Cada 12 de noviembre se celebra el Día Mundial contra la Obesidad con el objetivo de concientizar a la población sobre el terrible daño que conlleva para el organismo una dieta alta en grasa y azúcares.La obesidad es la enfermedad no transmisible más prevalente. En los últimos 50 años los patrones alimentarios en los países de la región han cambiado dramáticamente, ocasionando riesgos para la salud.
El consumo de productos pre-envasados con contenido alto en sodio, azúcares, grasas saturadas y grasas trans han desplazado a los alimentos frescos y preparados en el hogar. El consumo de estos productos predispone a padecer sobrepeso y obesidad que se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
El consumo de alimentos de alto contenido calórico, ricos en grasa, azúcar y sal y pobres en micronutrientes, que suelen costar menos, pero también tienen nutrientes de calidad inferior, junto con un nivel inferior de actividad física, dan lugar a un aumento drástico de la obesidad, al tiempo que los problemas de la desnutrición continúan sin resolverse.
La única manera de prevenir la obesidad es llevando una dieta alimenticia sana y no apostar por la conocida comida rápida, que posee todos los elementos para generar obesidad mórbida.
Además de una buena alimentación, es necesario que las personas tengan una rutina de ejercicio que les permita evitar la acumulación de grasa producto de sedentarismo.
Muchas personas en el mundo comen relativamente sano, pero aún se ven atacadas por una acumulación de grasa, sobre todo en la parte baja de abdomen.
Esto se debe principalmente a largas jornadas de trabajo sentados en un escritorio frente al ordenador. La falta de ejercicio también puede acarrear un poco de sobrepeso.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y entidades asociadas afines, impulsan un enérgico plan de concientización para reducir en 2025 los niveles de sobrepeso y obesidad a los ya existentes en 2010.
También disminuir al menos 25% las muertes por enfermedades no transmisibles, incluyendo las cardiovasculares, y las enfermedades asociadas a la obesidad severa, contemplando también el aumento de incidencia de cáncer en la población obesa con respecto a la no obesa.
Fuente: OMS