Recientes investigaciones en Reino Unido y Estados Unidos reconocen la importancia de la leche materna en el desarrollo de la microbiota y el sistema de defensa de los recién nacidos, ya que el contacto piel a piel permite el intercambio de bacterias entre la madre y la boca del bebé.La lactancia materna es un componente bioactivo, especie especifico, siendo la mejor fuente de energía y nutrientes para este recién nacido y lactante, está identificada como mecanismo de protección contra diarreas e infecciones potencialmente mortales.
Al respecto, la neonatóloga Flor Abinader detalló: Nuevos estudios exploran ya la posibilidad de que las bacterias de la madre viajen desde su propio intestino hasta sus glándulas mamarias y de ahí las comparta a su hijo, en una especie de transferencia de resistencia ante las enfermedades.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estima que mejorar las prácticas de lactancia a nivel global podrían salvar cada año la vida de más de 800 mil niños menores de cinco años, la mayoría de ellos incluso menores de seis meses.3 Más allá de la supervivencia, cada vez hay más evidencia respecto de los beneficios de la leche materna a lo largo de toda la vida del individuo.
La conformación inicial de una microbiota intestinal rica y diversa a partir de la lactancia materna reduce en los bebés el riesgo de desarrollar enfermedades infecciosas, pero también otras que son crónico degenerativas como las alergias, obesidad, diabetes e incluso algunos trastornos mentales como el autismo, la ansiedad y la depresión, precisó la doctora Abinader.
A nivel global, 78 millones de bebés no tienen acceso al seno materno en la también se conoce como hora dorada, lo que no les permite recibir el calostro que, por su alto contenido en nutrientes y anticuerpos, es considerado la primera vacuna de los recién nacidos.
Aun cuando la recomendación de la OMS es proporcionar lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida de los niños, hay casos en que, por diversas razones, algunas madres no pueden lactar. Una opción para el cuidado y fortalecimiento de la microbiota intestinal de bebés en esta situación es el consumo de probióticos.
Un posible tratamiento es el probiótico de origen natural desarrollado a partir de la levadura Saccharomyces boulardii CNCM I-745, disponible en comprimidos, cápsulas o en sobrecitos de polvo para facilitar su consumo.
En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna,del 1 al 7 de agosto, bajo el lema Empoderémonos: hagamos posible la lactancia, organismos internacionales, gobiernos, empresas y sociedad en general ratifican su compromiso por sumar esfuerzos a fin de garantizar el derecho a la lactancia materna ahora y en el futuro.
Fuente: Biocodex México