El más reciente Consumer Insights de Kantar acerca del primer trimestre del año, analizó el comportamiento de compra de los Latinoamericanos. Y encontró que, en estos momentos de crisis, la canasta de consumo ocupará una parte importante del gasto de los hogares.
El año pasado representaba un 34% de su presupuesto, en tanto, se estima que para 2022 sea un 37%, siendo más del 40% para los hogares con hijos. Dado lo anterior, es natural que los consumidores busquen racionalizar su desembolso, desde una priorización de cestos y, principalmente, elección de canales.
Una subida de precios significa un menor poder de compra para los hogares: 100 dólares hoy compran un 20% menos de la canasta que hace dos años. Además de la inflación, Latam tiene alto desempleo, informalidad. Y la gran mayoría de los consumidores no acumuló reservas durante el periodo de aislamiento que podrían ayudarles a hacer frente a la escalada de precios ahora”, manifiesta Cecilia Alva, Client & New Business Director Latam de la División Worldpanel en Kantar.
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La canasta de consumo se ajusta
Los consumidores latinoamericanos están adoptando dos comportamientos principales:
- La reducción del volumen. En su intensidad depende mucho del contexto macroeconómico en cada país
- El cambio de canales. Este sí ocurre en la mayoría de la región.
Como ejemplo está México, que tiene una mejor situación comparativa, un 60% de los hogares afirma que están más cautelosos, sin hacer compras no planeadas. Ya los brasileños y colombianos, que tienen un ambiente de más presión, dicen buscar más promociones y hacer más cambio de marcas. Entonces todos racionalizan, lo que sí cambia es la intensidad de los comportamientos.
Respecto al incremento de la omnicanalidad, en promedio los latinoamericanos sumaron 1 canal a su mix versus el prepandemia, por lo que se fragmenta su gasto. Cada visita es más importante dado que ocurre con menos frecuencia y menor desembolso.
Lo anterior beneficia a dos tipos de canales, aquellos en los cuales se hacen compras más grandes o de abastecimiento, y los que son para adquisiciones más puntuales de necesidades específicas.
Los hogares intentan cambiar el perfil de la compra de alimentos y bebidas, la canasta más importante para su gasto para hacer frente a la inflación. Reducen el tamaño de sus compras y direccionan su gasto para las misiones menores, donde el ticket es más manejable.
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