Ante la necesidad de contar con mejores contenedores, los minoristas del cannabis están abriendo un nuevo mercado lucrativo y un campo minado de posibles desastres judiciales y de relaciones públicas para las empresas de envasado que buscan potenciar su crecimiento.
La industria legal del cannabis demanda artículos como la bolsa FunkSac, que mantiene sellados los olores para proteger a los niños y es uno de los 1,500 productos ofrecidos por KushCo.
Las empaquetadoras más grandes como Reynolds Group contemplan un mercado de 110 millones de dólares que podría multiplicarse por seis para 2030 a medida que se extiende la legalización, pero se mueven con cautela, ya que a algunas les preocupa estar asociadas con una droga prohibida por el gobierno.
Diseñar el mejor envase para cualquier producto requiere cumplir con una mezcla de exigencias técnicas, de marketing y legales. Esos desafíos se magnifican mucho más en el incipiente mercado de la marihuana legal, donde los fabricantes de contenedores deben navegar por una red de leyes en los 33 estados que permiten la venta de cannabis.
La mayoría requiere recipientes opacos, plásticos aptos para alimentos y empaques a prueba de niños, pero la forma en que se cumple con esos estándares puede variar. Colorado, por ejemplo, permite que los comestibles se agrupen en contenedores con cierre, mientras que Washington solo permite paquetes de una sola porción.
Las sorprendentes perspectivas de crecimiento son lo que despierta el interés de las grandes empaquetadoras como Berry Global Group, que suma US$ 7,900 millones en ventas mundiales.
Fuente: Agencia Bloomberg