El sistema inmunológico es un tema de gran interés a nivel mundial, principalmente en el último año, con un incremento potencial durante la cuarentena debido a que las personas buscan ser proactivas en su bienestar y en la posibilidad de prevenir enfermedades.
El sistema inmune innato son barreras físicas que el organismo interpone frente a posibles agresiones, como la piel, las mucosas y las secreciones, entre otros.
Por su parte, el sistema inmune adquirido no es congénito, se aprende. Este proceso comienza cuando el sistema inmunológico de la persona encuentra a invasores extraños y reconoce sustancias no naturales (antígenos). Ellos se adquieren a través de las vacunas o la exposición a ciertos patógenos. Son barreras químicas y biológicas.
La construcción de un sistema fuerte comienza desde la gestación, continúa de manera crucial durante los primeros años de vida, evoluciona durante la infancia a través de la exposición a múltiples desafíos, y continúa su proceso durante la edad adulta.
Ingredientes funcionales para cuidar el sistema inmunológico
Expertos de la división de nutrición humana de BASF explican cuáles son los nutrientes esenciales que deben incorporarse para llevar una alimentación saludable que fortalecen el sistema inmunológico y cuáles son los factores que lo afectan.
- Los ingredientes más buscados para la salud intestinal son los prebióticos y los probióticos.
- El consumo de alimentos fermentados como yogur con probióticos o prebióticos y suplementos dietarios, son una de las estrategias para contribuir a reforzar nuestra propia flora intestinal.
- Existen microingredientes saludables que contribuyen al fortalecimiento del sistema inmune, disminuyen el riesgo de alergias, infecciones respiratorias, enfermedades autoinmunes e inflamaciones crónicas.
- La vitamina A es precursora del ácido retinoico, el regulador clave del sistema inmune.
- En tanto, la vitamina D regula las proteínas del sistema inmune con acción antimicrobiana. Se encuentra en las carnes rojas, quesos, huevos y pescados.
- Por su parte, la vitamina B12 modula las células inmunes y dirige los linfocitos a los tejidos infectados.
- Los carotenoides. El beta-caroteno cumple los mismos efectos que la vitamina A y los carotenoides en general, tienen una función antioxidante y de protección de los tejidos. Tienen un papel relevante en el sistema inmune del intestino.
- Pueden encontrarse en frutas y hortalizas de color verde, el tomate, el brócoli, las espinacas, la calabaza, la lechuga y los pimientos.
- Las HMO promueven el crecimiento de bacterias benéficas en el intestino. Inhibe el crecimiento de patógenos y modula el sistema inmune en el intestino.
- La vitamina E. Es otra de las vitaminas que inhiben el ingreso de patógenos en la piel, los ojos, el pulmón y el intestino. Su función principal es antinflamatoria, además de estimular las células inmunes, especialmente en las personas mayores.
- Los DHA/EPA tienen una función antinflamatoria, además de estimular las células inmunes. Se encuentran en los pescados o algas.
Rutinas de la cuarentena que afectan el sistema inmune
- La ingesta insuficiente de frutas y verduras frescas genera falta de micronutrientes, proteínas y ácidos esenciales.
- La falta de ejercicio origina una estimulación insuficiente en los tejidos corporales.
- El ejercicio físico extremo y extenuante también se traduce en un sistema inmunológico debilitado en el corto plazo.
- La falta de sueño o de mala calidad del descanso produce una alteración de la regulación del sistema inmunológico.
- No exponerse a la luz solar genera insuficiente producción de vitamina D en la piel.
- Estrés crónico. Las hormonas del estrés pueden anular la eficacia del sistema inmunológico.
- El agotamiento hace que los recursos disponibles para el funcionamiento adecuado de la respuesta inmunológica sean insuficientes.