar el día 14 de octubre a las 11:30 horas. Lugar: Palais Rouge, Jerónimo Salguero 1443 (C.A.B.A, Argentina).