Recientemente Nestlé presentó la Alianza de Bancos de Alimentos, una iniciativa global que fortalece su colaboración con la Red Mundial de Bancos de Alimentos (GFN), Alimentando a Estados Unidos y la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA), con el objetivo de combatir el desperdicio de alimentos y mejorar la seguridad nutricional en más de 80 países.
Según la compañía suiza, la alianza consolidará su impacto a través de tres ejes estratégicos: transferencia de buenas prácticas operativas, soporte técnico para redes locales y activación de voluntariado corporativo.
El compromiso busca atender a más de 100 millones de personas, movilizando recursos a lo largo de toda la cadena de valor, desde la producción hasta la distribución.
En términos de inversión social, Nestlé destinó en 2024 un total de 152 millones de francos suizos a actos solidarios, de los cuales 110 millones se tradujeron en donaciones de productos.
Este flujo filantrópico engloba tanto proyectos estructurales como intervenciones de emergencia frente a crisis climáticas o humanitarias.
Avances regionales con impacto global
En Italia, uno de los mercados más maduros de la compañía, la compañía ha fortalecido su vínculo con la Fundación Banco Alimentare, al donar más de mil 500 toneladas de productos durante 2024; en los primeros cinco meses de 2025 ya registra más de 560 toneladas adicionales.
Estos volúmenes han permitido impulsar modelos de economía circular como “Bruma viva” –dirigido a la valorización de cáscaras de avellana– y “Nescafé: Del residuo al sabor”, que transforma posos en nuevas tazas sostenibles.
En México, Nestlé ha colaborado históricamente con la Red Nacional de Bancos de Alimentos (BAMX). En los últimos 14 años, ha entregado más de 30 mil toneladas de productos, lo cual equivale a 150 millones de raciones. Además, en 2023 donó más de 4 mil toneladas para comunidades cafetaleras, beneficiando en promedio a 14 mil familias al año.
Estas cifras evidencian el impacto dual: mitigación del desperdicio y fortalecimiento del acceso a alimentación adecuada.

Relevancia para la industria alimentaria
La industria de bebidas, como sector clave de la cadena alimentaria, puede desempeñar un rol central en este modelo de intervención. Las compañías productoras de bebidas alcohólicas, jugos, agua y refrescos tienen oportunidades reales para:
- Coordinar donaciones segregadas: diseñar líneas logísticas específicas para productos próximos a vencimiento, facilitando su entrega a cadenas de bancos de alimentos.
- Promover redes de revalorización: colaborar en la reutilización de residuos de envasado o subproductos líquidos, transformándolos en insumos de consumo humano o animal.
- Fomentar el voluntariado especializado: incentivar la participación de empleados en labores de clasificación, logística y distribución desde plantas y centros de acopio.
Estos mecanismos logísticos y técnicos reducirían significativamente tanto las mermas internas como los impactos ambientales, contribuyendo también al cumplimiento de estándares ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) que cada día cobran mayor peso en mercados globales.
Cabe señalar que esta alianza representa un modelo de acción que convierte el desperdicio en oportunidad, y el acceso a alimentos en un elemento central de la sostenibilidad corporativa.
Adoptar este enfoque puede mejorar la eficiencia, fortalecer la imagen de marca y abrir nuevas líneas de negociación con stakeholders, desde clientes institucionales hasta fondos ESG.
Finalmente, en un entorno donde la sostenibilidad es requisito y ventaja competitiva, integrar la redistribución alimentaria en la estrategia corporativa hace la diferencia.
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