El denominado envase Hortomold está hecho a base de pasta elaborada con paja de arroz y es totalmente biodegradable.
Por primera vez hay sobre la mesa un proyecto industrial para aprovechar la paja del arrozal de la Albufera sin esperar subvenciones para llevar la actividad adelante ni que se encarguen otros de la costosa tarea de retirar el material de los campos.
Los empresarios Fernando Segovia y Ángel Genís tienen patentado el envase 'Hortomold', hecho a base de pasta elaborada con la paja de arroz y totalmente biodegradable. El producto ya ha merecido reconocimientos por su innovación y por la prometedora solución que ofrece para gestionar unos residuos que ahora resultan muy problemáticos. Entre los galardones obtenidos figura el de la sostenibilidad del Instituto del Envase (Itene).
Sin embargo, la empresa de Segovia y Genís, Contrerina, S.L., que tiene su sede en Xàtiva, no ha podido completar todavía su plan de producción en serie porque le falta financiación para ultimar la fábrica, que estará ubicada en Sueca y empezaría a funcionar dentro de pocos meses, para utilizar ya la paja de la próxima cosecha.
Los envases que muestran parecen como otros de cartón pero en este caso hechos sólo con paja de arroz. Los han fabricado en China, donde han terminado de desarrollar el procedimiento industrial y han encargado la maquinaria necesaria, tanto la de la fábrica como la que emplearán para retirar los residuos de los campos.
Sin subvenciones
Son bandejas de diversos tamaños, todas pensadas para la comercialización de productos agroalimentarios, incluyendo las que tienen formatos alveolares para albergar frutas. Son sumamente resistentes, además de biodegradables; a fin de cuentas están hechas de materia orgánica.
Los impulsores de este proyecto aseguran que no aspiran a ninguna clase de subvención y que tienen más que estudiado todo el proceso para estar seguros de que es rentable. Tampoco esperan que les lleven la paja hasta la fábrica; ellos mismos se encargarán de recogerla. Saben que han de hacerlo enseguida que se coseche el arroz, porque a los pocos días se vuelven a inundar las fincas, pero no les importa, han calculado los tiempos; también la maquinaria precisa y el sistema de almacenamiento para que la paja se mantenga en condiciones y no fermente. La ensilarán en enormes bolsas reutilizables de plástico, al estilo de lo que se hace en el norte de Europa para guardar heno y evitar que lo moje la lluvia.
Han previsto que necesitarán cinco máquinas para empezar a recoger la paja al principio de la temporada y acabarán empleando una veintena en plena temporada. En principio serán máquinas con ruedas anchas, pero podrían poner cadenas si fuera necesario.
Fuente: Las Provincias