No sólo la cerveza es la bebida alcohólica más consumida del país, sino que la ingesta per cápita fue récord histórico en 2010 y duplica lo que hoy se toma de vino. El consumo total de cerveza en el país alcanzó los 19.8 millones de hectolitros. Esto es más del doble de los despachos de vinos enviados al mercado interno por las bodegas argentinas en igual período.
Este no es un round más de la ya clásica pelea entre vino y cerveza. Como están las cosas, la batalla ya fue ganada y, mal que nos pese como provincia productora de vinos, Argentina es un país cervecero.
Los datos son esclarecedores: mientras una bebida asciende al Olimpo, la otra se hunde en su propia crisis. Y para agudizar la ironía, justo en el año en el que se declaró al vino como bebida nacional, la cerveza alcanzó su pico histórico de consumo en el mercado interno.
En alza
Desde hace casi una década, la industria cervecera de la Argentina presenta un notable desempeño, según se desprende de los datos publicados por la consultora especializada Abeceb.com.
Luego de la devaluación de 2002, el consumo total y per cápita crece año a año, en contraste con la tendencia decreciente que muestra el vino, una de las principales bebidas competidoras.
En 2010, el consumo total de cerveza en el país alcanzó los 19.8 millones de hectolitros. Esto es más del doble de los despachos de vinos enviados al mercado interno por las bodegas argentinas en igual período.
Así, el mercado de cervezas alcanza el segundo lugar en el total de las bebidas en general (19%), luego de las gaseosas (42%), pero se ubica al tope del consumo entre las bebidas alcohólicas, por encima de los vinos (11%) y licores (1%) a nivel país, según Abeceb.com.
Sólo en el último año, el consumo de cervezas en el país creció 6.5%. Todo esto llevó a que en el 2010, el consumo per cápita alcance su pico histórico, logrando una ingesta de 49 litros anuales por persona, un 159% más que hace 20 años. Es más, con este nivel per cápita, Argentina le gana a Brasil en consumo de cerveza, que tiene 45.21 litros por persona al año; aunque todavía se ubica por debajo de los líderes de la región como son Venezuela (81.15 litros), Panamá (62.36) y México (59.76).
En baja
En el otro extremo, el vino se hunde en su propia crisis. Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), los despachos de vinos al consumo interno cerraron el 2010 con 9.75 millones de hectolitros. Esto marca una caída del 5.7% en relación al 2009 y un hecho histórico: por primera vez los despachos al consumo interno perforaron el piso de los 10 millones de hectolitros. Incluso en lo peor de la crisis del 2001-2002 se despachó más vino al mercado interno que en 2010.
En el análisis histórico, la tendencia es preocupante. Desde 1991 al 2010, el total de envíos de vino desde las bodegas argentinas al mercado interno pasó de 17.08 a 9.75 millones de hectolitros. Esto es una caída del 42.91%.
Así, mientras la cerveza acumula un crecimiento del 159% en los últimos 20 años, el vino cayó entre 1991 (último dato disponible) y 2010 un 42.91%. El cielo y el infierno.
Esta caída en los despachos tiene su correlato en el consumo per cápita de vino. Según datos del INV, mientras en 1990 el país tenía consumo de 54.15 litros de vino por habitante al año, al 2010 este bajó a 24.85 litros. Esto es una caída del 54% en los últimos 20 años y marca que cada argentino consume en promedio al año un litro de vino por cada dos de cerveza que ingiere.
Batalla perdida
Los datos de la cerveza muestran que el vino no pierde mercado sólo porque los consumidores están optando por una vida más sana y dejan de tomar alcohol. El vino está perdiendo terreno también frente a otras bebidas alcohólicas, en especial la cerveza, que se ha vuelto la primera opción teniendo en cuenta el volumen consumido en 2010.
Según el informe de Abeceb.com, con el impulso generado por el crecimiento económico general de los últimos ocho años se produjo un efecto sustitución que favoreció el consumo de cerveza en detrimento del vino de mesa. Por un lado, se da una tendencia a nivel mundial de reducción del consumo de vino no varietal, el cual se vio remplazado en nuestro país por una mayor ingesta de cerveza en el consumo diario.
Por otra parte, la cerveza también se ve favorecida en el consumo ocasional, por un diferencial de precios respecto de los vinos de mayor calidad. Además, la cerveza está apostando a variedades de color y sabor y a calidades premium en un intento por, también, ganarle mercado al vino varietal.
A esto se suma el sideral gasto en publicidad del que sólo la cerveza, comparativamente con el vino, es capaz, el fortalecimiento de marcas y el desarrollo de nuevos segmentos. Todo esto hace que la industria cervecera haya podido hacer aumentar el consumo en general y del segmento de edad más joven, en particular, lo que marca el dinamismo que está obteniendo en el mercado interno.
Fuente: MDZ