Identifican factores sociales que conforman la alimentación mexicana

Señalaron que es fundamental el uso de la antropología para sumar conocimiento y ayudar a entender cómo se percibe la alimentación más allá de lo que sucede en un individuo de manera fisiológica.
En el interés de contar con información seria y complementar los ángulos que conforman el diálogo sobre alimentación, sobrepeso y obesidad en México, surgió el estudio denominado: “Hábitos y decisiones cotidianas: Percepciones y realidades socioculturales, funcionales y simbólicas en torno a la alimentación de la familia de clase media mexicana”, un diagnóstico ejecutado con rigurosa metodología antropológica por la casa de estudios cualitativos Bitácora Social, a solicitud de ConMéxico, a través del cual se detectaron hallazgos interesantes que pueden agregar valor al desarrollo de respuestas y mejores acciones en torno a la alimentación en México.

De la mano del fundador de Bitácora Social, Othón García Silva, se presentaron los resultados del estudio ante medios de comunicación, quienes pudieron conocer detalles del proceso de análisis de la información encontrada y conversar sobre los aspectos más relevantes.

La investigación se llevó a cabo en 10 estados de la República Mexicana por un equipo profesional de 40 antropólogos especializados junto con un equipo multidisciplinario de académicos sociales que analizaron la información recopilada en campo y la agruparon por ejes de hallazgos.

Dichos ejes fueron:

1. “Me merezco esto porque…”. Parece ser el mayor driver en cuanto a alimentación. El valor funcional o nutrimental de la comida, es lo menos relevante a la hora de comer. La justificación que el individuo logra en su mente es más importante. Los mexicanos toman diariamente y a conciencia decisiones sobre su alimentación con “lo que más me conviene en este momento”, es así, que un mismo platillo puede tener un valor y estar justificado con un argumento un día y el fin de semana adquirir una explicación y un valor totalmente diferente. Los individuos generan sus decisiones a partir de un catálogo de códigos que han aprendido a lo largo de su vida, sobre todo a través de la familia. Por ejemplo, si un niño durante toda su infancia, fue premiado por hacer su tarea con una galleta, ésta cobra más valor como “reconocimiento” a la tarea realizada que como un postre.

2. “Se engorda en familia, pero se adelgaza en solitario”. Esta es la realidad del mexicano, quien muchas veces tiene que ir a contracorriente de los usos y costumbres de su familia, para poder procurarse un estado de salud mejor.

3. “Buscamos certezas a través de la comida”. En un país donde la capacidad de los padres para ofrecer certezas mayores, como garantizar educación, la certeza de un sueldo fijo o la certeza de seguridad, se ven condicionadas por diversos factores económicos y sociales, la comida se convierte en uno de los principales medios para proveer certeza, en su significado más amplio, brindar nutrición a la familia como un generador de bienestar y de afirmación a la habilidad de los padres de poder cumplir correctamente su rol.

4. “Solo existe el presente”. Para los mexicanos no existe un pensamiento de prevención o de consecuencia largo plazo en torno a la alimentación y la salud. Ni para la alimentación, ni para casi ningún tema, ya que no tenemos la noción de un futuro que esté en manos de nuestras decisiones en el presente. En la medida que yo pueda cumplir con mi rol dentro de la familia el día de hoy, estoy sano. Estar sano en un futuro no es mi decisión en el presente. Cumplir mi rol es más importante que unos kilitos extra.

5. “Yo no hago deporte, pero claro que me muevo”. El deporte, la actividad física y el ejercicio no son vistos de la misma forma y para alguien que camina varias cuadras para llegar al transporte público y luego se transporta un par de horas de pie para llegar a trabajar es difícil que reconozca que no es una persona activa o que esta actividad no es parte de su lucha en contra del sedentarismo.

6. “Puedo adelgazar cuando quiera”. Finalmente, se detectó una falsa sensación de control sobre la comida. Pareciera que las personas pueden decidir en qué momento dejan de comer de la manera en que lo hacen; una persona con sobrepeso u obesidad afirma que podrá modificar sus hábitos alimentarios cuando así lo decida.

Entre las conclusiones identificadas, se reconoció que el combate a un problema como el sobrepeso y la obesidad no puede quedarse en la esfera funcional de la alimentación y la actividad física, ya que la comida, y lo que los mexicanos comen, vive más en una esfera de símbolos y bienestar en el presente inmediato de lo que podría pensarse y requiere que las familias enriquezcan sus códigos para empezar a incluir nuevas decisiones en su estilo de vida para que en el largo plazo se vea un cambio sustancial, tarea que debe involucrar a todos y no sólo a los que tienen “kilitos” de más.

Para el director de Bitácora Social fue importante destacar que “los resultados del estudio no pretenden señalar responsables o estigmatizar hábitos, sino sumarse al entendimiento de la problemática desde la perspectiva de quienes viven y conviven con el sobrepeso y la obesidad en nuestro país. El análisis antropológico nos permite entender a las personas, los contextos y los significados simbólicos que las rodean, y a partir de ahí trabajar en conjunto para dar soluciones que sean congruentes con esas características”.

Fuente: Bitácora Social, casa de investigación académica fundada en 2010.