La pandemia por Covid-19 que se vive a nivel global ha provocado cambios en las formas de consumo, una de ellas es que el consumidor revisa de manera minuciosa las etiquetas a fin de conocer el origen de los alimentos que consume.
Un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios señala que la mayoría de los consumidores considera el origen de los alimentos una cuestión de gran importancia. Incluso, el 40% de ellos pagaría hasta un 5% más por un producto que mencione su lugar de procedencia.
El etiquetado juega un papel fundamental para que los consumidores conozcan el origen de los alimentos y éste se indica por ejemplo en los alimentos frescos como frutas, verduras, carnes, pescados y mariscos. En el caso de los productos que se venden a granel, debe existir un apartado con la leyenda de origen en la descripción del producto que se oferta.
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Además del etiquetado, se puede tener información del origen a través de internet o del código QR del producto, ya que algunas empresas introducen toda la información sobre sus productos a través de este sistema. Pero esto supone un inconveniente para muchos usuarios, y por ello la mayoría prefiere que las etiquetas sean más claras y precisas respecto a esta información.
El consumo local tiene más fuerza
En ese sentido, el e-commerce atiende esta demanda de los consumidores y apuesta por el localismo, con el propósito de mejorar la calidad y el precio de los productos que se consumen. La industria de alimentación también ha sido parte de este proceso y los agricultores y ganaderos han tenido que buscar nuevas vías para dar salida a sus productos y lo han hecho a través del comercio electrónico.
Los marketplaces son el futuro de la compra online, porque ponen a disposición de los clientes un amplio catálogo de productos y vendedores para que estos llenen su cesta de la compra con género local y accesible.
Según datos de Kantar, el Covid-19 ha impulsado el localismo porque ahora los consumidores prefieren productos locales por encima de los que llegan de fuera. 65% de los consumidores prefieren comprar productos elaborados en su país de origen.