Las marcas extranjeras concentran el 85% de las ventas de esa golosina; son tres las empresas se reparten la producción nacional
Los caramelos de leche Zabala y los Candel Astra son sin duda un clásico nacional en materia de golosinas. Muchos recordarán su sabor, textura y envoltorio y sentirán nostalgia al verlos en el almacén del barrio o entre la oferta de los vendedores ambulantes en el ómnibus. Tal vez también se sorprendan de que en la actualidad representan una mínima parte de las ventas totales del mercado local de caramelos que ascienden a los 3-3 millones de kilos al año.
Luego del cierre de varias fábricas locales en la década de 1980, son tres las empresas que concentran la producción doméstica de caramelos, que ronda los 500.000 kilos por año y que se venden al distribuidor a un precio promedio de $ 80 el kilo. A esto se le suma una pequeña porción correspondiente a los elaborados de forma artesanal y los de miel y guaco elaborados por Kroy, que cuenta con una participación de mercado marginal.
Pero en los puntos de venta entran en juego las marcas extranjeras, que cuentan con un 85% de la torta. Se destacan la argentina Arcor -líder mundial en el rubro golosinas- y una gran variedad de marcas brasileñas.
Penino & Corona es la fábrica más antigua del país. Abrió sus puertas en 1949 y hasta el día de hoy mantiene activas sus dos plantas en Montevideo. Actualmente fabrica unos 320.000 kilos de caramelos por año, concentrando en los mejores momentos un 15% del mercado.
La empresa produce marcas propias -Ben Hur, Ski y Ski Light, línea especial para diabéticos- y elabora también para otras firmas, como Astra, Ronda, Lapataia o laboratorio Apiter. Próximamente comenzarán a trabajar asimismo para Chocolates Haas.
A esto se le suma la fabricación para promociones permanentes o especiales que son comercializados en un envoltorio con el nombre del cliente. Se trata de una pata del negocio que crece año a año, aseguró a El Empresario Nelson Penino, titular de la compañía.
En segundo lugar en producción se encuentra Sunvil con su marca Olimpo. El más vendido y recordado es el caramelo de menta verde con una franja blanca, le siguen el de miel y guaco y el crocante, sabores con tradición en el mercado nacional. La firma produce unos 120.000 kilos de por año y, al igual que su competidor, también vende productos personalizados a distintas empresas.
Finalmente, con una producción 60.000 kilos por año, se encuentra Mafinor, que elabora los típicos caramelos de leche Zabala.
Mercado "sobresaturado"
Ninguno de los fabricantes locales vende al exterior. Penino & Corona lo hizo hasta el año 2008 con destino a América Central pero debió suspenderlo porque "el tipo de cambio y los costos internos hicieron que fuera imposible competir con Argentina y Brasil".
Coincidió Fabio Rotondaro, socio de Sunvil, admitiendo que "no dan los números". Pese a este panorama, la responsable de Mafinor, Silvina Bril, reveló que la empresa está considerando comenzar a exportar
En cuanto a la situación en la plaza local, Rotondaro aseguró que el mercado está "sobresaturado" de marcas internacionales y tener sabores propios hace la diferencia. Agregó que otro de los problemas que enfrenta la producción local es el de la distribución. "Arcor hoy en precio vale capaz que el doble, pero como tiene copados los locales no tenés espacio dónde colocar los productos. El tema es que las multinacionales no te dejan espacio, esa es la queja del distribuidor", aseguró.
Penino, en tanto, explicó que la empresa vende la mayor parte de su producción a las grandes superficies. Luego, mediante la distribuidora Sebamar coloca parte en los comercios minoristas y al interior llega con los distribuidores de cada departamento.
Ambos empresarios coincidieron en que si bien hay mucho caramelo importado, hay algunos que compiten por calidad y otros por precio. Penino apuntó que ingresan al país "productos de muy buena calidad de multinacionales a precios normales y otros de otras fábricas que no se conocen pero son grandes empresas y llegan con precios muy bajos".
Venta ambulante
Si bien los fabricantes aseguran que la mayor parte de la producción se vuelca a grandes superficies y distribuidores, existe un canal de venta alternativo que coloca más de 800 kilos de caramelos por mes. Se trata de los vendedores ambulantes que ofrecen estos productos en los ómnibus y en puestos sobre las principales calles de la ciudad.
El comerciante mayorista Gonzalo González y sus dos hijos abastecen en tres comercios a la mayoría de estos vendedores informales.
El comerciante destacó que, dentro de su cartera, los caramelos son la única categoría en la que los productos nacionales son más vendidos que los importados, que representan apenas el 20% del total. La única excepción a la regla son los masticables, rubro en el que los extranjeros llevan la delantera.