Expertos de la Universidad Clarkson de Estados Unidos presentaron en la 254ª Reunión National Meeting & Exposition de la American Chemical Society (ACS), una nuevas etiquetas inteligentes que son capaces de detectar los contaminantes y el
deterioro en los alimentos.
De acuerdo con los especialistas, el envasado alimentario se ha convertido en un elemento muy importante a la hora de proteger y preservar los productos. Las etiquetas inteligentes son clave para lograr el objetivo pero uno de los problemas a la hora de implantar estas soluciones tecnológicas es el costo, algo que se ha ido reduciendo con cada nueva etiqueta presentada.
La investigación desarrollada es sobre nanoestructuras bioactivas o moléculas químicas y biológicas que se ensamblan en las proporciones precisas para formar estructuras concretas, éstas pueden ser integradas en sustratos flexibles y económicos como el papel o el plástico, permitiendo crear nuevas las nuevas etiquetas.
Los expertos comentan que se ha logrado construir una plataforma de detección muy versátil que integra todos los reactivos necesarios para detectar sustancias contaminantes o resultantes de la degradación, incluida la detección de los radicales libres o los antioxidantes en un simple trozo de papel: “Esta tecnología es muy accesible y fácil de implementar, beneficiando a la industria y a la población en general”, explicó Silvana Andreescu, principal responsable de la investigación.
De acuerdo con la información proporcionada por los expertos, una gran mayoría de investigadores trabajan con sensores que, aunque son similares, usan soluciones que migran por canales, en cambio, el sistema en el que están trabajando, utiliza partículas inorgánicas estables o moléculas de señalización redox. Cuando estas moléculas interactúan con las sustancias que se quieren detectar, cambian de color y la intensidad de ese cambio determina el grado de concentración de la sustancia analizada en tiempo real.
Debido a que todos los reactivos necesarios para el análisis están integrados en el papel, sólo es necesario dar un vistazo a la etiqueta para comprobar que todo está correcto y el producto está en el estado óptimo para su consumo.
Sobre la contaminación de los alimentos, los expertos han desarrollado un prototipo de sensor capaz de detectar la ocratoxina A, un tipo de micotoxina producida por hongos de los géneros Aspergillus y Penicillium que se considera la más tóxica y que se puede encontrar en diferentes productos como el café o los cereales. Además, existe la posibilidad de que el sensor sea capaz de detectar la presencia de patógenos como la Salmonella o la Escherichia coli, bacterias responsables de un gran número de infecciones alimentarias.
Fuente: www.gastronomiaycia.republica.com