La industria de procesamiento de proteína animal es una de las más complejas y reguladas dentro del sistema agroalimentario global. Este sector demanda alta eficiencia operativa, control de inocuidad, tecnología para el bienestar animal, y cumplimiento ambiental riguroso, a la vez que se adapta a cambios en el consumo, las cadenas logísticas y las regulaciones internacionales.
En este entorno, la maquinaria industrial desempeña un papel estratégico: es el eslabón que conecta producción primaria con seguridad alimentaria, competitividad exportadora y transformación sostenible.
Según datos de 2024 de Research and Markets, el valor del mercado global de maquinaria para procesamiento cárnico superó los USD 14.000 millones en 2023 y se proyecta que crezca a una tasa compuesta de más del 6% anual hacia 2030, impulsado por la automatización, trazabilidad, requisitos sanitarios más estrictos y un mayor enfoque en eficiencia hídrica y energética.
En este escenario, Brasil emerge como un protagonista inesperado: de importador neto a desarrollador y ahora exportador de maquinaria especializada, principalmente en el segmento de procesamiento de carne bovina, avícola y porcina.
Una industria que dejó de mirar hacia afuera para liderar desde adentro
Durante décadas, Brasil dependió casi exclusivamente de la importación de maquinaria para el procesamiento de proteína animal. Equipos provenientes de potencias como Estados Unidos, Alemania o Japón eran esenciales para mantener operativa una industria que hoy se posiciona como una de las más relevantes del mundo. Sin embargo, el panorama cambió. Y cambió radicalmente.
“Actualmente ya no importamos tanto porque los empresarios brasileños lograron desarrollar tecnología propia”, afirma en entrevista exclusiva para The Food Tech®, Paulo Guerra, Gerente de Relaciones Institucionales de la Asociación Brasileña de la Industria de Máquinas y Equipos (ABIMAQ). “Brasil es líder mundial en exportación de carne de res y pollo, y esa posición no se sostiene sin tecnología eficiente y competitiva”, puntualiza.
El crecimiento del consumo doméstico de proteína animal fue clave para iniciar esta transformación, pero el verdadero impulso llegó con las exportaciones. En la medida que los productores brasileños comenzaron a competir en los mercados internacionales, surgió la necesidad urgente de maquinaria más eficiente, alineada con exigencias globales de productividad y sostenibilidad.

Tecnología verde y productividad: un equilibrio posible
Con el crecimiento del mercado internacional vino también el desafío de cumplir con normativas ambientales internacionales, como las del Pacto Verde Europeo o las exigencias del USDA para maquinaria utilizada en plantas de procesamiento cárnico.
La maquinaria brasileña ha comenzado a adaptarse a esta nueva realidad, incorporando sensores inteligentes, sistemas de recuperación de agua, reducción de residuos y trazabilidad en línea.
Uno de los mayores desafíos —y oportunidades— para esta industria es el desarrollo de maquinaria con menor impacto ambiental. El consumo de agua, el manejo de residuos y el cumplimiento de normas ambientales son prioridades, tanto por legislación interna como por exigencias de los países importadores.
“La presión internacional, especialmente desde Europa, obliga a que la maquinaria brasileña esté alineada con las normativas más estrictas en términos de sostenibilidad”, señala Guerra. Esto ha impulsado el diseño de tecnologías que disminuyen residuos, optimizan recursos y promueven el bienestar animal. “La inteligencia artificial ya se utiliza para reducir el estrés animal y hacer más eficiente el proceso”, destaca.
Además, la creatividad brasileña ha jugado un rol fundamental. Soluciones adaptadas a la realidad del país —grandes frigoríficos, pero también pequeños y medianos productores— están marcando la diferencia, en un entorno donde la personalización y la eficiencia energética son claves.
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Desarrollo con base científica y local
La sinergia entre industria y academia es otro de los pilares del avance brasileño. “Muchos proyectos se desarrollan en conjunto con universidades. Eso permite adaptar soluciones a nuestra realidad, sin dejar de pensar en su potencial global”, comenta Guerra.
El ecosistema de innovación se ha nutrido de alianzas entre industria, universidades y centros tecnológicos, especialmente en el sur de Brasil, donde se concentran clústeres agroindustriales de carne avícola y bovina. “Trabajar con la academia permite comprender mejor los procesos y crear soluciones adaptadas a nuestra realidad. Lo que funciona en Alemania no siempre se adapta al campo brasileño”, subraya el vocero de ABIMAQ.
En este contexto, las tecnologías no solo se diseñan para grandes plantas, sino también para pequeños productores, que enfrentan limitaciones específicas en cuanto a inversión, energía y agua. “No podemos simplemente copiar modelos del exterior, debemos desarrollar desde la base de nuestra complejidad territorial y productiva”, asegura.

Proyección internacional: cifras que respaldan el avance
Brasil ya comienza a posicionarse como un proveedor confiable de maquinaria para el procesamiento de proteína animal. El crecimiento es evidente:
- En 2023, Brasil exportó USD 4 mil millones en maquinaria al mercado estadounidense, con un crecimiento del 26% frente al año anterior.
- Según cifras estimadas en IPPE 2025, el pabellón de Brazil Machinery Solutions/ABIMAQ generó USD 22,54 millones, un aumento del 80% respecto a 2024.
- El volumen exportado por las 13 empresas brasileñas expositoras en IPPE creció 11,5% de 2023 a 2024.
- Estados Unidos se convirtió en el principal importador de maquinaria brasileña del sector, con USD 107,5 millones en exportaciones en 2024, por lo que pasó a ser el principal importador de maquinaria brasileña en este sector, superando a Argentina, que durante muchos años se posicionó como el principal importador.
- El país norteamericano es el 2º mayor mercado consumidor de proteína animal del mundo y también el 3º principal destino de las exportaciones brasileñas de máquinas y equipos para el procesamiento de proteína animal.
5 barreras que aún desafían la competitividad
A pesar de los avances, el sector enfrenta retos estructurales y técnicos que limitan su desarrollo sostenido. Paulo Guerra los describe como “factores crónicos”, pero también como áreas estratégicas de mejora:
- Financiamiento industrial limitado: El acceso a crédito especializado para maquinaria industrial en Brasil tiene costos financieros hasta un 60% superiores a los promedios de países de la OCDE. Esto afecta la renovación tecnológica, especialmente entre PYMES.
- Infraestructura logística deficiente: Transportar maquinaria de gran escala en un país continental como Brasil es un reto, lo que incrementa los tiempos y costos operativos.
- Falta de certificaciones internacionales locales: Aún muchas máquinas deben ser enviadas a laboratorios de Europa o Estados Unidos para su certificación. Esto encarece el proceso y ralentiza la llegada al mercado.
- Especialización técnica insuficiente: Aunque Brasil cuenta con talento técnico, existe una brecha crítica en perfiles especializados en ingeniería mecatrónica, automatización alimentaria e integración digital.
- Percepción internacional y posicionamiento de marca país: “Uno de los mayores retos es convencer al mundo de que Brasil también exporta tecnología”, afirma Guerra. La imagen del país como proveedor primario aún predomina sobre su rol tecnológico en mercados exigentes.
“Los altos costos logísticos internos, la dificultad de acceso a financiamiento y los retos regulatorios son factores que limitan la expansión. Tenemos que estar cerca de los polos productivos, pero también necesitamos políticas públicas que faciliten las certificaciones internacionales sin costos excesivos”, explica el vocero de ABIMAQ.
En ese sentido, el papel del Estado es clave: “El gobierno debe incentivar la participación en ferias internacionales, apoyar la certificación de maquinaria en Brasil y ayudar a posicionar la tecnología brasileña como un producto de calidad y valor agregado”, argumenta Guerra.
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Brasil también es tecnología
“Somos reconocidos por nuestra cultura, nuestra música, nuestra carne, pero también desarrollamos soluciones tecnológicas altamente competitivas y más accesibles”, apunta Guerra.
El crecimiento del consumo de proteína animal —tanto de origen animal como vegetal— a nivel global abre nuevas oportunidades. Con mercados como China, Estados Unidos y América Latina demandando cada vez más soluciones sostenibles, eficientes y seguras, Brasil tiene ante sí una ventana de oportunidad para consolidarse como un actor tecnológico global en el sector de procesamiento de alimentos.
Brasil ya no solo exporta carne: también está exportando las máquinas que la procesan. Con una industria que invierte en innovación, alianzas académicas y sostenibilidad, y que comienza a trazar una narrativa propia en ferias internacionales, el país avanza hacia un nuevo liderazgo tecnológico.
El desafío ahora está en consolidar esa reputación, seguir eliminando barreras internas y fortalecer un ecosistema que impulse a más empresas a mirar hacia el futuro, no solo como productores, sino como desarrolladores de tecnología de clase mundial.

Tendencias para 2030: automatización, trazabilidad y soluciones híbridas
El futuro de la maquinaria para procesamiento de proteína animal se está fortaleciendo, así lo muestran varias de las macrotendencias que marcarán la pauta hacia 2030:
- Maquinaria conectada e integrada a la industria 4.0: Sensores en tiempo real, análisis predictivo y control remoto se volverán estándar. Esto permitirá anticipar fallas, reducir el downtime y mejorar la trazabilidad.
- Sistemas modulares y escalables: Equipos adaptables para plantas de distintos tamaños permitirán una industrialización progresiva para medianos y pequeños productores.
- Eficiencia hídrica y energética: Se espera que el uso de agua por tonelada procesada se reduzca en un 20% hacia 2030, en línea con exigencias de sostenibilidad de los grandes compradores internacionales.
- Inteligencia artificial para bienestar animal y control de calidad: Desde cámaras térmicas hasta algoritmos que miden el nivel de estrés animal, la IA será una herramienta clave para cumplir con estándares éticos y sanitarios.
- Desarrollo de maquinaria para proteínas alternativas: Se proyecta una demanda creciente en equipos capaces de procesar proteínas vegetales, fermentadas o cultivadas en biorreactores, abriendo un nuevo nicho para fabricantes tradicionales.