La industria alimentaria debe considerar los estudios que evidencian una malnutrición por déficit, por ejemplo la inseguridad alimentaria, o por exceso como las enfermedades crónicas no transmisibles (obesidad y sobrepeso).
Existen diferentes estudios, por ejemplo las Encuestas Nacionales de Nutrición y Salud, realizados en todos los países. Los resultados son preocupantes y con cifras que se incrementan a lo largo de los años.
En relación a la población escolar, se dispone de la ENCUESTA MUNDIAL DE SALUD ESCOLAR, la cual proporciona datos precisos sobre comportamientos relativos a la salud, factores de riesgo y protección entre estudiantes. La última versión es la tercera, y se ha realizó en el año 2018.
En el caso de Argentina, los resultados de esta encuesta están en consonancia con otras encuestas nacionales, como la 2° ENNYS (Encuesta Nacional de Nutrición y Salud) y la 4° ENFR (Encuesta Nacional de Factores de Riesgo) del Ministerio de Salud.
Ambas evidencian un incremento progresivo y sostenido del sobrepeso y la obesidad en la población adolescente, fundamentalmente en varones. El 30% de los escolares de 13 a 17 años ha presentado sobrepeso y el 74.5% obesidad.
En consecuencia, el exceso de peso (sumatoria del sobrepeso y la obesidad) fue de 37.7% en los jóvenes de 13 a 17 años. El exceso de peso se presenta en menor medida en el grupo de 16 a 17 años, comparado con los menores comprendidos entre los 13 y 15 años.
En las tres ediciones de la Encuesta Mundial de Salud Escolar se observa un incremento del sobrepeso y obesidad a lo largo de las mismas. El sobrepeso ha pasado de 24.5% (2007), a 28.6% (2012), a 33.1% (2018). Las cifras de obesidad tuvieron la siguiente variación: 4.4% (2007), 5.9% (2012) y 7.8% (2018).
Datos y cifras clave de la alimentación
En lo relacionado con la ALIMENTACIÓN, la encuesta mundial reporta los siguientes datos:
- 21% de los escolares de 13 a 17 años consumió frutas 2 o más veces por día. El mayor consumo corresponde al grupo de 13 a 15 años, comparado con el grupo de 16-17 años.
- Solamente el 10.5% de los adolescentes de 13 a 17 años, ha consumido verduras con una frecuencia de 3 o más veces diarias.
- Considerando que las frutas y verduras son fuente casi exclusiva de vitaminas y minerales, el déficit es importante.
- El 33.2% de los adolescentes de 13 a 17 años consumió bebidas azucaradas en la frecuencia de 1 o más veces diarias. Preocupa a los profesionales de la salud que un tercio de los adolescentes beben diariamente bebidas con azúcares.
- El 9.9% de los escolares de 13 a 17 años consumió alimentos en lugares que expenden comida rápida en la última semana. Fundamentalmente, el grupo comprendido de 13 a 15 años.
- Es deficiente el consumo de frutas y verduras. Dato similar a la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, y a la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo.
Respecto de la realización de actividad física, continúa el gran porcentaje de jóvenes físicamente inactivos y sedentarios. Con cifras mayores en las mujeres.
Las estadísticas de la seguridad alimentaria
En relación a la SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL, específicamente la inseguridad alimentaria, el panorama es preocupante. De acuerdo con el documento “Panorama de la Seguridad alimentaria y Nutricional 2020”, con autoría de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (WFP), FIDA, la Organización Panamericana para la Salud (OPS), la OMS y la UNICEF.
Según la FAO, una persona padece inseguridad alimentaria cuando carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para lograr un crecimiento y desarrollo normales, y también para llevar una vida activa y saludable. Esta situación podría tener su origen en la falta de disponibilidad de alimentos, y/o la falta de recursos para obtener los mismos.
Durante el año 2020 se ha padecido una de las crisis sanitarias de mayor magnitud con millones de personas, infectadas y fallecidas por el coronavirus. También se ve afectado el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) vinculados con poner fin al hambre, con el logro de la seguridad alimentaria y el mejoramiento de la nutrición.
Lo anterior se refiere específicamente a las metas 2 y 3 del ODS:
- Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, y promover la agricultura sostenible.
- Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos en todas las edades.
Previó a la pandemia, en el 2019, el número de personas que vivían con hambre en América Latina y el Caribe eran 47 millones. Otras cifras indicaban que más de 190 millones padecía inseguridad alimentaria moderada o grave, es decir, aquellas personas sin acceso a alimentos nutritivos y suficientes motivado por la falta de recursos económicos, entre otras causas. Estas cifras generan consecuencias negativas para la nutrición, la salud y el bienestar de la población.
Efectos de la pandemia
Los efectos están principalmente vinculados con la seguridad alimentaria y nutricional, sobre todo en los hogares más pobres y vulnerables. Situación que incide directamente en la calidad de su alimentación, que estaría integrada por alimentos de bajo costo, menos saludables y nutritivos.
Otras consecuencias son la reducción significativa de la actividad económica, la importante caída del empleo y los ingresos. Todas variables que inciden en el aumento importante de la pobreza de la población.
El decrecimiento previsto para la región es mayor al 9%, cifra cuatro veces mayor a la crisis del 2008-2009. La CEPAL ha emitido un pronóstico en el cual la tasa de desocupación a nivel regional podría ser mayor al 13.5%, lo cual implica que a la población desocupada en la actualidad se sumarían 18 millones de personas.
De acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI), las proyecciones se caracterizan por un decrecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) y, en consecuencia, el Estado de Seguridad Alimentaria y Nutricional en el mundo se daría en un escenario donde el hambre podría aumentar, a nivel mundial, sumando entre 83 y 132 millones de personas que lo padezcan.
Eso significa que se podrían tener hasta 828 millones de personas afectadas. Aún no se disponen de las suficientes proyecciones con la representatividad que permitan dar cifras precisas del impacto de Covid-19 en la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe.
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5 indicadores claves para fortalecer la salud pública
El panorama de la Salud referido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) describe los INDICADORES CLAVE DE SALUD PÚBLICA y brinda información sobre datos comparables y tendencias sobre el estado de salud de las poblaciones:
El crecimiento de la longevidad se está estancando, y las enfermedades crónicas y mentales afectan cada vez a una mayor cantidad de personas. Una persona que nace en la actualidad tiene una esperanza de vida de 81 años, aunque el aumento de la esperanza de vida ha disminuido en casi todos los países, con énfasis en países como Estados Unidos, Francia y los Países Bajos. Por ejemplo en el año 2015 ha disminuido la esperanza de vida en 19 países.
- Aproximadamente un tercio de los adultos vive actualmente con dos o más condiciones crónicas. El tabaquismo, el consumo dañino de alcohol y la obesidad, continúan siendo el origen de muertes prematuras, con las consecuencias negativas en la calidad de vida de las personas que las padecen.
- Los estilos de vida de la población no son saludables, por ejemplo el sobrepeso, la obesidad, provocando muertes prematuras y un daño en la calidad de vida. Las tasas de obesidad tienen un incremento constante y en ascenso en la mayoría de los países de la OCDE. Por ejemplo, 56% de la población adulta y casi un tercio de los niños con edades comprendidas entre 5 y 9 años de edad, padecen de sobrepeso.
- Hay una persistencia en las barreras para el acceso a los servicios de salud. Por ejemplo, uno de cada 5 adultos con necesidad de consultar un médico, no lo hizo. La evidencia muestra que las poblaciones menos favorecidas tienen un peor acceso a los servicios de salud que necesita.Los costos son responsables de que las personas retrasen o no realicen la consulta médica, existiendo tres veces más probabilidad de que una persona con necesidades básicas no satisfechas no acceda a un servicio de salud por razones económicas. También se menciona la dificultad relacionada con la falta de conocimiento de los cuidados de la salud, inadecuadas estrategias de comunicación y deficiente calidad de la atención como factores que inciden directamente en las dificultades de acceso a los servicios de salud.
- Respecto de la calidad de la atención, se evidencia una mejora tanto en la seguridad como en la efectividad, sin embargo una deuda pendiente es la mejora de las experiencias que los pacientes refieren. Si bien la seguridad de los pacientes ha tenido una mejoría, es necesario incrementar esta variable.
- En relación a los gastos en salud, no siempre éste tiene el destino apropiado. La tasa de crecimiento poblacional, es decir, el envejecimiento tiene una incidencia directamente proporcional en la demanda de servicios de salud, sobre todo en aquellos de largo plazo. Se estima que para el año 2050, la cantidad de personas en el rango de edad mayor de 80 años de edad y más, se duplicará.
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