El intestino humano alberga un complejo ecosistema microbiano que influye directamente en la homeostasis inmunológica, el metabolismo y la salud general. Entre los microorganismos probióticos más estudiados por su impacto beneficioso en la salud intestinal se encuentra lactobacillus casei Shirota.
Esta cepa probiótica está clasificada como segura para el consumo humano (GRAS y QPS) y se incluye en múltiples productos comerciales debido a su estabilidad tecnológica y eficacia clínicamente documentada.
Lactobacillus casei Shirota representa una de las cepas probióticas con mayor respaldo científico en la promoción de la salud intestinal.
Sus mecanismos de acción multifactoriales, que incluyen la inhibición de patógenos, la inmunomodulación, la modulación de la microbiota y la producción de metabolitos beneficiosos, lo convierten en un aliado prometedor en la nutrición clínica y funcional.
Mecanismos de acción de lactobacillus casei shirota
Cuando se consume lactobacillus casei shirota va a estimular el crecimiento de bacterias buenas y que puedan crecer para que estas bacterias buenas puedan ser más que las bacterias malas y se mantenga un equilibrio que genera una buena salud intestinal.
En entrevista con The Food Tech ® Angélica Díaz Aranda, Gerente de Difusión Científica de Yakult México, señala que la colonización es un tema de competencia porque estas bacterias buenas estarán compitiendo con las bacterias malas para sobrevivir y de esta manera puedan más prevalecer.
“Este buen equilibrio no quiere decir que toda la microbiota intestinal sea solamente compuesta de bacterias buenas. Todavía no hay una fuente que indique qué porcentaje exactamente hay, se habla solamente de un equilibrio intestinal, que es cuando se mantiene la salud. Ya cuando se rompe este equilibrio intestinal y prevalecen más las bacterias malas sobre las buenas es cuando vienen procesos de inflamación intestinal y enfermedad”, subraya la especialista.
Díaz Aranda señala que se ha visto que el consumo de lactobacillus casei shirota actúa por competencia y entonces en un consumo constante, normalmente puede ayudar a que se erradique la bacteria, pero no sustituyendo un medicamento.

Lactobacillus casei shirota y las enfermedades gastrointestinales
De acuerdo con la científica, Lactobacillus casei shirota tiene diversas evidencias clínicas como tal, las principales se agruparían en:
- Enfermedades crónico degenerativas. Están asociadas a enfermedades derivadas de una mala alimentación como la diabetes, la obesidad, la hipertensión. Si se tienen una o varias de estas enfermedades cursan con una inflamación de los órganos y principalmente el órgano inflamado está asociado con los tejidos intestinales. Una de las grandes ventajas que se tienen a través de los probióticos como Lactobacillus Casei shirota, es tratar de mediar esta inflamación intestinal que puede ser de baja intensidad, pero que constante puede estar provocando un daño, a largo plazo, siendo que se puede generar una permeabilidad intestinal.
- Estreñimiento y la constipación. En el momento que Lactobacillus casei shirota llega a nivel intestinal, va a producir ácido láctico, lo que va a promover un buen movimiento intestinal, de tal manera que la evacuación intestinal será constante. Lo normal es evacuar diariamente, pero no tardar más de tres días en hacerlo, porque esas heces fecales que se quedan estancadas a nivel intestinal y esas sustancias pueden estar permeando a los tejidos intestinales al estar estacionados por mucho tiempo ahí.
Modulación eje intestino-cerebro
“La microbiota intestinal son los inquilinos que viven sobre nuestro intestino, están determinando nuestra salud intestinal. Entonces ahora hay una conexión que es bidireccional, que es del intestino hacia el cerebro y del cerebro al intestino, generando varias vías de señalización que prácticamente van a estar influyendo directamente” enfatiza la experta.
Señala que si el intestino está inflamado, también puede subir las señales y estudios han demostrado que también el cerebro puede estar influenciado sobre esa inflamación. Y al revés, si el cerebro está inflamado puede estar bajando directamente.
“Entonces es un conjunto de señalizaciones que van directamente en ambos sentidos y que recordemos que sustancias se están produciendo a nivel intestinal y a nivel del cerebro y se están intercambiando de tal manera que lo que nosotros comemos y no podemos digerir por las enzimas”, indica.
Las investigaciones demuestran que la microbiota intestinal si lo pueden digerir y esos metabolitos que se generan ayudarán a la parte del cerebro o subirán al cerebro para tener señalizaciones, lo cual impactará directamente sobre la salud y de esta manera entonces esas sustancias pueden ser o benéficas o perjudiciales.

¿Qué potencia la colonización del Lactobacillus casei shirota en el intestino?
Angélica Díaz, considera necesario hacer la distinción entre los probióticos, que son microorganismos vivos consumidos en una cantidad adecuada y proporciona un beneficio a la salud, de los prebióticos, que, a diferencia de los probióticos, son fibras dietéticas, y que fungen como el alimento del probiótico.
“Es decir, están las bacterias que comen prebióticos, y en el momento que se alimenta, se fortalecen más los probióticos en general y surge un concepto nuevo que son los simbióticos cuando se combinan en general. Y justamente está en campo de investigación cuáles serían los mejores prebióticos o fibras dietéticas que se consumirían tanto para los humanos como para las bacterias”, refiere Díaz Aranda.
Le experta señala que también se habla de la inulina y se puede hablar de muchas fibras, e incluso los investigadores de ciencias genómicas están en esa parte de la investigación, aunque considera que aún hay un largo camino por recorrer.
En el momento que los probióticos se alimentan de estos prebióticos se generan ácidos grasos de cadena corta, lo cual es súper importante como mecanismo de acción. Porque en el momento que se generan estas sustancias o ácidos grasos de cadena corta, que son tres:
- el acetato
- el butirato
- el propionato
“Estas tres sustancias que se generan gracias a probióticos más prebióticos, ayudan o son el combustible para la regeneración de los colonocitos, que son aquellas unidades estructurales en nuestro intestino que se van a alimentar y que entonces van a mantener la salud de nuestro colon”, explica.
Agrega: “gracias a eso, se puede estar regenerando constantemente nuestro intestino. Y a su vez, se ha visto que ayudan al mantenimiento, por ejemplo, de evitar la resistencia a la insulina. Entonces las sustancias generadas ayudan no solo al colonocito, sino a nivel sistémico de todo el cuerpo”.
¿Cómo potenciar la actividad antioxidante de lactobacillus casei shirota?
Los polifenoles y otras sustancias como algunas vitaminas son ampliamente antioxidantes. El cuerpo humano necesita ese efecto antioxidante en varios órganos vitales, incluso en la piel.
“Todos los días estamos expuestos a un estrés metabólico, o sea interno, por todos los procesos que estamos sufriendo y más en las personas que padecen enfermedades crónicas, pero también, al exterior,” explica.
“Entonces, en el caso de los polifenoles y otros, es importante porque, por una parte, conservan la salud intestinal y por otra parte también van a actuar en conjunto con la microbiota intestinal para tener buen efecto al interior tanto del intestino como toda la señalización que hay para todos los demás órganos, incluyendo el eje intestino cerebro”, acota.
Respecto a la formulación de simbióticos combinando lactobacillus casei shirota en el desarrollo de nuevos productos funcionales, Angélica Díaz explica que ahora existen productos que están combinando probióticos con prebióticos, y se siguen desarrollando más fórmulas.
“Lo más importante es tener en cuenta que son suplementos y se debe ver de qué manera se consumen, si es diario o por un período específico. Porque ahí es donde radica la diferencia entre un alimento funcional con probióticos”, asevera.

El futuro de la salud intestinal
“Actualmente estamos hablando de una nutrición personalizada y específicamente de una medicina personalizada que le llaman nutrición de precisión. Este concepto surgió cuando mucho hace dos décadas en Europa, donde los nutriólogos hacemos recomendaciones nutrimentales en función de los beneficios de los alimentos”, comenta Díaz Aranda.
La especialista indica que los estudios genéticos de cada persona determinarán que una persona el jitomate le resulta benéfico y quizá a otra persona no. En ese sentido, hoy existen kits que permiten ver, a través de la mucosa o de algunas muestras, la genética que determina en un semáforo los alimentos que una persona en base a ese estudio puede consumir.
“Actualmente, los estudios clínicos de la microbiota solo están en los institutos, pero en un futuro lo tendremos al alcance como si fuera un estudio de sangre. La microbiota es como nuestra huella digital para que en realidad se puedan hacer regímenes específicos de alimentación de forma individual. Entonces quizá con la ayuda de la inteligencia artificial y con todos los avances que hay en la ciencia lo podremos tener, porque ya se hace en algunos países de primer mundo”, concluye.
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