La alimentación y la educación nutricional son pilares fundamentales de la salud individual y colectiva de la población. Así lo contempla la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus objetivos de salud y los recogen los diversos países en sus planes de salud, insistiendo en la importancia de los hábitos alimentarios como factor determinante.
La OMS establece la recomendación sobre cantidades de energía y nutrientes diarios, de acuerdo con los diversos grupos de edad, sexo y actividad física. Ahora bien, la educación para una correcta alimentación es algo más que la consecución del equilibrio nutritivo y, por lo tanto, la educación nutricional contempla también los aspectos sociales y culturales que forman parte de ella.
El objetivo general de la educación nutricional es buscar actitudes y hábitos que resulten en una selección inteligente de alimentos y en el consumo de una dieta nutritiva para todas las edades. Para lograr estos objetivos es necesario el conocimiento de los principios básicos de la educación nutricional y también el estudio profundo del hombre, en todas sus manifestaciones que guardan relación con la alimentación.
Principios básicos de la educación nutricional
- El hombre necesita aprender a comer, en la especie humana el instinto no es una guía segura para obtener una dieta adecuada. Se debe educar el paladar del niño e introducir gradualmente en su alimentación distintos alimentos para que su dieta llegue a ser apropiada.
- Los hábitos alimentarios son acumulativos, al introducir en una familia un nuevo hábito alimentario, este se trasmite a las siguientes generaciones. Así vemos familias que guardan recetas y recomendaciones dietéticas a través del tiempo, donde algunas fueron adquiridas por familiares, amigos o personas ajenas.
- Los hábitos alimentarios no son estáticos, pueden cambiar con nuevos enfoques y significados que adquiere el alimento, especialmente con las nuevas técnicas de elaboración que facilitan la labor culinaria.
- La educación puede modificar los hábitos alimentarios, cada individuo adquiere sus hábitos gracias a la enseñanza paciente y sistemática de los adultos que lo educaron, y también por medio de las personas ajenas al hogar, con quienes se relacionó.
- Esta educación alimentaria debe cumplir una función social, una sociedad mal nutrida no puede bastarse a sí misma. Es más propensa a enfermedades y su rendimiento mental también se afecta.
Si no se logran modificar los hábitos de alimentación y el estilo de vida, los adultos irán hacia un camino de vejez con mala calidad de vida, y niños y jóvenes hacia una reducción en la esperanza de vida.
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Nutrición y salud
El país lleva varios años en lo que se conoce como "transición epidemiológica", lo cual implica la disminución de las enfermedades infecto-contagiosas y de deficiencia como la desnutrición, con el consecuente incremento en las enfermedades crónicas degenerativas y obesidad, así lo indican la ENSANUT 2006 y 2012. Esta situación se presenta como parte del avance en el desarrollo económico del país, así como por el incremento en la esperanza de vida de la población general.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2006), se tenía una prevalencia de desnutrición de 5% por bajo peso, 12.7% por baja talla y 1.6% de emaciación en los menores de 5 años de edad; en tanto que la baja talla en niños de 5 a 11 años de edad fue de 10%.
Con respecto del sobrepeso y la obesidad se encontró que 70% de la población adulta de más de 30 años de edad lo padece, 26% en escolares de 5 a 11 años y 31.8% en adolescentes de 12 a 19 años de edad.
En comparación, los resultados de la ENSANUT 2012 detallan que factores como la actividad física y padecimientos como la hipertensión y la diabetes en zonas urbanas repercuten en el aumento de sobrepeso y obesidad en México.
Encuesta Nacional de Salud y Nutrición
- Adolescentes entre 12 a 19 años, 35% presentan sobrepeso u obesidad. Uno de cada cinco tiene sobrepeso y uno de cada 10 presenta obesidad.
- 81.8% (casi 16 horas) de las actividades reportadas durante el día por los adultos son sedentarias o inactivas (dormir, estar sentado frente a una pantalla, transporte inactivo). El porcentaje de inactividad es ligeramente menor en las localidades rurales que alcanza 78.3% (14 horas).
- 33% de las personas pasa dos horas diarias o menos frente a una pantalla, mientras que 39.3% dedicaba más de 2 y menos de 4 horas diarias y 27.7% cuatro o más horas al día en esta actividad sedentaria
- 22.4 millones de adultos de 20 años o más padecen hipertensión arterial, de los cuales únicamente 11.2 millones han sido diagnosticados por un médico; de éstos y que están en tratamiento, sólo 5.7 millones tienen un buen control.
- 6.4 millones de adultos mayores de 20 años padecen diabetes y 1.8% de ellos reportan tener una complicación como amputaciones, daños renales, problemas de la vista y del corazón.
- Entre 2006 y 2012 el aumento en el sobrepeso fue de 2% y la obesidad 10.7%.
- En adolescentes de entre 15 y 18 años, 22.7% son inactivos, 18.3% son moderadamente activos y 59% realizan alguna actividad física.
- La Ciudad de México tuvo 39.9% de sobrepeso y 33.9% de obesidad y la zona sur de México presentó 39.6% de sobrepeso y 31.6% de obesidad.
- La región norte del país tuvo una prevalencia de sobrepeso del 35.9% y de obesidad del 37.2%.
En líneas generales, la salud del país mejoró en algunos aspectos, aunque ciertas cifras revelan rezagos y tibieza en la aplicación de políticas eficaces, sobre todo en relación con la industria alimenticia, la publicidad y la comida chatarra.
Estrategias para una alimentación saludable
Los mexicanos tienden a consumir menos frutas y verduras, más grasas y azúcares simples, lo que se considera como una conducta incorrecta. Lo acelerado de la vida en las grandes ciudades, ha provocado que las familias consuman cada vez más productos de rápida preparación o, bien, los adquieran fuera del hogar, alimentos que, con mucha frecuencia contienen grandes cantidades de grasas, sodio, azúcares simples y muy poca fibra.
Lo que se debe hacer es orientar a la población hacia una alimentación equilibrada, con el consumo de productos bajos en grasa y azúcares y elevados en fibra, es decir, dirigirlos hacia un consumo saludable a través de una dieta adecuada.
A nivel de políticas públicas, en lo que se refiere a la alimentación, se debe trabajar en la educación de la población, donde todos sepan qué hacer. Con respecto del compromiso de la industria, ésta debe desarrollar productos con características de acuerdo con la alimentación sana y proporcionar la información correspondiente a la población.
De hecho, la industria está haciendo lo que debe, con el desarrollo de productos bajos en grasas, azúcares, sodio, con mayor contenido de fibra y probióticos. Desafortunadamente estos productos son más costosos, lo que hace que la población en general los consuma menos.
Por otro lado, las estrategias de mercadeo deben llevarse a cabo con el fin de que la población comprenda los beneficios de consumir este tipo de alimentos. La publicidad de estos productos está dirigida a los estratos sociales altos, sin embargo, también es necesario dirigirlos a los niveles más bajos.
Dentro de los programas públicos, el ejercicio físico es una actividad que se debe impulsar, además de campañas de prevención de visita al médico para identificar algún indicador como glucosa, tensión arterial, peso, estatura y circunferencia de cintura, triglicéridos y colesterol, factores que resultan ser claves para detectar algún tipo de enfermedad. Asimismo, se cuenta con la herramienta de El Plato del Bien Comer, el cual se debe aprovechar.
Conclusiones
Actualmente hay más población de mayor edad, menor prevalencia de desnutrición (aunque sus secuelas todavía no desaparecen), presencia de obesidad y enfermedades crónicas.
En este escenario, de nuevo la educación en la nutrición, la promoción de una alimentación adecuada y estilos de vida sanos, recobra fuerza. Es así, que uno de los mayores desafíos a enfrentar, es la tarea de mejorar la nutrición y promover mejores hábitos alimentarios que favorezca la salud.
Todas las recomendaciones destinadas a alentar y apoyar dietas adecuadas y formas de vida sanas deben ser aceptables desde el punto de vista cultural, y viables desde el punto de vista económico.
Autor: Dra. Roxana Valdés-Ramos, Coordinadora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Ciencias de la Salud (CIEACS). Líder del Cuerpo Académico de Nutrición y Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Fuente: Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT2012).