Para garantizar la inocuidad en la industria de alimentos, es necesario que exista un sistema de gestión eficaz y adecuado. Sin embargo, se argumenta que muchas de las prácticas de higiene indeseables en el lugar de trabajo a menudo están profundamente arraigadas en la cultura de la organización y no se pueden revertir fácilmente.
En ese sentido, se debe trabajar arduamente para identificar la causa raíz y establecer un compromiso y un rol positivo desde la alta dirección. Para construir e incorporar una cultura positiva de inocuidad en la organización.
La forma en que la higiene alimentaria se construye socialmente entre los empleados, y dentro del entorno laboral puede influir fuertemente en el valor que le asigna el individuo.
Una recomendación ampliamente reconocida para los manipuladores de alimentos es que se mantengan alejados de su lugar de trabajo cuando presenten síntomas de enfermedad. Principalmente vómitos y diarrea.
Aunque, se sabe que no siempre los colaboradores se adhieren a esta recomendación y continúan trabajando a pesar de presentar tales síntomas.
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Cultura de inocuidad laboral en las empresas
El establecimiento y mantenimiento de una cultura positiva de inocuidad de los alimentos es fundamental para el buen funcionamiento de cualquier sistema de higiene alimentaria.
Por ello, para tener una cultura positiva de inocuidad alimentaria es importante cumplir los siguientes aspectos:
• Compromiso de la dirección y de todo el personal con la producción y manipulación de alimentos inocuos
• Liderazgo para establecer la orientación correcta e involucrar a todo el personal en las prácticas de inocuidad de los alimentos
• Conciencia sobre la importancia de la higiene de los alimentos por parte de todo el personal de la empresa de alimentos
• Comunicación abierta y clara entre todos los miembros del personal de la empresa de alimentos, incluida la comunicación sobre desviaciones y expectativas
• La disponibilidad de recursos suficientes para asegurar el funcionamiento eficaz del sistema de higiene de los alimentos
Cinco claves para que los empleados temporales cumplan normas de inocuidad
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, la pandemia impacto el campo laboral a nivel global con una práctica conocida como la Gran Renuncia. La cual describe el número récord de las personas que dejaron su trabajo de manera voluntaria desde 2020 y se sigue viendo tres años después.
En ese sentido, un número importante de empresas están recurriendo a los trabajadores temporales para cubrir los puestos vacantes. Aunque esto podría mejorar la cobertura de los turnos de trabajo y a mantener los niveles de productividad, depender de mano de obra temporal incluye una serie de riesgos, especialmente para la inocuidad alimentaria.
Por esa razón, AIB International comparte cinco claves para que los trabajadores temporales cumplan las normas de inocuidad alimentaria:
1. Optimizar la documentación de la política de inocuidad alimentaria
Las políticas de inocuidad alimentaria son complejas y requieren una documentación extensa. Los nuevos trabajadores son expuestos a una gran cantidad de información y estímulos, lo que dificulta el aprendizaje de procesos complejos.
Por esa razón, simplificar el volumen, la longitud, la complejidad y el diseño de la documentación de la política enseñará de manera más efectiva a los trabajadores en los procedimientos, y en consecuencia garantizará un mejor cumplimiento de las políticas.
2. Capacitación adecuada en inocuidad alimentaria
Antes del primer turno, los trabajadores deben tener una capacitación detallada sobre los protocolos y procedimientos de inocuidad alimentaria que deben seguir. Priorizando la información más importante para maximizar la eficiencia.
Los empleados temporales tienen una alta tasa de rotación, así que, si la capacitación es muy larga, el tiempo, esfuerzo, y costo involucrado en el proceso no valdrán la pena. Se recomienda enfocarse en los procedimientos o políticas que necesitan saber para su función específica. En lugar de resaltar la cultura de la empresa o los valores de inocuidad alimentaria.
3. Dar tareas apropiadas a los trabajadores temporales
El que los trabajadores temporales no estén familiarizados con los procesos y normas de inocuidad alimentaria puede poner en peligro la inocuidad de los alimentos. Por lo que es importante limitar su participación en tareas de alto riesgo.
En ese sentido, la consultora recomienda evitar dar tareas a trabajadores temporales que involucren la medición de productos químicos, parámetros de procesamiento de alimentos o la realización de procesos de dosificación.
Si es necesario, se aconseja reasignar empleados de tiempo completo de confianza a tareas más delicadas. Y aprovechar a los empleados temporales en procesos menos riesgosos donde los empleados de tiempo completo y las cámaras de circuito cerrado de televisión puedan monitorearlos.
4. Abordar los problemas rápidamente
Mientras se supervisa el rendimiento, es importante abordar problemas de cumplimiento de normas lo antes posible. Para ello, se debe identificar dónde se desvió el empleado del procedimiento y demostrar qué se debe hacer en su lugar.
Cuando sea necesario, es una medida recomendable el poder guiar a los trabajadores a través de las medidas correctivas, incluida la notificación a los supervisores sobre una violación de inocuidad alimentaria. Una respuesta rápida ayudará a evitar que ocurran incidentes adicionales y minimizará futurasminterrupciones en la operación.
5. Incentivar el cumplimiento
Recompensar el buen comportamiento suele ser más efectivo que sancionar los errores. Lo aconsejable es incentivar el cumplimiento más riguroso de las políticas y procedimientos de inocuidad alimentaria de todas las formas posibles.
De manera tangible, la gerencia puede reconocer el rendimiento de los empleados, incluso puede premiar a la persona que sea más diligente con las normas de inocuidad alimentaria.
Finalmente, usar el refuerzo positivo cuando los trabajadores siguen los procedimientos correctamente o mejoran las métricas de cumplimiento, los alienta a asumir más sus funciones y su responsabilidad inherente de proteger la salud pública.