En la industria de las bebidas alcohólicas la denominación de origen es una forma de proteger la "marca país" y asegurar que productos como el tequila o el mezcal sean reconocidos y protegidos a nivel global como auténticos productos nacionales, evitando que otros países se apropien de estas, explicó Susana Barroso, presidenta de la Rama 27 de fabricantes de bebidas alcohólicas de Canacintra Nacional.
En el caso del tequila, el Consejo Regulador del Tequila (CRT) es el organismo encargado de certificar que la bebida cumpla con una serie de requisitos técnicos y normativos que aseguren su calidad.
La norma oficial del tequila establece que solo las bebidas elaboradas en ciertas regiones y con el uso del agave azul pueden ser etiquetadas como tequila, dijo en entrevista Susana Barroso.
El mezcal es otro producto que ha ganado protagonismo a nivel mundial gracias a su denominación de origen. Aunque la producción de mezcal ha sido menor que la del tequila, en los últimos años ha crecido, tanto en términos de producción como de reconocimiento internacional.
“Adicionalmente a las denominaciones de origen, hay dos figuras que protegen, digamos, a nuestros productos nacionales, y uno es la indicación geográfica. Por ejemplo, los países europeos utilizan mucho las indicaciones geográficas, que también son una protección y que a lo mejor no requiere tantísima infraestructura como la denominación de origen”, agregó.
Consideró que la industria tendrá que “ir transitando poco a poco hacia allá”. La segunda figura tiene que ver con la marca colectiva. Hoy, el vino mexicano tiene una marca colectiva, eso también permite que los productores se agrupen a través de esta marca.
¿Por qué proteger la denominación de origen?
La denominación de origen no solo protege la calidad de un producto, sostuvo Susana Barroso, sino también las tradiciones que se han transmitido de generación en generación.
En México, cada denominación está vinculada a una historia, a una región específica, a prácticas que reflejan el alma de nuestro país. Proteger estas denominaciones es garantizar que esas tradiciones se mantengan vivas y no se pierdan en el tiempo.
Además, detrás de cada denominación de origen hay productores, pequeños y medianos empresarios, familias completas que viven del cultivo, la cosecha y la elaboración de estos productos.
La protección legal garantiza que no se vean desplazados por productos falsificados o de menor calidad que, al no cumplir con los estándares nacionales, perjudican tanto a los productores como al consumidor.
Cuando aseguramos que un producto lleva la denominación de origen, sabemos que está hecho con insumos locales, que emplea a personas de la región y que el valor generado por su producción queda en el país. Además, se promueve el desarrollo de toda una comunidad que, a través de sus actividades económicas, encuentra un sustento digno en su tierra.
Las denominaciones de origen también contribuyen al crecimiento de rutas turísticas que promueven la economía regional, aseguró la presidenta de la Rama 27 de fabricantes de bebidas alcohólicas de Canacintra Nacional.
Susana Barroso destacó que la protección de la denominación de origen también requiere educar a los consumidores, tanto nacionales como internacionales, sobre la importancia de comprar productos auténticos.
Por lo que campañas como “Gremio Unido”, que promueve la Rama 27 de Canacintra, en la que se destacan videos sobre bebidas como la raicilla son un ejemplo claro de cómo se puede dar visibilidad a las denominaciones de origen y fomentar el consumo responsable y consciente.
El peso de la regulación fiscal
Para que un producto pueda ser comercializado bajo una denominación de origen, debe cumplir con estrictas normas de calidad que aseguren la autenticidad del producto.
Estas normas se relacionan con todos los aspectos de la producción: desde el tipo de insumos utilizados (como el agave para el tequila o el maguey para el mezcal), hasta los procesos de destilación y envasado.
Sin embargo, este cumplimiento implica costos adicionales para los productores, quienes deben asegurar que cada producto cumpla con las normas sanitarias y de calidad que les permitan vender en mercados locales e internacionales.
Además, los principales retos que enfrentan los productores, sobre todo los artesanales, es el costo asociado con las regulaciones fiscales y tributarias.
Los impuestos que gravan las bebidas alcohólicas son altos, debido a la necesidad de cumplir con estrictas normas de calidad, etiquetado y envasado.
El desafío principal se da cuando se proponen aumentos en estos impuestos, ya que este tipo de medidas podría excluir a muchos productores del mercado.
“Lo que necesitamos primero es darle a conocer a nuestras autoridades que los impuestos son de las cosas que más ahorcan al productor, sobre todo más al artesanal, más a los productores que les cuesta trabajo sacar un producto”, consideró.
Prosiguió: “Para poner esa etiqueta tienes que cumplir con normas y para poder venderlo. Tienes que tener un marbete, tienes que darte de alta en el SAT y pagar tus impuestos. No siempre todos los productores están capacitados, muchos son agricultores”.
Además de los impuestos federales, existen regulaciones a nivel municipal que impactan directamente a los productores. Los permisos y licencias municipales para la venta de bebidas alcohólicas, que a veces se imponen por categoría de alcohol, representan una carga adicional.
Estas regulaciones son complejas y no siempre están alineadas con las necesidades del productor, especialmente cuando se trata de pequeñas empresas familiares o proyectos artesanales.
Capacitación para cumplir con las regulaciones
Para enfrentar estos retos regulatorios, Rama 27 es el fortalecimiento de la capacitación. sobre temas fiscales, etiquetado, publicidad, protección de marcas, y más. Estas capacitaciones son fundamentales para garantizar que los productores comprendan las normativas y puedan cumplir con ellas de manera efectiva.
Una de las grandes ventajas de estas capacitaciones es que son impartidas por expertos en cada área, lo que permite a los productores entender y aplicar correctamente las regulaciones sin caer en errores costosos.
Además, al ser grabadas y puestas a disposición en su sitio en línea, estas capacitaciones permiten que los productores de cualquier parte del país puedan acceder a ellas de manera fácil y gratuita.
Durante la entrevista, se explicó que es fundamental que los productores se capaciten sobre cómo proteger sus marcas a través de registros oficiales ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
Las capacitaciones sobre este tema son esenciales para que los productores comprendan los pasos que deben seguir para registrar su producto y evitar que otros se apropien de su identidad.
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