La comercialización de los productos agropecuarios requiere una serie de servicios para trasladar el producto desde la granja hasta el punto de consumo y una alternativa de bajo costo para la conservación es el método de deshidratación de alimentos.
La cadena de comercialización es la secuencia de etapas desde la cosecha, embalaje, transporte, almacenamiento, distribución y venta de los mismos. El monto del precio final para el consumidor no sólo depende de la oferta y la demanda sino, entre otros, de los costos de comercialización.
La diferencia entre estos costos finales depende de qué tan deteriorable sea el producto durante la etapa de transportación, qué tanto tiempo puede permanecer almacenado, la distancia con las zonas consumidoras e incluso las condiciones de infraestructura, tales como los caminos rurales y carreteras. Cuanto más larga y compleja sea la cadena, mayor será el costo para el consumidor final.
La capacidad de almacenar la producción ayuda a minimizar las fluctuaciones estacionales de los precios y obtener un mayor margen de ganancia en el tiempo. Sin embargo, para la mayoría de los vegetales y hortalizas, el costo de mantener redes en frío es muy elevado. Una alternativa de bajo costo para la conservación de los productos es el método de deshidratación, que se aplica principalmente en los bienes más perecederos.
De acuerdo con la Encuesta Industrial Mensual del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el valor de la industria de conservación de frutas y verduras distinta a la congelación en el 2012 fue de 12,658 millones de pesos, mientras que el de la congelación fue de 6,745 millones de pesos.
El valor de las importaciones de frutos en conserva, como cerezas, fue de 3.6 millones de dólares y de los frutos secos, de 19.1 millones de dólares, mientras que para este último rubro las exportaciones son de 4.5 millones de dólares.
La deshidratación de alimentos, como frutas y verduras, además de ser una industria con buenas posibilidades en el mercado, representa una alternativa socioeconómica para el productor, ya que es posible desarrollarla con poca inversión si se basa en tecnologías que requieren como fuente principal de energía los rayos solares.
Permite almacenar el producto, ya que no pierde sus propiedades originales, se pueden envasar o empaquetar de diversas maneras, atendiendo a distintos mercados tanto al mayoreo como al menudeo.
Es posible evaluar las alternativas de técnicas posteriores a la producción que ayuden a reducir las mermas y los costos de comercialización, generar mayor ganancia a los productores por su valor comercial y explorar las posibilidades de nuevos nichos de mercado.
Fuente: El Economista